Olivia Vázquez / CAMBIO 22

CANCÚN, Q. ROO, 07 de abril.-Aunque Cancún vive su bonanza en esta temporada vacacional de Semana Santa, misma que atrae a miles de turistas por sus aguas cristalinas y su arena blanca, lo cierto es que hay tramos costeros en la zona federal marítimo terrestre de la zona hotelera de Cancún, que le quedan pocos metros de duna y en algunos casos, sobre todo donde se ubican predios particulares, el golpeteo de la ola ya toca barreras y estructuras de construcción que se han puesto para evitar la mayor erosión.

Del gran proyecto de recuperación de playas que se realizó en 2010 y que dejó anchos de duna de hasta 80 metros de ancho en un tramo de 10 kilómetros a partir de Punta Cancún, se ha perdido más del 80% de la duna costera y en algunos tramos ya se vuelve a tener una severa erosión, incluso frente a desarrollos hoteleros de cadena, que sólo mantienen una mínima parte de arenales y sus albercas y áreas abiertas se han construido en los últimos años a desnivel, en pisos de altura para evitar el impacto del oleaje y poder ofrecer camastros y albercas en áreas controladas para sus visitantes.

Las suradas de las últimas semanas, provocan este efecto de mayor erosión y en algunos tramos del litoral costero de la zona hotelera, se pueden ver formaciones de 30 centímetros y hasta más de un metro de desnivel que provoca el temporal y el golpe de la marea generando una erosión adicional en la costa.

En el tramo justo donde se realizó el proyecto de recuperación de casi 10 kilómetros de duna, la pérdida de arenales es evidente y han vuelto a salir las rocas que formaban parte de esa línea costera, dejado una vertical de acceso para el mar.

En las zonas donde no se reportó el relleno, si bien hay cierta conservación de la duna, también existen hoteles y tramos que ya no tienen litoral costero con duna y que las olas cada vez más se acercan a las grandes bardas de contención que se han colocado.

Esa inversión de casi mil millones de pesos que permitieron la colocación de 5.5 millones de metros cúbicos de arena en 10.5 kilómetros no se ha vuelto a hacer en Cancún a pesar de que ahora se lucha con dos fenómenos naturales y no sólo uno.

Los huracanes y suradas como las que se reportan actualmente son la principal amenaza, pero en los últimos cinco años, la llegada masiva de sargazo que ha invadido la costa de Quintana Roo, ha acelerado este proceso de erosión por la conjunción del alga y la duna, pues en el retiro de la macroalga, se han perdido volúmenes importantes de duna.

Frente al gran éxito de la región, la falta de mantenimiento de arenales y la constante erosión se hace cada vez más evidente  sin que se sepa o se de cuenta de lo que hace el Fideicomiso de Recuperación de playas de Quintana Roo, mismo que se generó precisamente para garantizar ese mantenimiento.

Este Fideicomiso operaba, adicional a los recursos que se han agregado hoy en materia de recaudación, como el mismo 30% de más que paga la hotelería en su concepto de terrenos ganados al mar en la zona federal marítimo terrestre y que se generó precisamente a partir del 2010 por el relleno realizado y para pagar el crédito adquirido.

Ahora que ya no se debe, se sigue pagando este recurso adicional al impuesto de saneamiento y otros conceptos que deberían garantizar la recuperación de la duna, el principal activo de Cancún que enfrenta la doble amenaza del clima y del sargazo.

 

o.vazquez@diariocambio22.mx

ADG

 

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