CNDH, una Dependencia Más de la Secretaría de Gobernación, Como en los Años Noventas del Siglo Pasado; Se Denigra la Trayectoria de Rosario Ibarra de Piedra
14 Nov. 2024
-
Columna: Necesariamente Incómoda
Redacción / CAMBIO 22
Con la reelección de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, por el Senado de la República y con el papel que ha desempeñado esa institución durante los últimos años, se tuvo un retroceso de 36 años a los inicios del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuando en la Secretaría de Gobernación había una dirección de Derechos Humanos que supuestamente atendía los casos de violaciones a derechos humanos cometidos por los mismos agentes del gobierno federal.
La construcción del ombudsperson que se tenía hasta finales del gobierno de Enrique Peña Nieto, nunca fue una concesión de los gobiernos priistas, sino resultado de intensas luchas de la sociedad civil y movimientos como el de la señora Rosario Ibarra de Piedra, quien hasta el último momento conservó su dignidad al dejarle en custodia al entonces presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, la Medalla Belisario Domínguez que le entregó el Senado de la República el 23 de octubre de 2019.
Al recibir la medalla Belisario Domínguez, uno de los más altos galardones que entrega el Senado de la República a personas que se distinguen por sus aportes a la nación, doña Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del movimiento Eureka que se dedica a la búsqueda de personas desparecidas durante la guerra sucia de los años setentas y ochentas en México, le dio en custodia ese galardón a López Obrador y le pidió que se la devolviera “junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”.
En una carta leída por su hija Claudia, Rosario Ibarra de Piedra escribió, dirigiéndose a López Obrador: “Señor presidente, querido y respetado amigo, no permitas que la violencia y perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando (…) No quiero que mi lucha quede inconclusa, es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”.
“La desaparición forzada de los nuestros no fueron excesos de la autoridad, sino que era algo más profundo que venía del poder con su perversidad siniestra y que lleva el nombre de terrorismo de Estado (…) Mientras la vida me lo permita seguiré mi empeño hasta encontrarlos ¡Vivos los llevaron y vivos los queremos”, se decía en la referida misiva leída en la llamada casona de Xicotencalt, en la Ciudad de México, lugar que fue sede del Senado de la República, durante varias décadas.
En esa reunión también asistió Rosario Piedra Ibarra, al igual que Claudia, acompañando a su madre, Rosario Ibarra de Piedra, quien dedicó su vida a buscar a su hijo Jesús, desde 1975 cuando fue detenido por agentes de la Dirección Federal de Seguridad
A la ceremonia de entrega de la Medalla Belisario Domínguez también asistieron la, entonces, jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo y el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Saldivar.
En el sitio web del Archivo General de la Nación (AGN), se dice que Jesús Piedra de Ibarra nació el 17 de febrero de 1954, hijo de la activista Rosario Ibarra de Piedra y del doctor Jesús Piedra Rosales. Estudió medicina en la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde demostró interés por el pensamiento de izquierda. Participó activamente en diversas organizaciones estudiantiles antes de unirse a La Liga Comunista 23 de septiembre, donde fue conocido como “Rafa” o “Rafita”. Dentro de esta organización participó en varios enfrentamientos armados entre la liga y las autoridades de Nuevo León, así como con la DFS.
El 18 de abril de 1975, fue la última vez que se le vio con vida y de la cual se tiene conocimiento sobre su paradero, ya que lo único que se sabe es que fue detenido por la Dirección Federal de Seguridad, sin que se tenga más información acerca de él desde entonces. Inicialmente, la DFS negó haber detenido a Ibarra. Sin embargo, gracias a las movilizaciones lideradas por su madre, Rosario Ibarra, en exigencia de la presentación con vida de su hijo y en favor de todos los desaparecidos del país, y tras confrontaciones directas con Luis Echeverría y Nazar Haro, se logró confirmar que la DFS había detenido a Jesús. Esto quedó registrado en un informe de la dirección creado en abril de 1975 en el que se menciona “Jesús Piedra Ibarra (a) “Rafael”, quien fuera aprehendido el día de ayer”.
Rosario Ibarra de Piedra nació el 24 de febrero de 1927 en Saltillo Coahuila y murió el 16 de abril de 2022 en Monterrey, Nuevo León. Durante las cinco décadas de su vida en busca de su hijo Jesús, nunca se doblegó ante presidentes de la república, miembros del Congreso de la Unión, gobernadores, militares y policías, siempre con la cabeza en alto reclamó justicia.
El pedido que le hizo a López Obrador para que la Medalla Belisario Domínguez se la devolviera junto con los verdad sobre el paradero de sus queridos y añorados hijos y familiares, nunca la vio cumplida, porque el presidente de México, a quien consideró su amigo, avaló la determinación del Ejército Mexicano de mantener silencio sobre las desapariciones forzadas de personas en las que se le involucra durante las décadas de los setentas y ochentas del Siglo XX.
Rosario Ibarra de Piedra puso su última esperanza en López Obrador para que se conociera la verdad sobre el paradero de su hijo, pero a pesar de contar con todo el poder presidencial, el de los militares es más fuerte y la verdad sigue en sus archivos.
López Obrador solo utilizó la autoridad moral de Rosario Ibarra de Piedra para nombrar a su hija en la CNDH, lugar que conserva en un segundo periodo, ahora, en el gobierno de Claudia Sheinbaum, desde luego que es más fácil sostenerla en un puesto como burócrata y al servicio de la 4T, que defender los derechos humanos del pueblo de México.
Sin dignidad y pisoteando el nombre y la trayectoria de su madre, ahora Rosario Piedra Ibarra, recibirá instrucciones y rendirá cuentas de y a la Secretaría de Gobernación, como lo hacía el PRI en los años noventa del siglo pasado.
GAVC / MA