Quintana Roo, entre los estados que ha prohibido la realización de estos festivales taurinos

▶Intereses políticos y de grupos minoritarios amenazan con desaparecer más de cinco siglos de tradición y de usos y costumbres del pueblo de México.

▶Grupos minoritarios de los llamados “progresistas encabezados por el PVEM, insisten en acabar con estás tradiciones que en la capital del país y en los poblados del país son parte de la vida misma de la mayoría de sus habitantes.

Redacción/CAMBIO 22

Después de cinco siglos, las corridas de toros podrían quedar desterradas de Ciudad de Méxicopor una iniciativa parlamentaria que confronta las tesis del maltrato animal e intereses políticos manipulados por falsos protectores de animales.

Intereses políticos y de grupos minoritarios amenazan con desaparecer más de cinco siglos de tradición y de usos y costumbres del pueblo de México.

Grupos minoritarios de los llamados “progresistas” encabezados por el PVEM, insisten en acabar con estás tradiciones que en la capital del país y en los poblados del país son parte de la vida misma de la mayoría de sus habitantes.

Pedro Haces reconoció que el gremio taurino debe modernizarse y pidió al congreso capitalino ‘pensar dos veces’ antes de aprobar la prohibición de las corridas.

El líder taurino Pedro Haces consideró que la prohibición de la corridas de toros en la Ciudad de México provocarían una pérdida estimada de 30,000 empleos ligados al espectáculo taurino.

Además, pidió a los congresistas locales “pensar dos veces” en aprobar el proyecto de decreto con el que, de ser aprobado, se prohibirían las corridas de toros.

“En la Ciudad de México serían aproximadamente 30,000 empleos los que se perderían, si a eso le sumamos, los provocados por la pandemia, pues yo creo que habría que pensar dos veces (en aprobar el dictamen)”, apuntó Haces en un mesa de trabajo con legisladores de la Comisión de Bienestar Animal del Congreso de la Ciudad de México.

En dicho encuentro se analizó el impacto económico que implicaría la eliminación de las corridas de toros en la capital mexicana.

Haces agregó que de aprobarse el dictamen que prohíbe las corridas de toros en la capital “este tendría implicaciones a nivel nacional y muy probablemente de replicarse en más estados”.

Reconoció que las familias del gremio taurino “ya se han visto muy afectadas” desde que inició la pandemia y de eliminarse la fiesta brava “se quedarían sin ninguna fuente de ingreso”.

También reconoció que el gremio debe modernizarse ya que, dijo, desde 2004:

“no existen modificaciones en el reglamento taurino”, por lo que es importante “reformarlo y ponerlo a la vanguardia”.

Por su parte, el presidente de la Comisión de Bienestar Animal, Jesús Sesma, recordó que el dictamen “ya está aprobado” por la Comisión y pidió diseñar un “programa emergente” que ayude a las personas que se dedican a la venta de productos o a prestar servicios en las plazas de toros, para que desarrollen otra actividad remunerada y evitar que su afectación económica.

El martes, un grupo de antitaurinos protestó en las escalinatas del Congreso de la Ciudad de México y amenazó con instalar un plantón hasta que los legisladores lleven al pleno una iniciativa para prohibir las corridas.

La convocatoria fue lanzada por la organización Primer Plantón por la Abolición de la Tauromaquia en México, cuyos activistas ya permanecieron afuera de la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 2017 durante 44 días.

En diciembre pasado la Comisión de Bienestar Animal del Congreso capitalino aprobó un proyecto de decreto con el que, de ser aprobado, se prohibirían las corridas de toros.

La iniciativa tiene por objetivo:

“prohibir la celebración de espectáculos, en los cuales se maltrate, torture o prive de la vida a toros, novillos y becerros”.

El dictamen establece que la Constitución Política de Ciudad de México reconoce la protección a los animales “como seres sintientes” y, por lo tanto, deben recibir un trato digno y respetuoso.

Sin embargo, desde que el documento se aprobó no ha pasado al pleno y esto ha provocado malestar entre los animalistas.

Según datos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), uno de las formaciones que apoyaron el dictamen junto con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el país más de 70% de la población está a favor de abolir las corridas, una proporción que es similar en la capital.

En México se ha prohibido la celebración de corridas de toros en los estados de Sonora, Guerrero y Coahuila, y ha sido declarada como un bien cultural y material en Aguascalientes, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Zacatecas, Michoacan.

