Aplastar al Mensajero, La Consigna Oficial!
9 Oct. 2024
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Pluma Suprema
Angel Ramirez/CAMBIO 22
Hasta dónde llega la sed del político o funcionario público en México por desacreditar, marginar, humillar, callar, aplastar e incluso y en el peor de los casos, asesinar o desaparecer al periodista o comunicador que no se alinea.
En nuestro país el periodista ya no le puede cuestionar al poder, hablase de cualquier poder; es un acto de incomodidad, no ajeno a represalias, trascendente al resto de la familia.
Al político en México ya no se le puede pedir rendición de cuentas, transparentar su administración y, mucho menos, cuestionar el acompañamiento ilegal de familiares o amigos de este, en la propia administración pública, recayendo cada vez más en actos de corrupción.

Un ejemplo, viral al día de hoy, es el despido del periodista Gustavo Macalpi, presentador de noticias en la televisión de Mexicali, Baja California, acontecido en los últimos segundos de su programa en vivo Ciudadano 2.0, del lunes 7 de octubre, algo que reclamó como una “bajeza”.
La sorpresa mayor, es que el despido en televisión abierta, vino de Luis Arnoldo Cabada Alvídrez, director y dueño del Canal 66 de Mexicali, quien le agradeció por años de trabajo, comprometido, serio y profesional, así lo reitero, al tiempo que daba a conocer su último día en la empresa, ¡cómo va!
El despido vino presuntamente por las habituales críticas que Macalpi, realiza en su programa de análisis y crítica política, muy a su estilo irreverente, contra la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar y su esposo Carlos Alberto Torres, Encargado de Proyectos Estratégicos de su gobierno.

Como era de suponerse, la gobernadora morenista Marina del Pilar Ávila Olmeda, lo negó, aduciendo que Macalpi es amigo de la familia; pero esto lo hacen todos los políticos, más ahora en esta denominada Cuarta Transformación.
Es la realidad de hoy en el poder; aplastar al mensajero es la consigna oficial; sobre todo aquellos que no se alineen, que tienen sus convicciones, que creen que al poder hay que serle incomodo, sin olvidar el respeto y debido manejo de las relaciones públicas.
Pero es habitual, ahora el desprecio y la desacreditación a los periodistas y comunicadores, lo vimos ayer en el Congreso del Estado de Quintana Roo, dónde ni portando gafetes nos dejaron entrar a la sala de plenos dónde se llevaba a cabo la ceremonia oficial de los 50 años de Quintana Roo como Estado Libre y Soberano.
Ni con gafete entré, mire que poco voy a estos eventos por los desaires constantes a la prensa, pero ahí voy, eso sí, nos introdujeron a la sala de comisiones, dónde todos sentaditos, formados y alineados, observábamos una horrenda trasmisión de internet que daba cuenta del mensaje de la gobernadora, presumo era el objetivo, no se dio, eso sí, bien tratados por el personal, con refrescos, galletas y clima; pero al final, la sala de comisiones era el “Corral de la Ignominia” para reporteros y comunicadores, normal en el Congreso del Estado, desde que está Omar Rodríguez en el área de prensa.
Lo mismo sucedió en la toma de protesta de la alcaldesa Yensunni Martínez Hernández, dónde uno de sus correligionarios, poniéndome la mano encima me decía, aún no podían entrar periodista a una sala ya llena, que esperara, le dije que no era la forma de tratar a una persona, a lo que inmediatamente salió el fotógrafo oficial diciendo algo así como, no la hagas de tos, cuando le reclamé el hecho me revira diciendo que estaba tratando de hacerme gente, vaya caso, la falta de respeto, el escaso manejo de las relaciones públicas.

Y así va ser, ayer en el Congreso del estado precisamente, nuestro amigo Cecilio Paredes, decano del periodismo en Quintana Roo, nos dijo que su hijo fue secuestrado hace unos días por publicaciones que había subido en redes, verdad o mentira, no lo sé, fue la ayuda que pedía junto con el anuncio el amigo. A las autoridades les tocará investigar.
¡Y ya no digo que vendrán cosas peores, ya están aconteciendo en todo el país contra nuestro gremio!!
HTR/MA





















