Redacción/ CAMBIO 22

Cuando hablamos de dragones, la imagen que se nos viene a la mente es seguramente  la de una enorme criatura voladora que echa fuego por sus fauces, criaturas mitológicas omnipresentes en antiguas leyendas, desde historias sumerias hasta leyendas de la Antigua Grecia, Egipto o China. Aunque ninguno de estos dragones existe en la vida real, la vida salvaje engrosa numerosos ejemplos con esta denominación taxonómica. He aquí algunos de ellos:

DRAGÓN DE KOMODO

Los varanos son uno de los grupos taxonómicos más parecidos a los dragones de leyenda. Este antiguo grupo de lagartos escamosos, que comprende entre unas 50 y 60 especies dentro del género Varanus. Son lagartos diurnos de complexión robusta, dotados de unas colas muy largas con cuellos alargados. ¿Cómo no puede parecernos un dragón un lagarto robusto dotado de una cola muy larga y un cuello alargado y lenguas bífidas.

Uno de ellos, además, tiene nombre de dragón. Se trata del famoso dragón de Komodo (Varanus Komodoensis) una especie endémica de Indonesia conocida por su infalible táctica de caza: se embosca para cazar a sus presas, a las que ataca por sorpresa, desgarrándoles el cuerpo por la parte más tierna, normalmente el estómago, o les arranca una pata. Después espera pacientemente a que las toxinas halladas en su saliva hagan su efecto: hacen que la sangre no coagule, lo que provoca que las víctimas se desangren enseguida. Si la presa consigue huir, es probable que las heridas se infecten. La muerte está asegurada.

MILPIÉS DRAGÓN ROSA

La especie Desmoxytes purpurosea es comúnmente conocida en algunas denominaciones como ‘milipiés dragon rosa’ o ‘milpiés dragón rosado’. En género al que pertenece,  Desmoxytes, engloba numerosas especies distribuidas a lo largo de una amplia región del Sudeste Asiático, desde China hasta Vietnam, pasando por Thailandia y Myanmar, aunque esta especie en cuestión, caracterizada por su llamativo color rosa chillón, habita únicamente en las selvas tailandesas. Suele vivir en las hojas de las plantas selváticas, y, más allá de su color, no presenta ninguna particularidad que la asemeje a un dragón, aunque fue descrita con este nombre por los naturalistas Henrik Enghoff, Chirasak Sutcharit y Somsak Panha en 2007, quien documentaron la especie por primera vez en 2007.

DRAGONES DE MAR

Más allá de los dragones de Komodo, algunos de los dragones más famosos del reino animal no viven en tierra, sino en el agua. Aunque los caballitos de mar son mucho más conocidos y reconocibles, existe otro grupo de animales parecido, conocidos con el nombre de  ‘dragones de mar’. Pertenecen a la misma familia que los caballitos de mar (la de los singnátidos), pero se diferencian en varios aspectos. Para empezar, los caballitos de mar son bastante comunes y pueden encontrarse tanto en aguas tropicales como subtropicales de todo el mundo. Los dragones de mar, sin embargo, se encuentran exclusivamente cerca de las costas australianas, y solo cuentan con 3 especies descritas, comparadas con los cerca de 50 dragones de mar conocidos.

PEZ DRAGÓN

Sun Wukong, protagonista de  una de las obras más famosas de la literatura china clásico Viaje al Oeste, viaja al fondo del mar para encontrarse con el Rey Dragón de los Mares Orientales, quien le entregó la poderosa ‘barra de los extremos de oro’. Las profundidades oceánicas son también el hábitat de numerosas especies abisales terroríficas, una de las cuales también fue bautizada como ‘pez dragón’.

Se trata de la especie Stomias boa, un pez alargado  de menos de 30 centímetros de longitud que habita a profundidades de hasta 1.500 metros. Cuentan con una fisionomía, cuanto menos, aterradora: un cuerpo alargado y una cabeza y ojos muy pequeños, así como unas mandíbulas muy desarrolladas, aunque muy desproporcionadas en relación con su tamaño, que les permite engullir presas mucho más grandes que él, aunque a un precio algo caro, pues no puede cerrarlas completamente. Ello les permite engullir criaturas mucho mayores, pero a un alto precio: nunca pueden cerrarlas del todo. Igual que sucede con otras especies de profundidades, tiene un largo apéndice, en este caso en la barbilla, que le sirve de señuelo luminoso para atraer a sus presas.

DRAGÓN AZUL

Uno de los dragones más llamativos de la naturaleza es un curioso nudibranquio llamado dragón azul (Glaucus atlanticus). Vive en aguas templadas y superficiales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y aunque rara vez supera los 3 centímetros de longitud, es perfectamente reconocible por su singular color, un tono azulado que le sirve de camuflaje en la inmensidad del océano. Una indiscutible belleza que contrasta con su naturaleza tóxica.

Lo más curioso de esta criatura marina es la manera en la que fabrica su veneno. En realidad, lo roba de las presas de las que se alimenta, entre las que se encuentran los sifonóforos, unos hidrozoos entre los que se incluye la temida carabela portuguesa (Physalia physalis).Al ingerirlas, almacenan las sustancias tóxicas de los nematocistos urticantes y los sintetizan en su propio organismo para utilizarlos después contra sus presas. Su picadura no es mortal para los humanos, pero puede provocar dolor, vómitos, dermatitis alérgica. Mucho ojo con estas pequeñas y gráciles criaturas.

 

Fuente: National Geographic

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