Conchichis y Cochinadas pa’l Mundial
8 Dic. 2025
Lourdes Mendoza / CAMBIO 22
Hay vergüenza nacional. Se llama AICM y no está en condiciones de recibir a los turistas del Mundial. Y, para colmo, está militarizado.
El almirante Padilla es déspota. Trata a los empleados como marinos, “a la dura”. Los civiles, que son la mayoría de los colaboradores, no entienden a gritos ni arrestos. Una cosa es que estén sectorizados a Semar, y otra que sepan cómo funcionan los regímenes militares.
El aire se corta con cuchillo en el AICM. Todos están la mira. No importa el área. Te apuntan.
Al almirante Padilla le urge encontrarle espacio a los ex-NAIM, sus incondicionales. La única forma es corriendo a todo mundo. No saben nada, pero son carnales y eso basta.
“¿Cuándo el secretario de Marina volteará al AICM y dejará de permitirle a Padilla que nos siga pisoteando? Además, por órdenes de Padilla estamos en manos de Sendy, su incondicional, quien tampoco sabe nada. El AICM no es una empresa socialmente responsable, ¡qué vergüenza!, me cuentan mis fuentes, quienes por obvias razones piden el anonimato”.

Alerta
“Padilla ha cambiado de manera arbitraria nuestros horarios ignorando nuestros derechos laborales y contratos colectivos. Nos cambia los horarios por día, mes, quincena o semana, dejándonos sin vida familiar, pues sin horario fijo ¿cómo podemos planear, convivir y organizarnos para lo elemental?”
Dicen que no hay dinero para pagarles las horas extra a los trabajadores, pero sí hay para las bacanales de comida y brindis del almirante. También hay, claro, para remodelaciones o cambio de insignias para borrar “AICM” por “Grupo Aeroportuario”; caprichos, pues… hasta en “los oficios” en papel.
Padilla está haciendo historia, como la ‘4T’
Logró lo que ningún director (civil o marino) –redoble de tambores–, una guerra entre el personal sindicalizado y el personal de confianza. Tras ordenar a todas las áreas quedarse hasta las 8 pm. Los sindicalizados brincaron y su sindicato los defendió, porque viola el contrato colectivo, pero a los trabajadores de confianza los dejaron solos.
“El subdirector de RH, José Luis Reyes, y el gerente de Administración de Personal, Pedro Antonio Robledo, sólo cumplen sus órdenes. Incapaces de contradecirlo o hacerle ver que está causando un problema legal laboral”.
A los puestos de mando, Padilla los dejó a pie (les quitó el coche que era prestación). Personal de control vehicular argumenta que finalizó el contrato de arrendamiento, pero, Padilla lo renovó, trajeron vehículos nuevos y no se los entregó a los funcionarios del AICM (el contratante). Enviaron los “nuevos de paquete” a los aeropuertos de Cuernavaca y Toluca, y le entregó coche a uno que otro capitalino.
“También nos cambió las fechas de pago y ahora en lugar de pagarnos por catorcena, como sucedió durante 97 años y como a todos los empleados del AICM, nos paga por quincena, y es que no, no es lo mismo que te paguen un miércoles sí y un miércoles no, a que te paguen los días 15 y 30 de cada mes”.
En el AICM, los trabajadores siempre han usado uniformes dependiendo de su área de trabajo. Ahora Padilla los quiere a todos “disfrazados” de Marinos (pantalón negro, camisa blanca, la cual en la espalda se lee Marina, el apellido del trabajador, el logotipo de Grupo Aeroportuario, la bandera de México). Hay quien dice que parecen camisetas de futbol con patrocinios y logotipos.

“Lo que él pierde de vista con su propuesta de “uniforme digno” es que no todos nacimos en cuna de oro y muchos vivimos en lugares en los que nos vamos a convertir en blancos inmediatos de los malos por vivir en zonas rojas. Aunque claro, hay trabajadores que se lo fueron a comprar a la tienda que tiene Padilla en el edificio de Grupo Aeroportuario, para quedar bien y así, en un inesperado milagro, decida no correrte porque te vistes igual que él”.
No beban, no coman nada, pues habrá peligro de escupir
Pues viene el momento conchichis. Padilla decidió mostrar “interés, preocupación, empatía” o algo así, por el personal femenino. De mano de la subdirectora Mariana Paola Cabrera.
Les regalaron a todas las compañeras: conchichis (conchas de pan de dulce) ¡así como se lee, se pronuncia, se escucha y se ve!, un verdadero escándalo. Mariana personalmente las entregó de oficina en oficina… –inhale y exhale– En una de tantas áreas, al mencionar Mariana que era un regalo del almirante, preguntó que ¿qué opinaban, que si querían comentar algo?, una compañera, sin miedo al éxito, le preguntó “¿y para cuándo van a quitar las guardias entre semana y las de los sábados?” y Mariana contestó: “No de eso, no estamos hablando, algún comentario que quieran hacer referente a las conchichis”, a lo que siguió un silencio absoluto.
En las cochinadas, el contralmirante José Joel Cid López, subdirector de ingeniería, de profesión arquitecto, ha dado la orden de contratar a todos sus amigos para colaborar en la remodelación. Fiel a las mañas cuatroteras, no ha licitado nada (pura asignación directa, como les encanta), él decide quién trabaja en el AICM y cuánto se le va a pagar.
“¿Dónde está el OIC, por qué no ha hecho ninguna observación a tanta cochinada?, ¿dónde está el secretario de Marina? Hasta ahorita ha guardado un silencio que delata complacencia y complicidad. En su discurso en el desfile del 16 de septiembre, dijo: “Aceptar la verdad (escándalo de La Barredora) fue un acto de honestidad para el pueblo y que la institución no se define por estos actos. Subrayó que la batalla contra la corrupción es central para la ‘4T’ y reafirmó el compromiso de la Marina con la honestidad, el honor y la ley para servir al pueblo mexicano”.
Fuerte a pico de botella
“En el AICM estamos aprendiendo a golpes que para la Semar hay excepciones, y los empleados del aeropuerto más importante del país no somos el pueblo y el AICM no es una institución vayan a respetar. Extrañamos a Tiscareño y a Rivera Parga”.
En AFAC no vuelan mejor. Los trabajadores no sólo no han recibido su incremento salarial ni el retroactivo, sino que Emilio Avendaño los obligó a ir a la cargada de Claudia Sheinbaum bajo la advertencia de que si no iban los corría.

Perjurio mexiquense
Como les adelanté, Ana Lilia Herrera tuvo audiencia en el Juzgado 27 Civil de CDMX por ser mala paga y ¿qué creen?, que cometió perjurio. Sí, mintió bajo juramento ante un juez. La pregunta era muy sencilla: si ella aparecía en los spots publicitarios. Quiso contestar como si estuviera en comparecencia en la cámara o apegándose a una estrategia demedia training. Enérgica, la juzgadora la acorraló en tres ocasiones: “Sí o no?”. A lo que la mexiquense terminó contestando: “No, pero yo no contraté los servicios”. Pero ¡hay video! Así pues, el asunto es penal.
GPC/RCM





















