Narcoterrorismo en la Zona Sur de Quintana Roo Pone de Rodillas a las Autoridades, Ante la Implacable Purga que Lleva a Cabo el Cártel de Caborca
1 Mar. 2025
► Falsa tranquilidad: recrudece la violencia en Othón P. Blanco y en la zona Sur del estado en general
► Una semana con diez ejecutados en la zona sur: uno en Javier Rojo Gómez, cinco en Sacxán, tres en Melchor Ocampo y uno en un enfrentamiento en la colonia Solidaridad
► Autoridades mantienen hermetismo ante la ola de crímenes
Redacción/CAMBIO 22
Y el Cártel de Caborca impone su hegemonía y demuestra el poder de sus complicidades al más alto nivel. Los dirigidos por José Gil Caro Quintero desde hace varios días realizan una purga al interior de su organización en la zona Sur de Quintana Roo, tras lograr la expulsión de “Los Chapitos” y mantener su cercanía con algunos políticos y funcionarios.
Hoy, son el grupo criminal dominante en el estado y más en la zona Sur en donde siembran el terror y la muerte conforme avanzan y se consolidan, con el apoyo de autoridades corruptas.
Un nuevo capítulo de dolor y sangre vuelve a enturbiar la otrora vida pacífica de la capital quintanarroense y del municipio de Othón P. Blanco, en general.

Y los pobladores de Quintana Roo lloran a sus muertos por esta nueva escalada de violencia en donde además de arrebatarles la vida a personas han incendiado casas y vehículos en comunidades rurales de la zona Sur, ante el silencio cómplice de las autoridades.
Llevan a cabo verdaderos actos de narcoterrorismo para demostrar su dominio y el control de territorios en poblados aislados y abandonados hasta de la mano de Dios.
La zona rural del Sur de Quintana Roo, tan lejos de la protección de sus autoridades y tan cerca del Cártel de Caborca…
En menos de 24 horas han ocurrido una serie de sucesos que posicionan al estado entre las entidades más violentas del país, pese al empeño de las autoridades en esconderlo y en intentar distorsionarlo a través del silencio de los medios de comunicación de la capital del país y del maquillaje de cifras que hacen llegar al Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Aunque estos ” silencios” dañan a la ciudadanía quintanarroense que los padece y que evidencian los nulos resultados de una política mal llamada humanista que únicamente exhibe a una nueva clase de funcionarios y politicos que conforme pasan los meses y los años se hacen más ricos y poderosos a raíz y en algunos casos de sus complicidades con destacados miembros el crimen organizado.
La aparente tranquilidad en el municipio de Othón P. Blanco se ha visto interrumpida por una escalada de violencia que ha dejado al menos diez personas ejecutadas en la última semana.
Los hechos, registrados en distintas comunidades de la zona sur, incluyen un homicidio en Javier Rojo Gómez, cinco ejecuciones en Sacxán, tres más en la comunidad de Melchor Ocampo y un enfrentamiento armado en la colonia Solidaridad de la cabecera municipal que dejó un fallecido.

Las autoridades mantienen un hermetismo preocupante ante estos crímenes.
Y a nivel nacional la complicidad institucional hace víctimas a los quintanarroenses, situación que los deja a merced de una poderosa organización criminal que desde hace dos sexenios se ha enraizado en las carteras de las autoridades en turno y en patrones de la nueva clase politica de la mal llamada izquierda.
Fuentes cercanas a las investigaciones confirman al diario CAMBIO 22, que los autores de esta nueva oleada de violencia pertenecen al cártel de Caborca, que dirige José Gil Caro Quintero, sobrino del recién entregado a los Estados Unidos, Rafael Caro Quintero El llamado “Jefe de Jefes”.
#ZonaSur | Narcoterrorismo en la Zona Sur de Quintana Roo Pone de Rodillas a las Autoridades, Ante la Implacable Purga que Lleva a Cabo el Cártel de Caborca
Lee la Nota Completa Aquí: ⬇️https://t.co/3dkUa7AGUj pic.twitter.com/gUCwQMIqU1— Diario CAMBIO 22 (@DiarioCAMBIO22) March 1, 2025
Las investigaciones han comprobado que dichas ejecuciones a lo largo y ancho de la zona Sur del estado, obedecen a una purga interna en dicha organización criminal, como se expresaba en una cartulina dejada en uno de los cadáveres encontrados en el poblado de Sacxán, municipio de Othón P. Blanco.

