La Caída de El Mayo Zambada y la Presunta Traición de sus Aliados Criminales Asociados con la Clase Política Sinaloense
17 Ago. 2024
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La historia de la entronización de Ismael Zambada García El Mayo, sus relaciones con el poder y su detención surgida de una traición fraguada entre sus propios socios criminales y la clase política sinaloense
Renán Castro Madera/CAMBIO 22
Al Concluir el sexenio que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el llamado régimen de la Cuarta Transformación, dos capos temibles se han eregido como los amos y señores del narcotráfico en México: Ismael “El Mayo” Zambada y Nemesio Oseguera, cabezas de los carteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación, respectivamente.

Tras la caída de Joaquín Guzmán Loera, supuesto jefe de Sinaloa –otras versiones sostienen que Zambada siempre fue el verdadero jefe de ese grupo criminal– El Mayo se entronizó en la jefatura del cartel y todo indicaba que se quedaría por mucho tiempo, al menos durante este sexenio parecía intocable y también necesario para restablecer el orden entre los grupos criminales.
Sin embargo, una traición en su propio grupo criminal terminó con su carrera criminal, o al menos eso parece, tras ser presentado por las autoridades de Estados Unidos, luego de ser detenido cuando aterrizó un avión que lo trasladó “secuestrado” en una pista ubicada en las cercanías del Paso, Texas.

El Mayo Zambada acusó al hijo de El Chapo, Joaquín Guzmán López y dejó entrever una complicidad del gobierno de Sinaloa, de su supuesto secuestro y entrega al gobierno de Estados Unidos.
En el caso de Nemesio Oseguera, por su parte, quien supuestamente estuvo a punto de ser detenido en las postrimerías del sexenio pasado, también se reposicionó como jefe del Cartel de Jalisco y tiene el control en más de 15 entidades y nada parece removerlo del mando de la organización criminal que fundó en 2008, precisamente asociado con Sinaloa, aunque más tarde terminaron separados.

Al inicio del Sexenio de la 4T, en Sinaloa aparecieron algunas narcomantas, cuyos mensajes se atribuyeron.en su momento a Zambada García.
En una de ellas el mensaje de Zambada fue muy claro. Les advirtió a los carteles violentos: “O se alinean o los alineo”.

El mensaje, elocuente por donde se le mire, indicaba que Zambada García sería un hombre muy poderoso en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Es un capo necesario para el régimen debido al control que ejerce en el crimen organizado nacional e internacional, pues también tiene amplias influencias en todo el Continente latinoamericano, donde Sinaloa ha impuesto sus reales.
Y es que Zambada García fue el último capo poderoso de la vieja guardia.

Todos han muerto o están presos. Hasta 1997, el amo del narcotráfico era Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, cabeza del Cartel de Juárez, otrora poderoso grupo criminal fundado por Pablo Acosta Chaparro, “El Zorro de Ojinaga”.

Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”

Pablo Acosta Chaparro, “El Zorro de Ojinaga”.
Sus jefes posteriores fueron Rafael Aguilar Guajardo –asesinado en Cancún, Quintana Roo en 1993–, Carrillo Fuentes lo relevó y tras la muerte de éste su hermano Vicente, conocido como “El Viceroy”, tomó el mando. Luego fue detenido en Torreón, Coahuila.
En el Cártel de Juárez militaron Ismael Zambada, los hermanos Carrillo Fuentes, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul” –quizá uno de los más hábiles para negociar con grupos antagónicos –, quien supuestamente falleció hace unos cuatro años debido a un paro respiratorio causado tras un accidente automovilístico.

Vicente Carrillo Fuentes, alias “El Viceroy”
De aquel poderoso Cartel de Juárez también formaban parte los hermanos Beltrán Leyva –Arturo era el más violento e intrépido– y Nacho Coronel.
Tras la supuesta muerte de Amado Carrillo, tuvieron que pasar cuatro años para que este equipo de capos y criminales se volvieran a juntar en el Cartel de Sinaloa, fundado por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.
Fue a partir del año 2001 –al arranque del sexenio de Vicente Fox –cuando las autoridades se confabularon para soltar a Guzmán Loera a cambio de un pago millonario y a través de una espectacular fuga.

