• Gobierno presenta finalistas con poca claridad y deja fuera prioridades ciudadanas

• Ciudadanos cuestionan prioridad de la Casa de la Cultura frente a proyectos de seguridad y servicios básicos

Gabriel Hernández/ Yolanda Gutiérrez/ CAMBIO 22

El Presupuesto Participativo 2026 de Isla Mujeres arrancó con una invitación a la ciudadanía para elegir entre tres proyectos por cada zona del municipio, según el boletín oficial, la gente podrá votar en los Centros Comunitarios o a través de una encuesta digital por las siguientes obras, en la Zona Continental el Deportivo Ciudad Mujeres, la instalación de casetas de seguridad en Chacmuchuch y El Ramal, y la construcción de un cementerio; en la Zona Insular, la Casa de la Cultura, el Malecón Oriente y un estacionamiento público en el centro.

La directora de Desarrollo Social aseguró que el ejercicio muestra “un gobierno cercano a la gente” y que la herramienta permitirá ejercer los recursos “de manera transparente y eficiente”.

La convocatoria, sin embargo, ha despertado más preguntas que entusiasmo, desde hace meses se instalaron comités vecinales y se realizaron foros “Tu Voz Decide” para escuchar las necesidades del pueblo. Vecinos de diferentes colonias mencionaron de manera insistente problemas de seguridad, alumbrado público, pavimentación, limpieza de espacios comunes y nuevas áreas recreativas.

No obstante, ninguna de esas peticiones aparece entre los proyectos finalistas; ni siquiera el alumbrado público quedó como opción en la votación.

¿Cómo se seleccionaron las obras? ¿Qué criterios se utilizaron para descartar proyectos esenciales? Hasta ahora no existe un informe público que detalle qué propuestas presentaron los ciudadanos ni cómo fueron ponderadas.

El caso más polémico es la inclusión de la Casa de la Cultura, vecinos recuerdan que este edificio fue remodelado en la administración de Juan Carrillo y que su deterioro actual se debe al abandono de la autoridad municipal en turno. Resulta contradictorio que el gobierno pida votos para rehabilitar un inmueble cuyo descuido es responsabilidad de la propia administración; mientras tanto, problemas urgentes como la seguridad y el alumbrado siguen sin atención.

Esta situación alimenta la sospecha de que el presupuesto participativo se utiliza para financiar proyectos del gusto de la administración actual y no para resolver las verdaderas necesidades de la comunidad.

El presupuesto participativo es una herramienta valiosa para democratizar la toma de decisiones y fortalecer la confianza en las instituciones, pero su éxito depende de transparencia y rendición de cuentas.

Anunciar finalistas sin explicar el proceso de selección ni publicar la lista de todas las propuestas ciudadanas mina la credibilidad del ejercicio.

No basta con habilitar urnas y encuestas, se necesita informar con claridad a la ciudadanía sobre qué se propuso, quién apoyó cada proyecto y por qué unas iniciativas avanzaron y otras no.

Mientras esperamos los resultados definitivos, es justo exigir al gobierno municipal que publique los informes de los foros y explique por qué se desestimaron proyectos de alumbrado, seguridad y servicios básicos. Si de verdad se combate la corrupción y se busca un gasto público eficiente, como afirma el boletín oficial, la participación ciudadana debe ser algo más que una votación simbólica.

La gente de Isla Mujeres merece que el dinero se invierta en las prioridades reales de sus colonias y que los programas no se usen para maquillar abandonos ni para legitimar decisiones ya tomadas.

Solo con información clara y una respuesta a las demandas sociales podremos saber si el Presupuesto Participativo 2026 será un paso hacia la democracia local o simplemente un ejercicio de propaganda.

Los ojos de la comunidad están puestos en la decisión final que, pese a todas estas incógnitas, podría terminar inclinándose hacia aquello que resulte más conveniente para el propio ayuntamiento, y no necesariamente para las prioridades más urgentes de la ciudadanía.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

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