• La plaga provocó pérdidas por más de 15 mil millones de pesos, el cierre de la frontera con Estados Unidos y más de 11 mil casos detectados a nivel nacional.

 

  • Tizimín concentra el mayor número de contagios en Yucatán, donde el 92% del territorio ya ha registrado miasis y la alerta sanitaria se mantiene activa.

 

 

Renán Castro Hernández/ CAMBIO 22

Durante 2025 el brote de Cochliomyia hominivorax (gusano barrenador del ganado) dejó de ser un problema regional para convertirse en la crisis sanitaria más grave de la ganadería mexicana. Desde finales de 2024 Estados Unidos mantuvo cerrada su frontera a la exportación de ganado vivo mexicano y la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas cifró las pérdidas en 15 mil millones de pesos, mezcla de becerros que no se exportaron y costos sanitarios adicionales.

En diciembre de 2025 el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) reconocía 11 667 casos detectados, de los cuales 931 permanecían activos; los estados más afectados fueron Chiapas (4 955 casos), Oaxaca (1 586), Veracruz (1 449), Yucatán (1 263), Tabasco (1 032), Campeche (646) y Quintana Roo (268).

El cierre fronterizo obligó a vender un millón de becerros en el mercado interno, a precios muy inferiores a los estadounidenses, hundiendo la rentabilidad de los ranchos.

El gobierno federal desplegó un Dispositivo Nacional de Emergencia de Salud Animal (Dinesa), incluye vigilancia de ranchos, atención inmediata de casos, capacitación a productores y la liberación semanal de 90 millones de moscas estériles para disminuir la población de la mosca nativa, también se avanza en la reconstrucción de la planta de producción de moscas estériles en Metapa, Chiapas, que se espera opere en 2026.

Yucatán: el 92 % del territorio afectado y 98 municipios infestados

En Yucatán el brote se detectó en marzo en un becerro de Tzucacab, nueve meses después la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder) reportaba que el 92 % del territorio estatal había experimentado miasis y que sólo ocho localidades permanecían libres.

Hasta el 29 de diciembre se contabilizaban 104 casos activos distribuidos en 26 municipios, mientras 1 307 animales ya habían sido atendidos y curados.

La plaga no respetó especies, caninos, felinos, ovinos, caprinos, bovinos, suinos e incluso equinos se contagiaron.

Los animales afectados presentaron lesiones en orejas, ombligo y miembros posteriores relacionadas con heridas por alambre de púas, mordeduras de murciélagos hematófagos y peleas.

La dispersión obligó a la Seder a mantener una alerta sanitaria permanente, en diciembre se detectaron 50 nuevos casos en 23 municipios, para un total acumulado de 1,307 casos acumulados, refiriendose al total de animales que han contraído la plaga desde que entró a Yucatán en marzo de 2025.

Los municipios con mayores brotes fueron Panabá, Valladolid, Sucilá, Mérida, Tahmek, Tizimín y Tzucacab, se reportó incluso un caso en un hombre de 47 años en Mérida.

La Seder y Senasica atienden los reportes en menos de 24 horas, con 26 médicas y médicos veterinarios en campo que aplican tratamientos gratuitos y capacitan a los productores, para contener la plaga se habilitaron líneas telefónicas y una aplicación para reportar casos y evitar sacrificios innecesarios.

El gobierno de Yucatán puso en marcha un Plan Piloto de Supresión del Gusano Barrenador, diseñado junto con Senasica, se invirtieron 77 millones de pesos y se colocaron 2 000 trampas de bajo costo en ranchos estratégicos, las trampas incluyen botellas PET con lixiviados, estaciones de cebo con PVC e insecticidas y láminas adhesivas con atrayente.

La estrategia busca reducir la población de la mosca Cochliomyia hominivorax para interrumpir el ciclo biológico, eliminar larvas y evitar la reinfestación.

Las autoridades recalcan que la participación de los productores es crucial para fabricar y colocar trampas artesanales.

Además, la Seder exhorta a mantener medidas de higiene, revisar heridas y reportar cualquier caso para contener la miasis.

Tizimín: foco rojo en la principal zona ganadera de Yucatán

**Un epicentro ganadero bajo asedio

Tizimín no es un municipio cualquiera, concentra el mayor hato bovino del estado, con más de 200 000 reses y decenas de criadores de pie de cría, su economía gira alrededor de la ganadería de carne y de lidia, la producción de leche y la exportación de becerros hacia el norte del país y Estados Unidos.

La epidemia del gusano barrenador lo convirtió en el municipio con más casos activos, según el corte del 29 de diciembre, 30 animales permanecían infestados, superando a Mérida (24 casos) y Panabá (7 casos).

En la semana previa, la Seder informó que sólo Tizimín sumó 16 de los 54 nuevos casos detectados en el estado.

El gusano barrenador afecta la rentabilidad y la producción de Tizimín por varias razones:

  • Costos directos: cada animal infectado requiere curaciones, insecticidas y seguimiento veterinario. A nivel nacional se estiman gastos adicionales de 1 200 a 2 000 pesos por animal debido a los protocolos sanitarios.

  • Pérdida de peso y mortalidad: el gusano perfora tejidos y produce miasis que debilita a los animales; si no se atiende, puede causar la muerte o la pérdida del valor comercial.

  • Cierre del mercado: la prohibición de exportar ganado en pie a Estados Unidos se traduce en sobreoferta y precios a la baja, desincentivando la inversión en pie de cría.

  • Riesgo de dispersión: Tizimín es punto de tránsito hacia Quintana Roo, Campeche y el centro de Yucatán, el movimiento de animales sin control puede favorecer la propagación de la plaga.

Lo que las autoridades están (y no están) haciendo

Las autoridades han respondido con campañas de atención y vigilancia, se creó un equipo de 26 veterinarios que acuden en menos de 24 horas a los reportes. La atención incluye curación, aplicación de medicamentos y capacitación a los ganaderos, la Seder reiteró que los tratamientos son gratuitos y que no se debe sacrificar a los animales.

Además, el Plan Piloto instaló trampas para reducir la mosca en ranchos de municipios como Cacalchén.

Sin embargo, las cifras demuestran que las medidas aún no logran contener el brote, a finales de diciembre se seguían reportando 104 casos activos, 98 localidades habían registrado gusaneras y 92 % del territorio estatal ya había estado expuesto.

El incremento semanal de casos en Tizimín, 16 nuevos en la última semana sugiere que las estrategias no han sido suficientes en el municipio con mayor actividad ganadera.

Para los productores de Tizimín, la prioridad es proteger el pie de cría y garantizar la inocuidad del ganado. Reforzar las medidas de higiene en ranchos, curar cualquier herida y cooperar con las brigadas veterinarias son pasos indispensables.

También es necesario transparentar los recursos públicos destinados al plan piloto y evaluar su eficacia, si bien la liberación de moscas estériles y la instalación de trampas pueden dar resultados a mediano plazo, la plaga sigue activa y la comunicación oficial debe ser clara respecto a la evolución de los casos.

En este cierre de 2025, Tizimín simboliza las dos caras de la ganadería mexicana, el potencial productivo y la vulnerabilidad frente a una plaga que reabrió viejas heridas sanitarias, de la capacidad de respuesta y de la coordinación entre autoridades y productores dependerá que 2026 no inicie con la misma pesadilla.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

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