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El Misterio de la Momia Egipcia Decapitada
3 Jun. 2024
En 1915, un equipo de arqueólogos norteamericanos descubrió en una antigua tumba egipcia que fue saqueada en el pasado la cabeza cercenada de una momia. Solo un siglo después, el ADN ha permitido saber a quién pertenecía y dar respuesta a un misterio que parecía irresoluble.
Redacción/ CAMBIO 22
lo más llamativo de esta tumba era el sarcófago del propio Djehutynakht, decorado con pinturas dignas de un gran maestro. A pesar de que la pieza sufrió algunos daños al declararse un incendio en el barco que lo traía a Boston, lo cierto es que es uno de los mejores sarcófagos pintados que se han encontrado nunca”. Quien esto escribía era el arqueólogo norteamericano Dows Dunham, ayudante del famoso egiptólogo George Reisner y conservador del Museo de Bellas Artes de Boston.
Tras jubilarse, en 1956, Dunham publicó con todo lujo de detalles las excavaciones de Reisner en unos interesantes diarios, en uno de los cuales plasmaba, como vemos, su admiración por un magnífico sarcófago pintado que en 1915 descubrió la expedición de Reisner en Deir el-Bersha, un yacimiento situado entre Beni Hassan y Amarna, en el Egipto Medio. El sarcófago fue localizado en el interior de una tumba que fue bautizada por los investigadores como 10a, la morada de descanso final de un nomarca o gobernador del Reino Medio (1980-1760 a.C.) llamado Djehutynakht.
EL REDESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DE DJEHUTYNAKHT
Deir el-Bersha era un yacimiento bien conocido por los arqueólogos. En 1818, Charles Brine descubrió, entre las muchas tumbas excavadas en la roca que se abrían en el lugar, la de un hombre llamado Djehutyhotep. Esta tumba contenía una escena pintada, que se haría pronto famosa, en la que una colosal estatua es transportada con la ayuda de trineos por un grupo de trabajadores.
Pero la primera expedición organizada a Deir el-Bersha no tuvo lugar hasta 1891, bajo las órdenes del egiptólogo británico Percy Newberry, que excavó en el yacimiento en nombre de la Egypt Exploration Fund (un jovencísimo Howard Carter participó en la misión como dibujante). Años después, a partir de 1900, George Daresy y Ahmed Kamal excavaron también en Deir el-Bersha y exhumaron bastantes enterramientos, muchos de los cuales aún se hallaban intactos.
La primera expedición organizada a Deir el-Bersha no tuvo lugar hasta 1891, bajo las órdenes del egiptólogo británico Percy Newberry.
En 1915 llegó a Deir el-Bersha el ya por entonces famoso egiptólogo norteamericano George Reisner, descubridor, entre otras cosas, de la tumba de la reina Hetepheres, madre del faraón Keops, y de las tríadas del faraón Micerino, en Giza. Para llevar a cabo su campaña en Deir el-Bersha, Reisner contó con la ayuda de Ahmed Kamal y de H. Lyman Story, archivero del Museo de Bellas Artes de Boston.
Los egiptólogos pudieron comprobar que la esposa murió antes que el marido, y al parecer los ladrones de tumbas, al acecho, habrían aprovechado el momento en que la tumba volvió a abrirse para acoger los restos del gobernador para planear el golpe. Tras un tiempo prudencial, los saqueadores retiraron la piedra que tapaba la entrada y redujeron las momias del nomarca Djehutynakht y de su esposa a pedazos para llevarse sus joyas y amuletos.
A continuación prendieron fuego a la tumba para borrar sus huellas y se marcharon precipitadamente. Los cuerpos desmembrados quedaron desparramados por la estancia, y una cabeza, tal vez la del nomarca Djehutynakht o tal vez la de su esposa, quedó colocada sobre el ataúd del gobernador, observando el terrible destrozo durante siglos. Hasta la llegada de Reisner y los suyos.
Antes de exponer la misteriosa cabeza al público, esta había sido estudiada en el Hospital General de Massachussetts mediante tomografía computarizada, lo que reveló algo sorprendente: le faltaban los pómulos y parte de la articulación temporomandibular. Eso representó un duro golpe para los investigadores porque su presencia podría haber ofrecido algunas pistas sobre el sexo de la momia.