Al régimen panista le interesaba que un solo grupo criminal tomara el control del crimen organizado y “alineara” a los carteles beligerantes, entre otros, el del Golfo, Los Zetas y La Familia Michoacana.

Cobró auge entonces la idea de crear una Federación de Narcotraficantes, proyecto en el que trabajó mucho Esparragoza Moreno, “El Azul”, sin conseguirlo, pues lo único que lograron es que Sinaloa se convirtiera en la empresa del tráfico de drogas más poderosa del mundo. Actualmente opera en cincuenta países.
Pero el anhelo de crear esa megaestructura criminal se quedó como un viejo proyecto que bien se consolidó en el actual gobierno.

Juan José Esparragoza Moreno, alias ‘El Azul’
Como se puede observar, el gobierno de López Obrador no ha perseguido a los jefes del narcotráfico en México, pues los utilizó para imponer orden y establecer nuevos controles en la geografía del narco.
También los necesitó porque el tráfico de drogas es puntal de la economía nacional.

Los dos capos más poderosos en este sexenio no dejan de ser El Mayo Zambada, pese a su detención y El Mencho Oseguera; pero uno ha sobresalido más que otro por su inteligencia y el fino manejo que ha mostrado para operar el negocio aparentemente con menor violencia. Uno de ellos es Nemesio Oseguera, cabeza del Cartel del Cártel Jalisco Nueva Generación; el otro fue Ismael Zambada García, “El Mayo”, considerado el último capo de la vieja guardia.
Zambada García se inició en el negocio del narcotráfico en los años setenta. Antes era empleado de una mueblería. Más tarde se metió al negocio –“así nomás”, según le relató al periodista Julio Scherer García cuando se encontró con él en la sierra de Sinaloa –y es el más longevo en esa actividad.

El Mayo Zambada y Julio Scherer.
Más de cuatro décadas se mantuvo Zambada en el negocio, intocable e impune y en esta administración federal, se convirtió en el Jefe criminal más necesario que nunca para el actual régimen que encabeza López Obrador ante la urgencia de meter orden en el país y pacificar el territorio para garantizar el proyecto de “abrazos, no balazos”.
Zambada García y Esparragoza Moreno, “El Azul”, coincidían en una idea: que el narcotráfico es un negocio que no se lleva con la violencia.

Y esa idea concuerda con la política humanista de la 4T, en dónde el apoyo social resulta fundamental para intentar disminuir el avance de la criminalidad, en tanto los grupos criminales disminuyen su grado de violencia.
Y esa idea, perdida durante años debido a las confrontaciones, parece que se ha cristalizado en el gobierno de la Cuarta Transformación.

El Gobierno de López Obrador es el único que abiertamente a expuesto que no perseguirá a los capos de la droga, que no combatiría la violencia con violencia y también propuso que habría amnistía para algunos de ellos. Este escenario se tornó más que favorable para el crimen organizado que opera en México.
Se trata de un acuerdo tácito entre el Gobierno y la mafia.
“Yo no me meto contigo y ustedes me tranquilizan el país”.

López Obrador, desde el inicio de su sexenio le urgía garantizar la gobernabilidad, pero él no parecía dispuesto a desgastarse en esa tarea.
Que los capos se encarguen de los capos”, parecía plasmar la política del Presidente, quien se preocupó en atender otras y más urgentes necesidades sociales.

El Mayo Zambada, sin duda, se convirtió en el capo del régimen y “cumplió” con la tarea encomendada a medias, pues no logró alinear a los grupos beligerantes.
Al contrario, la inacción del gobierno propició la atomización de los Cárteles, generando un descontrol y la duplicidad de la criminalidad del país.
Y de 14 carteles que operaban al inicio de esta administración se triplicó en número, al propiciar que dichos grupos criminales franquicitaran sus organizaciones en alianza con grupos regionales que fueron fortalecidos en este reacomodo.

En tanto la organización de Sinaloa (y sus diversas facciones) junto con el CJNG, lograron el pleno dominio en el continente y en más de 50 países del resto del Mundo.
Hasta su detención no existía otro capo con tanto poder –político y criminal –como Ismael Zambada García.
Nadie podía garantizarle al gobierno federal poner orden en el país, ninguna otra figura contaba con el tamaño y el control para alinear a los grupos antagónicos.
El Mayo Zambada no jugaba al poderoso, el sabía el tamaño de su poder, mismo que quedó demostrado en la pasada elección en dónde los supuestos apoyos a grupos y partidos políticos, posicionó a quienes él consideró sus aliados sexenales.

