► El colectivo maya Xok K’iin, con dos décadas de trabajo en la observación y registro del clima, lidera las cabañuelas en la región, preservando conocimientos ancestrales para agricultores del territorio

 

Redacción/CAMBIO 22

VALLADOLID, YUCATÁN, 7 DE ENERO DE 2025.- La tradición maya de las cabañuelas sigue viva en Yucatán gracias al trabajo del colectivo Xook k’iin, que lleva más de dos décadas observando y registrando el estado del tiempo.

Este sistema, basado en el conocimiento ancestral transmitido de generación en generación, es una herramienta fundamental para la agricultura regional, permitiendo a los productores de la zona anticipar las condiciones climáticas y, con ello, optimizar sus cosechas.

El coordinador del colectivo, Bernardo Caamal Itzá, explicó que las cabañuelas son una práctica de observación del clima que se realiza anualmente, comenzando el 1 de enero y siguiendo un ciclo de cuatro vueltas que abarca todo el mes.

Cada día de esta observación se asocia a un mes del año, brindando a los agricultores una previsión detallada sobre los posibles cambios climáticos que afectarán la región durante los próximos meses.

“La primera vuelta es del 1 al 12 de enero, y cada día representa un mes del año. La segunda vuelta comienza el 13 de enero y sigue una secuencia invertida, terminando el día 24 de ese mes, que corresponde al mes de enero. La tercera vuelta se realiza entre el 25 y el 30, y cada día se asocia a dos meses del año. Finalmente, el día 31 de enero marca la cuarta y última vuelta de los registros”, detalló Caamal Itzá.

El colectivo Xook k’iin, que celebra su vigésimo aniversario, ha jugado un papel fundamental en la preservación de este conocimiento y su adaptación a los tiempos modernos.

Desde 1997, el colectivo comenzó a registrar las cabañuelas a través del programa radiofónico Arux K’at, el duende del mayab, transmitido en la estación de radio Xepet “La Voz de los mayas”.

Este programa permitió dar a conocer las cabañuelas a un público más amplio y generar un interés por los conocimientos ancestrales que, en muchos casos, eran considerados obsoletos en la década de los 90.

A pesar de las dificultades iniciales para conectar con las comunidades a través de los medios modernos, el colectivo ha logrado que las cabañuelas sigan siendo una parte integral de la vida cotidiana de los milperos, los productores agrícolas de la región.

Estos conocimientos, basados en la observación directa de la naturaleza, siguen siendo una herramienta vital para la planificación agrícola, especialmente en un contexto de cambio climático.

“Con la llegada de los conquistadores, esos conocimientos fueron minimizados y hasta perseguidos. Sin embargo, los que trabajamos la tierra sabemos lo que significa contar con estos saberes, que nos han permitido sembrar semillas sagradas heredadas de nuestros ancestros, adaptadas a los suelos de este territorio”, señaló Caamal Itzá.

Además de su labor de registro de las cabañuelas, el colectivo Xook k’iin ha sido clave en la difusión de estos conocimientos en la comunidad maya, utilizando el idioma maya en sus transmisiones radiales y participando activamente en la formación de nuevos conocimientos.

Los integrantes del colectivo están capacitados en áreas como la agro meteorología, la fisiología de las plantas, la genética de semillas y la edafología, entre otras disciplinas, lo que les permite contextualizar y actualizar las cabañuelas a la luz de los avances científicos.

La misión del colectivo es también educativa, ya que brindan asesoría a los productores para que puedan enfrentar el cambio climático con herramientas tradicionales adaptadas a los nuevos retos.

En este sentido, Caamal Itzá destacó la importancia de la colaboración entre los diversos actores de la comunidad, desde los medios de comunicación hasta las universidades y otros colectivos.

“En nuestro trabajo diario, enfrentamos el desprecio de la academia, pero nuestros resultados han sido reconocidos por aquellos que realmente entienden el valor de los saberes locales, como los que cultivan las semillas sagradas en los campos”, agregó el coordinador.

El proceso de registro de las cabañuelas es revisado por el colectivo en la primera quincena de febrero, con los resultados publicados en los últimos días de ese mes. Esto proporciona a los productores un pronóstico preciso que les permite planificar las actividades agrícolas para los meses siguientes.

A pesar de las dificultades que ha enfrentado el colectivo, la relevancia de las cabañuelas sigue creciendo, no solo como un sistema para prever el clima, sino también como una herramienta para la preservación y revalorización de los conocimientos ancestrales que definen la identidad de los pueblos mayas en Yucatán.

La perseverancia del colectivo Xook k’iin, sumada a su compromiso con la comunidad, ha permitido que esta práctica continúe siendo vital para las generaciones presentes y futuras.

 

erickhuh17@gmail.com

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