Yolanda Gutiérrez/CAMBIO 22

ISLA MUJERES, 1 de enero-. A excepción de quienes disfrutaron los primeros rayos del amanecer en la Punta Sur, madrugadores deportistas que aprovecharon la inusual tranquilidad y trasnochadores aún con los efectos de la fiesta, Isla Mujeres despertó tarde.

Terminados los festejos en la explanada, los fuegos artificiales y el Gran Baile de Fin de Año, muchos de los que aguantaron hasta el último minuto se encaminaron a la Punta Sur para ver amanecer.

Las familias que no asistieron a la explanada celebraron en sus casas por todo lo alto la llegada del 2024, los restaurantes registraron una buena demanda para la cena y pese a que los negocios cerraron relativamente temprano, muchos ciudadanos, tanto turistas como locales, que pasaron la noche desvelados celebrando el nuevo año, se retirasen a dormir en horas a las que no están acostumbrados, lo que dejó la ciudad prácticamente si un alma hasta pasadas las diez de la mañana, cuando los primeros “madrugadores” comenzaron a asomar.

A primeras horas el panorama en las principales avenidas era contrastante, en virtud que solo se detectaron personas que, pese a la festividad del día, tuvieron que levantarse a la hora de costumbre para acudir a sus trabajos, pero fuera de eso, las calles lucieron solitarias.

La avenida Rueda Medina, arteria principal de la zona centro, así como las calles de la zona comercial, se encontraban prácticamente vacías a las ocho de la mañana, con unos cuantos vehículos en la vía de rodamiento, entre ellos algún que otro taxi.

En tanto que había espacio de sobra en los primeros viajes de los barcos de ruta de la naviera Ultramar.

Alrededor de las once empezó a observarse un poco más de movimiento, algunos turistas asomaron en las calles buscando algún restaurante abierto para un desayuno tardío y la actividad se fue normalizando de manera paulatina tanto en el primer cuadro de la ciudad como en las colonias.

En la zona centro los comercios, salvo algunas excepciones, no abrieron a la hora de costumbre, lo que incrementaba la sensación de encontrarse en una ciudad fantasma, aunque conforme avanzaba la mañana, el primer cuadro comenzó a recobrar su movimiento habitual.

Las colonias a temprana hora semejaban a pueblos abandonados y pese a que del interior de algunas casas emanaba la música con la que sus ocupantes amenizaron la velada, las calles se encontraban prácticamente vacías, salvo por los grupitos de amigos que aún seguían la fiesta en la banqueta.

 

 

y.gutierrez@diariocambio22.mx        

JFCB

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