El primer caso ocurrió el martes por la noche, cuando Guilbert Córdova Hernández, de 35 años, fue asesinado a balazos mientras circulaba en motocicleta cerca del campo de fútbol de la alcaldía de Javier Rojo Gómez. Este crimen marcó el inicio de una serie de eventos violentos que se extendieron a otras comunidades. Además, en la misma localidad, se reportó la desaparición del comerciante Mauricio Arroyo Tulio, quien fuese localizado en la madrugada, herido y maniatado junto a los cadáveres en Sacxán.
La madrugada del 1 de marzo, la violencia se recrudeció con el hallazgo de cinco cadáveres en el paradero de Sacxán, Ribera del Río Hondo. Las víctimas, que presentaban huellas de tortura y disparos en la cabeza, aparentemente fueron privadas de su libertad en las últimas 48 horas. Sobre uno de los cuerpos se encontró una cartulina con un mensaje dirigido a supuestos integrantes de un grupo criminal: “Esto le va a pasar a todos los que anden cobrando piso y robando, en esta empresa no se permiten estas cosas, aquí está el ejemplo. Joaquín Cabañas Morales, alias Dumbo, esto va para todos, dejen de estar robando. Atte: Ya saben quién”. Aunque de manera preliminar se menciona que cuatro de las víctimas eran originarias de El Palmar y una de Ucum, esta información no ha sido confirmada oficialmente.

Confirmando que Campeche ya no es un estado seguro, la noche de este viernes fuentes policiales reportaron la muerte de tres personas y varios lesionados tras un ataque a balazos en el poblado “Melchor Ocampo”, perteneciente a la Junta Municipal de Alfredo V. Bonfil. Aunque Melchor Ocampo no forma parte de Othón P. Blanco, por ubicarse en el área limitrofe en disputa con Quintana Roo y la naturaleza violenta del ataque las investigaciones han confirmado una posible conexión con los hechos registrados en Sacxán.
El ataque ocurrió en el parque de la comunidad, casi frente a la iglesia. Según vecinos, los pistoleros, que se desplazaban en una camioneta gris, dispararon contra hombres que supuestamente habían llegado de Tabasco y buscaban rentar una casa en el poblado. Entre las víctimas también se encontraba un vecino, quien resultó herido.
El 28 de febrero, un enfrentamiento armado entre policías y civiles en la colonia Solidaridad de la capital del estado, dejó como saldo un fallecido y la detención de tres presuntos agresores.

El incidente ocurrió poco después del mediodía en el cruce de la Avenida Nicolás Bravo con Erick Paolo Martínez.
De acuerdo con el informe oficial, agentes realizaban un recorrido de vigilancia cuando fueron alertados sobre un posible intento de privación de la libertad. Al acercarse, los sospechosos dispararon contra los uniformados, lo que provocó un enfrentamiento. Como resultado, uno de los presuntos agresores perdió la vida en el sitio, mientras que otros dos resultaron heridos y fueron detenidos junto a un tercer implicado. Se confirmó que los sospechosos portaban chalecos tácticos con la leyenda “FGR”, aunque no pertenecían a la Fiscalía General de la República. El operativo permitió el rescate de una persona que presuntamente estaba siendo privada de su libertad.

Además de los homicidios, se registraron incidentes que podrían estar vinculados a esta ola de crímenes. Anoche, en Ucum, una motocicleta fue incendiada, mientras que en Sacxán cuatro viviendas sufrieron daños por incendios. Aunque se investiga la posible relación entre estos hechos y las ejecuciones, las autoridades no han emitido declaraciones al respecto. Personal del Servicio Médico Forense (Semefo) se encargó del levantamiento de los cuerpos en Sacxán, mientras que las pesquisas continúan para esclarecer los motivos detrás de estos actos violentos.

Esta semana de terror en Othón P. Blanco ha dejado en evidencia la fragilidad de la seguridad en la región. Los habitantes de las comunidades afectadas viven con temor, mientras las autoridades mantienen un silencio que solo incrementa la desconfianza. La violencia, lejos de disminuir, parece recrudecerse, dejando un saldo trágico y una sensación de impunidad que urge ser atendida.
JFCB




















