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• El sábado recibió sus primeros visitantes, que fueron mexicanos procedentes de Guanajuato

 

 

• No hay cobro de entrada por el momento, porque todavía no hay tarifa autorizada por el gobierno de México 

 

 

• No obstante, la carencia de transporte público de bajo costo hace inaccesible el traslado a la mayoría de las personas, pues taxis de Bacalar cobran 2 mil 500 pesos por el servicio

 

 

• Además, el gobierno de Quintana Roo quiere cobrar por uso de unidad de servicios 170 pesos a mexicanos y 480 pesos a extranjeros

 

 

Francisco Hernández/CAMBIO 22

BACALAR, 12 de enero.- Con un grupo de visitantes provenientes del estado de Guanajuato, este sábado 11 de enero abrió sus puertas al público la zona arqueológica de Ichkabal, ubicada a 40 kilómetros de Bacalar y su Laguna de los Siete Colores, cumpliendo el añejo sueño de convertir a estos monumentales vestigios mayas en un nuevo y potente atractivo turístico para el sur de Quintana Roo.

Los 7 jóvenes guanajuatenses fueron los primeros turistas nacionales en admirar las edificaciones rescatadas de la que fue una gran ciudad centro político fundada hace más de 2 mil años, con estructuras monumentales, como la pirámide que alcanza los 46 metros de altura, que supera a la de Chichén Itzá.

Momentáneamente, por lo menos en el transcurso de hasta un mes, en el inicio de visitas la entrada será gratuita para todos, porque el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) todavía no establece una tarifa para el acceso a esta zona arqueológica de 7 hectáreas.

Aunque se dijo que sólo bacalarenses tendrán acceso gratuito todos los días a la zona arqueológica y los mexicanos los domingos, luego de que el INAH establezca la tarifa para Ichkabal, según la Ley de Derechos, también tendrán acceso gratuito todos los días a las zonas arqueológicas las siguientes categorías: personas mayores de 60 años y menores de 13 años; personas jubiladas, pensionadas, con discapacidad; docentes y estudiantes en activo; así como pasantes o investigadores que cuenten con permiso del INAH, para realizar estudios afines a los sitios.

Asimismo, la ley dice que los domingos no sólo estarán exentos del pago de la tarifa de acceso los visitantes nacionales, sino también los extranjeros residentes en México, así que la gratuitad de ese día no es una concesión especial para Ichkabal, sino un beneficio establecido por ley para todas las zonas arqueológicas.

Igualmente, la ley establece que las personas que pertenezcan a comunidades indígenas ubicadas en municipios colindantes a sitios y zonas arqueológicas a que se refiere el presente artículo, no pagarán el derecho por su acceso, siempre que acrediten su domicilio en dichos municipios con una identificación oficial vigente, por lo que la gratuidad de ingreso todos los días también debería concedérsele, por lo menos, a los ciudadanos indígenas de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Othón P. Blanco.

Otras con entrada gratuita son las personas guías de turistas, en el ejercicio de su actividad profesional y debidamente acreditadas por la Secretaría de Turismo Federal.

Es probable que la tarifa de acceso a Ichkabal sea de 80 pesos, debido a que esa es la que se cobrará este 2025 en los sitios vecinos de Dzibaché, Kinichnah  y Kohunlich, próximos a reabrir, luego de permanecer cerrados por los trabajos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) implementado en vinculación con las obras del Tren Maya.

No obstante, el gobierno del estado de Quintana Roo también quiere cobrar una cuota adicional, por el uso de la unidad de servicios, y ésta será mucho más alta que la cuota de entrada al sitio, pues para visitantes nacionales quedó establecida en 1.5 Unidades de Medida y Actualización (UMA), que son 165 pesos, es decir, más del doble que la tarifa del INAH, y para turistas extranjeros será de 4.25 UMA, es decir, 460 pesos, que son 6 veces el costo de entrada a la zona, y que a partir de febrero subirán a 170 y 480 pesos, respectivamente, así que la tarifa estatal encarecerá el acceso a Ichkabal.