Ruben Rocha Moya, Gobernador de Sinaloa Actualmente en el cargo.
Sin embargo, esa función y asociación lo llevaron a la traición pues en el operativo para su captura y como él mismo ha señalado lo citaron bajo el engaño de solucionar un conflicto al más alto nivel político de Sinaloa.
“En el pecado llevó la penitencia”, dice la vieja conseja popular, aplicada por quienes al menos él pensaba que eran sus aliados, tanto de la clase política como criminal.
Los ejemplos de Capos Consentidos en los Sexenios

A lo largo de varios sexenios algunos capos han gozado de poder e influencia. Con Carlos Salinas el rey fue Juan García Ábrego; con Zedillo, Amado Carrillo Fuentes.

Juan García Ábrego, ex-narcotraficante, líder del Cártel del Golfo.
Con Vicente Fox y Felipe Calderón, respectivamente, Joaquín Guzmán Loera fue el más poderoso jefe del Cartel de Sinaloa.

En tanto para Enrique Peña Nieto, el cártel de Sinaloa gozó de algunos años de impunidad, pero después El Chapo fue capturado.

El chapo Guzmán y Enrique Peña Nieto.
Aunque en ese sexenio se debe resaltar el surgimiento y posicionamiento de El Cartel Jalisco Nueva Generación, de Nemesio Oseguera, alcanzó gran auge en el país.
Y ahora con Andrés Manuel López Obrador, sin duda, El Mayo Zambada se erigió como el capo del sexenio.

Se afirma que Rafael Caro Quintero también forma parte de este proyecto sexenal.

Y el ejemplo claro de lo anterior se puede demostrar con la consolidación del Cártel de Caborca, que dirigen sus hijos y sobrinos y que de manera exponencial crecieron en Sonora y Quintana Roo.

En el caso de Quintana Roo, José Gil Caro Quintero, fue la muestra clara del crecimiento y protección, al cartel de Caborca, pues el año pasado fue capturado en un restaurante de la zona hotelera de Tulum. Su captura fue de tan sólo unas horas, pues tras la entrega de más de 15 millones de pesos fue liberado por orden superior.

Sin embargo, la versión fue desmentida en la Mañanera, por el propio Presidente y la gobernadora de Quintana Roo, sin mayores pruebas que las versiones emitidas por sus propios libertadores.
Este grupo de los Caros Quintero, mantuvieron una breve alianza con el cartel de Sinaloa, sin embargo, terminaron por separarse y hoy mantienen varias disputas, principalmente por el control de Sonora y Quintana Roo.

En el caso de Quintana Roo, la facción de El Mayo Zambada, a través de la familia Coronel Medina, mantienen la disputa por el control de las pistas clandestinas que operan en el Sur, en los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco, con el Cártel de Caborca, de la familia Caro Quintero, y que ha dejado una estela de ejecutados y desaparecidos jamás vista en la historia de nuestro entidad.

Después de todo, a Zambada y asociados no les fue tan mal con el gobierno de la Cuarta Transformación. El capo necesitó poder y protección y el régimen se quiso apoyar en él, para pacificar el territorio nacional y de esa forma cumplir el ofrecimiento de abatir la violencia del crimen organizado.
Algunos analistas consideraron que al parecer los pensadores de la 4T, siempre apoyaron la teoría de que “El negocio del narcotráfico debe continuar, pero al estilo Colombia”: sin violencia de alto impacto y, ante todo, con gobernabilidad.

Ningún Gobierno del mundo tiene la capacidad para pacificar un territorio tan grande y descompuesto sin alianzas en el crimen organizado.
En alguna ocasión, Juan José Esparragoza, El Azul, dijo que “la paz social” no dependía del Gobierno sino de los acuerdos a los que llegaran los carteles y sus capos.

Y esa al parecer fue la premisa que quisieron implementar en la actual administración federal…
Con Datos de Agencias y un Análisis del Sistema de Noticias CAMBIO 22
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