Autoridades de México Reubican a los Primeros Pobladores Víctimas del Desplazamiento Climático
20 Nov. 2024
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Los habitantes de El Bosque, una comunidad pesquera en el municipio de Centla, Tabasco, fueron los primeros en ser reconocidos oficialmente como desplazados climáticos en México
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Al menos desde hace cinco años, el nivel del mar comenzó a subir hasta engullir casi por completo el pueblo.
Redacción/CAMBIO 22
La comunidad de El Bosque en el municipio de Centla, en Tabasco, es la primera en ser reconocida como
víctima de desplazamiento climático
Después de dos años de organización han conseguido ser reubicados mar adentro pues al menos desde hace cinco años, el nivel del mar comenzó a subir hasta engullir casi por completo el pueblo.
Los habitantes de El Bosque, una comunidad pesquera en el municipio de Centla, Tabasco, fueron los primeros en ser reconocidos oficialmente como desplazados climáticos en México pues, al menos desde hace cinco años, el nivel del mar comenzó a subir hasta engullir casi por completo el pueblo. El pasado viernes 51 familias de esta comunidad recibieron las llaves de sus nuevas casas en la ciudad de Frontera: a media hora de donde solían estar sus antiguas viviendas, escuelas e iglesias.
La exigencia pública de una reubicación justa para los desplazados climáticos de El Bosque comenzó hace dos años y, tras una organización comunitaria sostenida y un proceso informativo sobre el cambio climático, lograron obtener un techo seguro de los “nortes” y marejadas.
–Pensábamos que no íbamos a llegar a nada pero aquí estamos: presentes. Gracias a Dios se logró –dijo Miguel Ángel Cobos, pescador que perdió su vivienda en 2021 y quien aún vive en El Bosque, en una casa prestada–. Voy a sentir bastante nostalgia el día que tenga que salir de mi pueblo, porque mi ambiente es allá.
La reubicación de estas familias es una victoria de la organización de la comunidad, un logro enmarcado en el acceso al derecho a la vivienda en un contexto de emergencia climática. Sin embargo, es un éxito agridulce: los habitantes del bosque se dedican sobre todo a la pesca, y en Frontera no hay mar. Además, ocho familias no han obtenido casas y la comunidad sigue buscando que se les integre como beneficiarias.
Las casas nuevas, de 54 metros cuadrados de superficie, fueron entregadas por personal de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi). Están ubicadas en lotes de 160 metros cuadrados, en un terreno de un total de dos hectáreas.
Algunas personas empezaron a trasladar sus pertenencias ese mismo viernes para dejar de pagar renta en localidades aledañas; otras, llegaron a limpiar con más calma al día siguiente. Todo este fin de semana han ido y regresado cargando colchones, trastes y las pocas pertenencias que pudieron conservar ante la crecida del mar.
El trabajo, la nueva preocupación
Todavía no saben muy bien qué harán lejos del mar. En El Bosque casi todas la familias viven de la pesca pues es un territorio abrazado por el mar y por la desembocadura de los ríos Grijalva, Usumacinta y San Pedrito. Hasta ahora, las autoridades gubernamentales no han aclarado si existe un plan para la actividad pesquera que se desarrollaba en la localidad.
“Yo siento que estas casas nuevas son un remanso para muchas familias. Y hay todavía un cosquilleo interno de no saber cómo van a vivir acá o si van a poder seguir yendo a pescar, yendo a garrulear” dice Juan Manuel Orozco, uno de los acompañantes que más se ha acercado a la comunidad e integrante de la organización Conexiones Climáticas. “En un balance más estructural, yo creo que esto tendría que ser un primer paso para ir construyendo una política pública, un programa de reubicación de comunidades desplazadas por la crisis climática”.
Desde el interior de su nueva casa, José Cobos se pregunta cómo se sostendrá económicamente cuando decida cambiarse definitivamente. “La adaptación económica para mí va a ser muy difícil porque mi trabajo siempre ha sido la pesca. Ya ahorita no pesco pero soy velador de las 14, 15 lanchas que hay allá. De ahí me pagan semanal. Aquí voy a llegar namás cuando haga mal tiempo porque al Bosque voy a agarrar jaiba para comer, si no, ¿cómo le hago?”.
“Somos los primeros: habrá más desplazados climáticos”
A Guadalupe Cobos, una de las vecinas de El Bosque que se asumió como activista climática y asumió el papel de gestora de la comunidad ante distintas instancias, le preocupan las personas que no han conseguido una casa.
“Hay que trabajar duro –dice–, hay que seguir: esto no es todo. Creo que hay que ver por los que quedaron afuera para que tengan su vivienda también y podamos estar todas y todos en esa comunidad”.
En Tabasco, otras comunidades costeras como El Alacrán, en el municipio de Cárdenas y Barra de Tupilco, en el municipio de Paraíso, están en riesgo de desaparecer por los efectos del cambio climático. Investigadoras han delimitado 76 comunidades como zona vulnerable ante la potencial elevación del nivel del mar.
Guadalupe lo tiene claro: “Hoy somos los primeros, pero habrá próximos desplazados climáticos”.
Su casa es de las pocas que siguen de pie a la orilla del mar. Como ella, muchas otras familias ya tienen una casa donde dormir en Frontera pero viven todavía en El Bosque. Personas como Delemer Torres, Celia Coto, José Cobos o la misma Guadalupe se quedarán en su antiguo hogar hasta que el mar y la erosión costera devoren por completo su hogar y su pueblo.
“Los desafíos jurídicos han sido muchos porque no existe una articulación específica sobre cuál es la forma en la que se debe llevar a cabo una reubicación de desplazamiento interno por cambio climático, y mucho menos pensando en que esta reubicación tenga el componente que sea digna y justa” mencionó en entrevista Nora Cabrera, directora de Nuestro Futuro, durante la cobertura que Fábrica de Periodismo ha hecho sobre el tema.
Cabrera acompañó a la comunidad para solicitar a la Conavi la reubicación a través de un fondo para personas afectadas por los efectos del cambio climático. Mencionó que uno de los principales desafíos ha sido la falta de coherencia entre ordenamientos legales, así como la falta de instrumentos normativos secundarios que dictaminen cuál es el papel específico de las instancias federales, estatales y municipales.
Para las familias desplazadas climáticas una reubicación justa debe considerar la vida comunitaria que tenían en El Bosque. Por ahora, 51 casas han sido entregadas, pero quedan pendientes respuestas sobre el trabajo, educación y espacios recreativos.
Fuente: Fábrica de Periodismo
HTR/MA