• El telescopio espacial James Webb de la NASA logró detectar al hoyo negro con su vista infrarroja, que descubre objetos muy lejanos u ocultos tras el polvo.

 

 

Redacción/CAMBIO 22

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto el agujero negro más antiguo jamás observado, un objeto que nació en los albores del universo, 400 millones de años después del Big Bang, el momento que hace 13 mil millones años dio paso a un universo repleto de maravillas.

Hasta hace apenas dos años, muchos secretos del cosmos permanecían ocultos para los astrónomos pero la llegada del telescopio espacial James Webb, construido por la NASA, la agencia espacial europea (ESA) y la agencia canadiense (CSA), ha cambiado las cosas. Esta maravilla tecnológica ha abierto una nueva era en la investigación astronómica.

El telescopio, que opera en el infrarrojo, puede ver objetos fríos, muy lejanos u ocultos tras el polvo, lo que le permite observar el universo primitivo y ver objetos tan antiguos como el agujero negro que acaba de descubrir una colaboración de científicos liderados por el astrofísico Roberto Maiolino, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Los resultados de la investigación, que se han publicado este miércoles en la revista Nature, son -según Maiolino- “un gran paso adelante”.

De entrada, la existencia de este agujero negro sorprendentemente masivo -unos cuantos millones de veces la masa de nuestro Sol- en una época tan temprana del Universo desbarata las teorías sobre la formación y crecimiento de estos objetos.


Su origen, un misterio

Los astrónomos creen que los agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de galaxias como la Vía Láctea tardaron miles de millones de años en alcanzar su tamaño.

Según los modelos estándar, estos objetos se forman a partir de los restos de estrellas muertas, que colapsan y pueden formar un agujero negro de unas cien veces la masa del Sol pero, según esta teoría, el joven agujero negro recién descubierto tardaría unos mil millones de años en alcanzar su tamaño actual pero el universo todavía no tenía mil millones de años cuando se detectó.

“Es muy temprano en el universo para que haya un agujero negro tan masivo, así que hay que considerar otras formas en que podrían formarse”, explicó Maiolino, del Laboratorio Cavendish de Cambridge y el Instituto Kavli de Cosmología.

Los investigadores opinan que este agujero es tan grande que tiene que haberse formado de otra manera: podría haber “nacido grande” o devorar materia a un ritmo cinco veces mayor de lo que se creía posible.

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