Profundiza El Cisne Negro en la Oscuridad Humana
17 Feb. 2025
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En esta versión contemporánea de El lago de los cisnes, Rodrigo González se centra en Von Rothbart; afirma a La Razón que quiso “escuchar la voz del antagonista”
Redacción/ CAMBIO 22
El imponente Castillo de Chapultepec será el escenario que recibirá una versión contemporánea del clásico del ballet El lago de los cisnes, a través de El cisne negro, montaje que profundiza en lo más oscuro de la humanidad, representado en el personaje antagónico Von Rothbart, quien convierte a Odette en dicha ave blanca por rechazarlo.
“Tomo El cisne negro como queriendo escuchar la otra voz, la del antagónico Von Rothbart. Es abordar la parte oscura y de las sombras para conocer qué lo llevó a ese lugar. Es una visión menos del bien y el mal, sino plantear que estamos llenos de matices, que siempre estamos decidiendo si elegimos el lado de la luz o la sombra en nuestra propia existencia y naturaleza”, comentó en entrevista con La Razón Rodrigo González, director y coreógrafo del montaje que presenta La Infinita Compañía a partir del 27 de febrero en el Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México.

La historia se aborda desde la danza contemporánea y no desde Sigfrido, el príncipe que se enamora de Odette, sino desde la reina de los cisnes.
“Lo hacemos a partir de la danza contemporánea y usando otros elementos como los escenarios de agua donde bailamos también. Habitamos y nos apropiamos del Castillo de Chapultepec, que es hermosísimo y uno de los grandes monumentos del país y de la ciudad, pues es el lugar propicio para esta puesta en escena. Además, en la noche, las vistas de la ciudad, todo invita a la poesía, al amor, al romanticismo, a la reflexión y habitar una serie de emociones que nos propone la propia obra”, resaltó Rodrigo González, quien trabajó la obra en codirección con el coreógrafo Raúl Tamez.
La belleza del Castillo de Chapultepec, sumada a una escenografía con plataformas móviles y pisos de agua elaborados por Mario Marín, contrasta con la oscuridad de Von Rothbart, a quien su hambre de poder lo lleva a la quiebra. “La ambición, el deseo de dominio, la incapacidad de aceptar el fracaso o el rechazo, de quererlo controlar todo es lo que mueve a Rothbart, quien en nuestra historia es el consejero del rey y aspira a la mano de la princesa para obtener la corona. Esa ambición y deseo de poder lo lleva a sacar lo peor de sí, y tenerla convertida en un cisne. Todas las noches le permite volver a su forma humana para que tenga la oportunidad de que lo acepte y no lo rechace”, comentó.

Dicha situación, para Rodrigo González, a Von Rothbart lo pone en el peor lugar. “Lo vuelve su propia jaula, porque al no permitir que ella diga que no, que él siga su vida y ella también, que puedan encontrar nuevos caminos y nuevos horizontes, también se esclaviza al estar atado a ella todas las noches.
“Es ver que cuando nos quedamos ahí atrapados en algo que no soltamos, que no procesamos, que no trascendemos. Cuando no nos despegamos de eso, tampoco nos permitimos la libertad a nosotros mismos. Él cree que a quien tiene prisionera es a Odette, pero en realidad el que está prisionero es él mismo”, resaltó.
Al igual que en el ballet, en El cisne negro se usa la célebre partitura de Tchaikovsky; sin embargo, se propone una versión que se aleja de la danza clásica.
“Es un ballet que bailé mucho en varias versiones. Poderlo abordar desde mi propia voz y desde una mirada más fresca, contemporánea, es un deleite.
“Me gusta mucho esta música, me parece que se puede bailar de muchas maneras. Claro, ya está muy codificada por la coreografía original, pero poderla decodificar y abordarla desde otros lugares fue una maravilla”, expresó Rodrigo González sobre El cisne negro, cuyas funciones serán hasta el 30 de marzo.
Fuente: Reforma
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