Aunque el debate no es nuevo en la capital del país que alberga la plaza de toros más grande del mundo -para 50.000 espectadores-, es la primera vez que el Congreso local vota a favor de prohibir la ‘fiesta brava’.
Solo falta una votación en el pleno, sin fecha establecida, tras el aval en diciembre pasado de la Comisión de Bienestar Animal, que al mismo tiempo abrió un diálogo con los afectados.

Equiparando su causa con la de la comunidad LGBTIQ+ o por la despenalización del aborto, los taurinos afirman que se vive una “época de respeto a las minorías” y al “libre pensamiento”.

“¿Dónde cabe la palabra prohibir?”, dice a Rafael Cué, cronista y miembro de Tauromaquia Mexicana, que reúne a aficionados, criadores, matadores y empresarios taurinos.

Bastión de las corridas en América Latina, Ciudad de México es también un baluarte progresista, pionera en cuestiones como el matrimonio igualitario o el aborto legal, además del reconocimiento de los animales como sujetos de derecho y trato digno, según la Constitución local de 2017.

Tauromaquia Mexicana cuestiona si “poderes públicos” pueden imponer “opciones morales de un grupo de la sociedad al resto de los ciudadanos”.

“Se podría, de esta forma, prohibir la interrupción legal del embarazo o del matrimonio igualitario”, alegó en un comunicado.

Proponen que las iniciativas que buscan abolir los espectáculos donde los animales reciben maltratos hasta morir sean debatidos desde una perspectiva de “libertades” y no de “gustos, modas o lo políticamente correcto”.

Animales, no cosas

Para el diputado izquierdista Jorge Gaviño, promotor de esas leyes en el Congreso local, el argumento taurino asume que “los animales son cosas” e ignora conceptos como el “derecho difuso”, donde actos como el maltrato en un espacio público impactan a una comunidad.

“A mí me afecta de manera indirecta cuando matan y lesionan a un animal ‘sintiente’ en una plaza pública para diversión. Está afectando mi convivencia en sociedad, entonces tengo la obligación y el derecho de actuar en contra de este supuesto derecho de un tercero minoritario”, apunta Gaviño.

Juan Pedro Llaguno, torero mexicano de 22 años y nieto de criadores, relata que “muchísimas veces” ha matado animales que conoce desde que nacen, algo que define como “una sensación divina”.

“Tener el privilegio de poderlo torear es lo más bonito que hay porque lo conozco desde chiquito y por fin puedo llegar al ruedo con él a crear algo inolvidable, algo inexplicable”, comenta.

Llaguno subraya que el toro bravo “nace para ser lidiado” y morir en la plaza.

“Es la forma de despedirse de la vida dignamente, con el público reconociendo su bravura”.

Cuatro estados mexicanos prohíben las corridas: Sonora, Coahuila (norte), Guerrero (sur) y Quintana Roo (sureste). Otros siete las protegen como patrimonio cultural.

La tauromaquia, un debate regional 

Pero Gaviño, del partido PRD, asevera que “científicamente se puede comprobar” que el animal sufre durante la lidia.

En su defensa, los taurinos también reivindican el valor económico de la industria de bovinos de espectáculo en México: en 2018 movió 343 millones de dólares, creando unos 80.000 empleos directos y 146.000 indirectos, según datos del sector corroborados por la Secretaría de Agricultura.

Gran parte de este derrame se produce en la capital, si bien 80% de los festejos ocurren en pueblos del resto del país, señala Cué.

Aunque abierto a buscar alternativas para quienes dependen de los toros, Gaviño considera inadmisible que “situaciones económicas” trunquen la prohibición.

El debate sobre las corridas se extiende a países de la región como Venezuela, de larga tradición taurina. Jueces prohibieron festejos en dos estados en diciembre y enero, mientras el fiscal general, Tarek William Saab, tilda estos eventos de “matanzas públicas”.

También cursa un proyecto de ley que prohibiría espectáculos con maltrato animal.

En junio de 2020, Bogotá decidió prohibir el maltrato y muerte del toro en las corridas. En contraste, el máximo tribunal de Perú rechazó ese mismo año proscribirlas.

Los otros países donde están permitidas son España, Francia, Portugal y Ecuador, aunque en este último varias ciudades, incluida Quito, proscribieron en 2011 la muerte del toro en el ruedo.

 

 

 

Fuente: Agencias

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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