• El turismo, fenómeno social, cultural y económico, se define como la actividad de viajar a otros lugares para conocer nuevos sitios, disfrutar de actividades recreativas o experimentar otras culturas. Sin embargo, han surgido múltiples segmentos, como los de naturaleza, el de negocios o el gastronómico. Recientemente me enteré de la existencia del turismo de jardines; ¡Quién lo diría!

 

Mónica Silva Dávila/CAMBIO 22

Para los historiadores, como Walton, el turismo nació en el siglo XVIII en Inglaterra, donde las estaciones de Bath y Brighton se convirtieron en centros de ocio durante el verano, transformando la idea del tiempo libre. En México, el turismo como actividad económica comenzó a desarrollarse en el siglo XX, específicamente en Yucatán. Fue en 1921 cuando se fundó la primera empresa turística del país, y en 1926, con la reforma a la Ley de Migración, el turista fue incluido como una categoría migratoria, permitiendo su permanencia en el país por un máximo de seis meses.

Las evidencias indican que el turismo en México surgió como resultado de tres procesos convergentes: el primero, económico; el segundo, político y, el tercero, científico, debido a los hallazgos y estudios realizados en Chichén Itzá.

Para 1947, se gestionó la primera Ley Federal del Turismo y, bajo la presidencia de Miguel Alemán Valdés, México recibió un gran impulso en la difusión internacional de su oferta turística.

El turismo, fenómeno social, cultural y económico, se define como la actividad de viajar a otros lugares para conocer nuevos sitios, disfrutar de actividades recreativas o experimentar otras culturas. Sin embargo, han surgido múltiples segmentos, como los de naturaleza, el de negocios o el gastronómico. Recientemente me enteré de la existencia del turismo de jardines; ¡Quién lo diría! Y está bien que haya diversificación turística, pero siempre basados en el turismo sustentable y de la mano, para un final feliz, con el regenerativo.

El turismo sustentable, surgido en 1983, busca que las experiencias turísticas sean respetuosas con el medio ambiente, socialmente responsables y económicamente viables. Se enfoca en minimizar el impacto ambiental negativo y en preservar los destinos para las generaciones futuras.

El turismo regenerativo, por su parte, comenzó a ganar relevancia en la última década. Aunque sus raíces provienen del ecoturismo y el turismo sustentable, ha evolucionado para ir más allá de la sustentabilidad. Este enfoque busca reparar los daños causados al medio ambiente, restaurando y regenerando los ecosistemas y mejorando las condiciones socioambientales de los destinos y sus comunidades.

Por ende, tanto el turismo sustentable como el regenerativo consideran prioritario evaluar los impactos sobre los elementos de la sustentabilidad. Ambos enfoques requieren ser conscientes de la crisis climática y buscar la colaboración de todos los involucrados.

En Coahuila, un caso relevante es el de las experiencias turísticas en El Tunal, en la Sierra de Arteaga, donde los esfuerzos se centran en la reforestación de bosques y la conservación de especies. Los visitantes tienen la oportunidad de participar en actividades como la reforestación, la cosecha en las huertas de manzana, el senderismo responsable, la observación de flora y fauna, y la gastronomía sustentable, mientras aprenden sobre la importancia de preservar estos ecosistemas.

Estas actividades no sólo ayudan a la conservación ambiental, sino que también impulsan la economía local, fomentando la compra de productos artesanales, alimentos locales y experiencias que van más allá del simple disfrute del paisaje. Además, estas prácticas involucran a las comunidades en la gestión del turismo, promoviendo la protección de los recursos naturales y fortaleciendo las tradiciones culturales.

Estos segmentos turísticos invitan a los viajeros a participar activamente en actividades como la reforestación, el agroturismo, la protección de la biodiversidad y el apoyo a las economías locales, fomentando una relación más profunda y significativa con los destinos visitados.

Al elegir el turismo sustentable y regenerativo no sólo se vive una experiencia única e inolvidable, sino que cada paso dado en estos destinos contribuye a la sanación de nuestro planeta y al fortalecimiento de las comunidades que lo cuidan. Es un viaje que no sólo transforma al viajero, sino que deja una huella positiva en el entorno y en las personas, creando un legado de esperanza y armonía para las generaciones futuras.

 

Fuente: Excelsior

redaccionqroo@cambio22.mx

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