Necesariamente Incómoda

 

Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22

Gobernar a un estado como Quintana Roo se requiere conocerlo en cada uno de sus rincones, tener un trato directo con la gente, saber donde viven y cuales son las necesidades de los auténticos lideres naturales y comunitarios, conocer la geografía de la entidad, así como dominar la diplomacia, conocer el sentir y las necesidades de las mujeres y hombres del sector empresarial, saber negociar los presupuestos a nivel estatal y federal, construir alianzas y cultivar todos los días la humildad, la prudencia y el respeto.

Además, de las virtudes y capacidad de toda persona que se dedique a la política, debe ser experta en administración pública, porque con ocurrencias no se gobierna y cuando se hace de esta manera, tenemos los resultados negativos a la vuelta de la esquina, y de eso saben muy bien los priistas, panistas y perredistas que ahora se encuentran en MORENA, porque a sus partidos los enviaron a la quiebra, precisamente, porque se les olvidó que la sociedad, después de tanto engaño terminaría por darle la espalda, pero ni bien hacia agua el barco, “los chapulines” saltaron a otro proyecto.

México, es un país donde si te dedicas a la política y te conviertes en autoritario, corrupto y ineficiente, con cambiarte al partido de moda, al movimiento ciudadano de avanzada, te conviertes en demócrata, con el simple hecho de cambiarte la camiseta, ya eres de avanzada, porque trabajas por el pueblo y para el pueblo, desde luego que para ello no es necesario que renuncies a la riqueza que te dejó la administración pública de los gobiernos y partidos políticos de los cuales ahora reniegas.

La persona que gane las elecciones para la gubernatura el próximo 5 de junio debe saber delegar funciones, pero debe tener un trato directo con las y los gobernados, sin intermediarios, porque al final de cuentas, estos solo le dirán lo que les conviene, sin transmitir realmente las necesidades de la ciudadanía de a pie.

El gobierno del estado que viene, solo tendrá un periodo de cinco años, lapso durante el cual tiene que demostrar lo que se debió hacer en seis años, pero la sociedad quintanarroense ya no quiere más engaños, ya está harta de programas donde predomina la demagogia.

En Quintana Roo hemos tenido canales de comunicación para que la gente interactúe directamente con el gobernante en turno, pero esos espacios terminan siendo cultos al ego, una herramienta más para mantener la popularidad, pero la voz de la ciudadanía nunca se difunde, los mensajes que llegan a difundirse ya pasaron por un tamiz que solo dejó pasar los halagos, los temas pactados o la superficialidad de una agenda ciudadana que solo sabe como se construyó quienes hacen el guion de esos programas.

En este periodo de campañas electorales, quienes aspiran a la gubernatura o a integrar el Congreso del estado, se están descubriendo de cuerpo entero, se están dando a conocer tal cual son, con sus inseguridades, su falta de formación ideológica y política, su falta de conocimiento de la realidad del estado, se les está conociendo de cuerpo y alma, porque están expuestos al escrutinio público, por qué así lo han decidido voluntariamente, pero al no hacer conciencia de ello, también se les conoce su perfil psicológico, nos podemos dar cuenta de su personalidad, qué tipo de personas son, cuáles son sus reales pretensiones.

Detrás de las sonrisas ensayadas, de los pasos de baile que les salen al ritmo de la catarsis, de los abrazos para la fotografía profesional o para la selfi, así como detrás de los elocuentes y divertidos discursos, además, de las apasionadas arengas en contra de los corruptos del pasado, sin reconocer que aquellos forman parte de sus equipos de campaña, si, detrás de toda esa parafernalia democrática, están las verdaderas mujeres, los verdaderos hombres que quieren gobernar a Quintana Roo.

Y allí es cuando vemos al ser humano, a esa persona llena de aspiraciones, de ilusiones, retos y ganas de servirle a los demás, pero también vemos sus debilidades, sus carencias, su miedo por no alcanzar su objetivo, su hartazgo, al sentirse acotado por los intereses de los otros, de los grupos de poder económico y político, cuyos integrantes, al fin de cuentas son los que deciden las agendas.

A lo largo de la vida periodística, durante las coberturas de campañas electorales y luego durante los gobiernos, se observa que los gobernantes terminan siendo rehenes de sus socios políticos, porque no son unos cuantos, es un número considerable de personas que a cambio de unos cientos o miles de votos ya se consideran beneficiarios y usufructuarios del gobierno que apenas empezará.

Desde antes que el gobernante en turno tome posesión ya le empiezan a llegar las listas de quienes debe poner en tal o cual puesto, y no son propuestas, son imposiciones, pero quien puso más dinero o llevó más votos a las urnas es quien se convierte en el poder tras del trono. Después vendrán, los concursos de obras, la asignación de contratos de obras y servicios. Otra forma de que una persona gobernante sea rehén de su propio grupo político o de sus padrinos, es que se toman atribuciones para negociar a nombre del gobierno con los negocios negros que a diario enlutan a este país.

Para que una persona gobernante, realmente sea la que gobierne, debe tener la capacidad de conducir todas sus acciones tanto de la campaña electoral como de su gobierno, debe tener un perfil de estadista, porque de lo contrario, solo será títere de los intereses de otros.

redaccion@cambio22.mx

TIAV

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