Otra sombra sobre este histórico momento para el sur de Quintana Roo es la carencia de transporte público de costo accesible o bajo para ir a la zona arqueológica, que se encuentra a 40 kilómetros de la ciudad de Bacalar, con entrada en la carretera estatal Bacalar-Reforma en el punto llamado El Suspiro, desde donde se recorren unos 27 kilómetros hasta el sitio.

Debido a lo anterior, los taxis del Sindicato Roberto Borge Angulo de Bacalar han establecido en 2 mil 500 pesos el cobro por el traslado a Ichkabal, incluyendo la ida y la vuelta, pero además la espera en el lugar por un lapso de 2 horas, porque no hay unidades haciendo sitio allí, lo que representa un costo de al menos 625 pesos por persona si el taxi lleva a un grupo de 4 pasajeros.

Por la carencia que encarece los servicios de transporte público, tal parece que será muy difícil que los pobladores del municipio de Bacalar y los indígenas de los municipios colindantes puedan aprovechar el derecho que tienen a entrar gratis a la zona arqueológica.

Mientras la falta de transporte público accesible no se resuelva, la única manera barata de visitar Ichkabal en estos momentos es con transporte propio o particular, y de no darse una solución a esta escasez el sitio quedará como una zona arqueológica abierta casi exclusivamente para los turistas de cruceros que lleguen a Majahual, puerto de la Costa Maya de Quintana Roo, a los que, por cierto, también les aplicarán nuevos cobros de contribuciones este año, pues desde este enero el gobierno del estado les cobra 5 dólares, 100 pesos, y a partir de julio el gobierno federal les cobrarán 42 dólares, equivalentes a 860 pesos, por llegar a puertos quintanarroenses.

Así que lo positivo es que por fin, tras más de una década en proyecto y negociaciones, se logró la esperada apertura de Ichkabal, con un acuerdo que permite al Ejido Bacalar participar en la prestación de servicios, además de una indemnización justa por la expropiación de 113.78 hectáreas.

Lo negativo es que para que lleguen miles de visitantes y el pueblo de Bacalar y los indígenas del sur de Quintana Roo lo puedan visitar, el estado tendría que intervenir para que haya servicio de transporte público a bajo costo, pues por lo menos están exentos de pagar los altos costos de su tarifa por uso de unidad de servicios.

Por lo demás, queda recordar la importancia de Ichkabal, ubicada al poniente de la laguna de Bacalar, y muy cercana a Dzibanché, bautizada así en 1995, cuando los primeros arqueólogos llegaron al lugar acompañados de guías locales, y cuyo nombre significa Entre Bajos, con lo cual se quisieron resaltar las características fisiográficas del entorno del sitio, donde existe, además, un lago artificial construido por sus habitantes mayas y que perdura en buen estado hasta hoy, conocida como la Aguada de los Cocodrilos, muestra de la ingeniería hidráulica prehispánica.

Se considera que la ciudad estuvo habitada del 400 antes de Cristo, en el Período Preclásico Medio, hasta el 1500 después de Cristo, en el Postclásico Tardío, poco antes de la Conquista, y fue bastión de la dinastía Kaanu’l, que gobernó Kohunlich, Dzibaché, Kinhichnah y Calakmul, además de que conquistó Tikal.

Según el INAH, el sitio integra 6 grupos arquitectónicos y 4 aguadas. El Grupo Principal está compuesto por 3 enormes basamentos y un grupo de plaza, todos ellos colocados en cada una de las esquinas de la extensa plaza que forman y la cual cierra al sur con una aguada rectangular de una hectárea. Al momento, los edificios se han designado de acuerdo a su posición en el conjunto: NW, NE, SE y el grupo de plaza SW.

Cuenta con servicios sanitarios, taquillas y áreas de descanso para el público visitante, así como la biblioteca, espacios públicos y está cerca de la estación del Tren Maya, ubicada entre su entrada de acceso y la ciudad de Bacalar. Son impresionantes las descripciones de Ichkabal, y por eso los habitantes del sur de Quintana Roo también quieren tener la posibilidad de llegar y entrar al sitio.

 

 

 

franciscohcambio22@gmail.com

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