La decisión forma parte de una narrativa que la mandataria ha construido desde su llegada al gobierno federal: que el Mundial 2026 no solo sea un espectáculo deportivo, sino un evento de impacto social. En sus palabras, se busca “compartir la fiesta con quien más lo necesite”, reforzando la idea de inclusión alrededor de una de las competencias más grandes del planeta.
¿Por qué Sheinbaum no estará en el Estadio Azteca el 11 de junio de 2026?
La presidenta reiteró que su ausencia responde a una decisión tomada tiempo atrás. Desde el 14 de noviembre, durante la presentación del comité organizador mexicano, ya había adelantado que regalaría su entrada al partido inaugural en el Estadio Azteca. Ahora, volvió a confirmarlo: “Ya lo había dicho, vamos a regalar la primera entrada; es una oportunidad que transforma vidas”, señaló.
El gesto busca subrayar la intención del gobierno de utilizar el Mundial 2026 como un catalizador para ampliar el acceso al deporte. Bajo esta lógica, la mandataria optó por no ocupar un asiento de protocolo y permitir que un ciudadano lo haga en su lugar.
Además, Sheinbaum aclaró que, por el momento, no hay confirmación respecto a si asistirán mandatarios de los países coanfitriones. Dijo que la eventual presencia del presidente Donald Trump o del primer ministro Mark Carney se definirá más adelante, según la agenda diplomática.
La presidenta también aseguró que México está cumpliendo con los plazos para terminar los proyectos de infraestructura vinculados al torneo. Entre ellos están adecuaciones en transporte, accesibilidad, seguridad y operación de los estadios sede: el Estadio Azteca en Ciudad de México, el Estadio Akron en Guadalajara y el Estadio BBVA en Monterrey.
En total, el país albergará 13 partidos a lo largo del evento. Destaca que el Estadio Azteca se convertirá en el primer recinto del mundo en recibir tres partidos inaugurales de una Copa del Mundo, tras hacerlo en 1970, 1986 y ahora en 2026.
Qué representa este gesto para el Mundial 2026 en México
La renuncia de Sheinbaum a asistir a la inauguración también tiene una lectura política y simbólica. En un torneo donde las entradas VIP suelen estar reservadas a jefes de Estado, empresarios y figuras internacionales, ceder su lugar envía un mensaje de apertura hacia la ciudadanía común.
La mandataria ha insistido en que el Mundial 2026 debe convertirse en un punto de partida para impulsar la actividad deportiva en barrios, escuelas y comunidades marginadas. La idea, según dijo, es que el evento deje beneficios tangibles más allá del espectáculo mediático que rodea a la Copa del Mundo.