Texto Íntegro de la Carta Enviada por “El Mayo” Zambada, a Medios de Comunicación
10 Ago. 2024
Redacción/CAMBIO 22
El Diario CAMBIO 22 por la Importancia y las Implicaciones Políticas y Judiciales que conlleva la declaración del líder y fundador del cártel de Sinaloa, Ismael Mario “El Mayo” Zambada García, y con el permiso de usted amable lector, publicamos íntegra la declaración para que midan los alcances de estos grupos criminales y su cercanía con la gran mayoría de las autoridades debidamente establecidas y por ello se explica la razón de la violencia que padece el pueblo bueno de este México nuestro.

Nada podrá frenar la violencia extrema que vivimos en la mayoría de regiones de esta noble nación, en tanto nuestras autoridades en turno sigan alternando el poder con esos poderosos criminales que nos mantienen sometidos a través de los delitos de alto impacto, esto es el secuestro, el cobro de piso y hasta con la elección de nuestras autoridades.


Por ello reviste una suma importancia la declaración íntegra del señor Ismael Zambada García “El Mayo” para conocer, entender y exigir, a nuestras autoridades, un freno a la violencia, acabando la red de complicidades que se tejen desde los mismos procesos electores para elegir a nuestros gobernantes.
Por su importancia reproducimos íntegramente la declaración:
Desde que me trajeron en avión a los Estados Unidos desde México el 25 de julio de 2024, ha habido muchos informes inexactos en los medios de comunicación de ambos países. En esta declaración brindaré los hechos reales de lo que sucedió ese día. Deseo decir desde el principio que no me entregué y que no vine voluntariamente a los Estados Unidos. Tampoco tenía ningún acuerdo con ninguno de los dos gobiernos. Al contrario, fui secuestrado y llevado a los Estados Unidos a la fuerza y contra mi voluntad. A continuación, se detallan los hechos.

Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Conocí una disputa entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda, excongresista federal, alcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución. Me dijeron que además de Héctor Cuen y el gobernador Rocha Moya, en la reunión también estaría Iván Guzmán Salazar.
El 25 de julio fui al rancho y centro de eventos llamado Huertos del Pedregal, a las afueras de Culiacán, donde se llevaría a cabo la reunión. La reunión estaba programada para las 11:00 am y llegué un poco antes. Vi una gran cantidad de hombres armados con uniformes militares verdes que supuse eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos. Me acompañaban cuatro agentes de seguridad, de los cuales dos se quedaron fuera del perímetro. Los dos que entraron conmigo fueron José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hace mucho tiempo.

Mientras caminaba hacia el lugar de la reunión, vi a Héctor Cuen y a uno de sus ayudantes. Los saludé brevemente antes de entrar a una sala que tenía una mesa llena de frutas. Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que lo siguiera. Confiando en la naturaleza de la reunión y en las personas involucradas, lo seguí sin dudarlo. Me llevaron a otra sala que estaba a oscuras.

En cuanto entré en la habitación, me tendieron una emboscada. Un grupo de hombres me atacó, me tiró al suelo y me puso una capucha de color oscuro sobre la cabeza. Me ataron y esposaron, y luego me obligaron a subirme a la parte trasera de una camioneta. Durante todo este calvario, fui sometido a abusos físicos que me provocaron lesiones importantes en la espalda, las rodillas y las muñecas. Luego me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado.
Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento. No había nadie más a bordo del avión excepto Joaquín, el piloto y yo.
El vuelo duró aproximadamente entre dos horas y media y tres horas, sin hacer escalas, hasta llegar a El Paso, Texas. Fue allí, en la pista, donde agentes federales estadounidenses me detuvieron. La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es total e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad.

Tengo entendido que la versión oficial que dan las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuen fue baleado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en motocicleta que querían robarle su camioneta. Eso no fue lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron a mí. Héctor Cuen era amigo mío desde hacía mucho tiempo y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, de quienes nadie ha vuelto a saber nada desde entonces.
Creo que es importante que se sepa la verdad. Esto es lo que ocurrió, y no las historias falsas que circulan. Hago un llamado a los gobiernos de México y Estados Unidos para que sean transparentes y proporcionen la verdad sobre mi secuestro a Estados Unidos y sobre las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez y cualquier otra persona que haya perdido la vida ese día. También hago un llamado al pueblo de Sinaloa para que ejerza moderación y mantenga la paz en nuestro estado. Nada se puede resolver con violencia. Ya hemos pasado por eso antes, y todos perdemos.
Firma
-Ismael Mayo Zambada
JFCB





















