La ONU Urge a Países a Elaborar Planes Climáticos: “Es Cuestión de Vida o Muerte”
18 Nov. 2024
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Simon Stiell Advierte Que La Adaptación Es Vital Para Proteger A Los Más Vulnerables
Redacción/ CAMBIO22
La ONU ha vuelto a hacer un llamamiento a los países para que elaboren planes de adaptación al cambio climático (que deben presentar el año que viene), con el argumento de que son “más necesarios que nunca, verdaderamente vitales”. Así se ha manifestado el secretario ejecutivo del Convenio de Cambio Climático, Simon Stiell, al iniciarse la segunda semana de las negociaciones de la conferencia del clima de Bakú. Stiell señala que una buena preparación de las políticas y los planes de adaptación al cambio climático marca “la diferencia entre la vida y la muerte para millones de personas en todo el mundo”, por lo que “la prudencia exige que nos preparemos para lo peor”.
El secretario ejecutivo del Convenio de Cambio Climático admite que estos planes de adaptación (protección costera, adaptación de infraestructuras, cultivos resilientes, alertas tempranas…) “no son fáciles de elaborar”, puesto que “los recursos son escasos, tanto en términos de financiación” como de capacitación, especialmente en el caso de los más vulnerables, los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en vías desarrollo.”
Los costes en la economía por no actuar
Stiell se refiere a los efectos tan negativos que supone la falta de medios para actuar y proteger las personas, las comunidades y las naciones frente al calentamiento y sus efectos. El resultado es que “cuando no se defienden las cadenas de suministro globales contra el cambio climático, cada nación en una economía global interconectada paga el precio”.
Y entre las consecuencias cita la “mayor inflación, especialmente en los precios de los alimentos”, algo que se produce “a medida que las sequías, los incendios forestales y las inundaciones devastan la producción alimentaria” En este sentido, se refirió a “la brecha financiera enorme que debemos superar”.
Los costos de la adaptación se están disparando para todos, especialmente para los países en desarrollo. Y actualmente se estima que podrían ascender a 340.000 de dólares por año para 2030, y llegar a 565.000 millones de dólares por año para 2050.
“Es fácil quedar un poco anestesiado ante todas estas cifras, especialmente en esta COP centrada en las finanzas. Pero nunca nos olvidemos de que estas cifras son la diferencia entre la seguridad y los desastres que arruinan la vida de miles de millones de personas”, añadió.
El informe del grupo de trabajo 2 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático determinó que casi la mitad de la población humana vive en puntos críticos vulnerables al clima, en lugar donde las personas tienen 15 veces más probabilidades de morir por los impactos climáticos, recordó el alto mandatorio.
Por todo, ello resaltó que “las inversiones en adaptación, en la escala y el ritmo adecuados, pueden ser verdaderamente transformadoras”, ya que no solo protegen a las personas y a las economías, sino que “también impulsan muchas más oportunidades, igualdad y prosperidad” al minimizar las pérdidas y los daños a las vidas y los medios de subsistencia.
“Torrentes de financiación” y “soluciones innovadoras”
Por todo ello se necesitan “torrentes de financiación”, para saldar esta brecha. Stiell, en este sentido, propone “explorar mecanismos de financiación innovadores y brindar la asistencia técnica que los países necesitan para formular sus planes nacionales de adaptación”, y todo ello ajustado a las necesidades de los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en vías desarrollo.
Por todo ello, insta a los bancos multilaterales de desarrollo a pensar más allá de las subvenciones y los préstamos tradicionales. “Las organizaciones filantrópicas, el sector privado y los donantes bilaterales deben intensificar sus esfuerzos con la urgencia que exige esta crisis, sin aumentar la carga de la deuda de los países vulnerables”.
Objetivo central: financiación para las naciones en desarrollo
La conferencia de Bakú tiene como misión fundamental pactar un nuevo objetivo cuantificado mundial referido a la financiación exterior que deben reciben las naciones en vías de desarrollo para reducir sus emisiones (mitigar el cambio climático) y afrontar de manera preventiva los riesgos asociados a los sucesos climáticos extremos
En este sentido, los países pobres necesitan para estos fines un billón de dólares (con b) al año en financiación climática para el año 2030, según el cálculo que han efectuado el grupo de expertos de alto nivel asesor de la conferencia, presidido por los economistas Nicholas Stern, Vera Songwe y Amar Bhattacharya. Son recursos externos (procedentes de presupuestos estatales de las naciones ricas, banca multilateral, bancos privados..) que irían a las naciones más pobre, a las menos adelantadas, así como a los Estados insulares y países emergentes, con la excepción de China). La cifra 1,3 billones de dólares para 2035, señalan estos expertos.
Pero falta ahora determinar cuál será el acuerdo al final de los gobiernos en la conferencia. La mitad de ese billón de dólares podría provenir de inversiones del sector privado; otros 250.000 millones de dólares procederían de los bancos multilaterales de desarrollo (como el Banco Mundial) y el resto tendría su origen en una combinación de fuentes que incluyen ayudas directas de los países desarrollados a las naciones vulnerables, derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional y nuevas formas de impuestos, como gravámenes a la aviación y el transporte marítimo.
Los autores del estudio argumentan que para reunir de manera rápida estos fondos se requiere una acción a gran escala, un impulso de inversión que “solo puede lograrse aprovechando todos los fondos financieros”.
Los expertos advierten de que cualquier déficit en esta financiación climática antes de 2030 será una carga aún mayor para los años siguientes, de manera que en años sucesivos el precio de la “estabilidad climática será más costoso”. “Cuanto menos logre el mundo ahora, más necesitaremos invertir más adelante. Una acción demorada significa que necesitaremos movilizar sumas aún mayores en plazos más cortos para ponernos al día con los objetivos críticos”, indican.
Mohamed Adow, director del grupo de expertos sobre clima y energía Power Shift Africa, declaró que “es bueno ver a economistas respetados destacando la necesidad de billones de dólares en financiación climática. Todo esto muestra que las demandas de los países en desarrollo en la COP29 son legítimas y subraya la importancia de lograr un acuerdo sólido sobre financiación climática aquí en Bakú”.
Si bien la financiación privada tiene un papel que desempeñar en la creación de nuevas fuentes de energía renovable, ha fracasado a la hora de abordar las necesidades de adaptación de las comunidades vulnerables. “Es vital que obtengamos un compromiso de financiación pública basada en subvenciones para abordar los problemas que la financiación privada con ánimo de lucro no puede abordar”, señaló Adow.
Fuente: La Vanguardia
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