Redacción/CAMBIO 22

JOSÉ MARÍA MORELOS, 17 de mayo. –  En el corazón de la comunidad de La Presumida, un tesoro arqueológico yace silencioso, apenas notado por quienes transitan por sus calles. Piedras labradas de origen maya, vestigios de un posible centro ceremonial, se alzan como testigos mudos de un pasado ancestral. Una pequeña estructura, que en su momento surtía de vital agua a la población, se erige majestuosa con la misma piedra trabajada con maestría por antiguas manos mayas.

Sin embargo, al menos dos de estas preciosas piedras han sido desprendidas de su base, víctimas de la voracidad del robo. Para la comunidad, estas piedras son más que simples objetos, son símbolos arraigados a sus raíces, testigos tangibles de su historia y cultura.

Según los testimonios de los lugareños, las piedras mayas fueron extraídas de una antigua edificación ubicada en dirección al rancho Santo Tomas, aunque la ubicación precisa de este sitio ancestral permanece envuelta en misterio. La Presumida guarda celosamente estos vestigios, custodiando la memoria de sus primeros habitantes.

Aunque se especula que incluso la iglesia local y otra edificación del parque de la población fueron construidas con estas mismas piedras labradas mayas, la realidad es que carece de los glifos y detalles característicos presentes en la pequeña estructura que antaño proporcionaba agua a los pobladores.

Las piedras mayas de la Presumida aunque discretas son el orgullo de la población que ve en ellas la materialización de su origen maya que sobrevive hasta nuestros días.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

JFCB

 

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