Llevan Dos Años Desaparecidos 10 Guatemaltecos en Chiapas

• En entrevista para La Silla Rota, familiares de Dan Josué Rosales Tzunún y de los otros nueve guatemaltecos desaparecidos en Frontera Comalapa relatan cómo, hace dos años, el viaje que emprendieron para vender pollitos en Chiapas se convirtió en una tragedia.

Redacción/CAMBIO 22

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Hace dos años, Dan Josué Rosales Tzunún emprendió un nuevo negocio: la venta de pollitos en crecimiento. Emocionado, invitó a 11 personas de su poblado, en Guatemala, para viajar a varios municipios fronterizos y de la Sierra de Chiapas, México y vender los animales.

Con un camión que obtuvo a través de financiamiento, el joven padre de familia se aventuró y llegó a Frontera Comalapa, donde rentó una casa por unos días, mientras comercializaban todas las aves, como ya lo había hecho antes con otro pariente que le enseñó el oficio.

Con su equipo laboral, recorrió colonias, comunidades y ejidos de varias localidades como Frontera Comalapa, en ese momento un “foco rojo” por la presencia y disputa de grupos del crimen organizado. Sin embargo, el 16 de noviembre ocurrió lo impensado: él y otros nueve compañeros desaparecieron. Se los “tragó la tierra”.

De acuerdo con familiares, sólo dos de los viajeros la libraron, pues tras hacer su recorrido de venta y terminar de vender todo, esperaron en una gasolinera, pero al notar que sus compañeros no regresaban, decidieron volver a casa.

A pesar de que han transcurrido más de 24 meses sin saber de Dan, Amílcar Isaac Enríquez Villatoro, Jorge Luis De León, Juan Carlos Calel de León, Luis Alberto Vásquez Sarat (el más joven; tenía 17 años cuando desapareció), Juan Francisco Tupul García, Leonardo Morales Álvarez, Mayco Josué Morga Enríquez, Francisco Socorro Morga De León y Julio César Vásquez Pérez, sus seres queridos no pierden la fe en hallarlos.

En entrevista vía telefónica, Débora, hermana de Dan, admite que este proceso ha sido complicado, sobre todo por los hijos de los desaparecidos, “al principio les pudimos ocultar la verdad, pero ya son dos años, ¡ni cómo hacerle! Sólo hay que decirles que debemos tener fe, que van a aparecer”.

Ni un solo rastro

Lo que más le pesa confiesa es que no han recibido ni un mensaje o llamada al menos para saber si ellos están vivos o muertos y la situación se complica porque la mayoría era proveedor de sus hogares, por lo que sus esposas quedaron en el desamparo.

Si como familiares no hubieran recibido el respaldo de la Red Jesuita y del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, admite, ya hubieran “tirado la toalla”.

Desde Cuyotenango, Suchitepéquez, Guatemala, Débora pone su confianza en Dios y refiere que al menos quisieran saber dónde están, aunque ya no estén con vida.

Problemática en cifras

Al 30 de noviembre de 2023 (año de la desaparición de los 10 guatemaltecos), alrededor de 113,048 personas estaban en calidad de desaparecidas en México, de las cuales 1,043 fueron contabilizadas en Chiapas, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

Según la misma fuente, hasta este 20 de noviembre han desaparecido en Chiapas 1,778 personas; de enero a la fecha suman poco más de 440 casos.

Con base en la Red Lupa, en 2023 la cifra de desaparecidos a nivel nacional subió 7.3 puntos porcentuales, un año después a 6.3% y en lo que va de este 2025 se infló 12%.

En un balance por entidad, de mayo de 2024 al mismo mes de este 2025, la desaparición en Chiapas se agravó: en 2022 registró 839 casos, en 2023 fueron 1,021, el año pasado 1,141 y hasta mayo de este 2025 sumó 1,539. De hecho, esta entidad del sureste mexicano presentó, junto a Baja California, Tabasco, Hidalgo y Quintana Roo, un incremento igual o superior al 20%.

Débora no decae pese a extrañar a Dan, quien en la actualidad ya tendría 32 años de edad. Lo que le duele, confiesa, es que dejó a una hija pequeña.

“Insisto, hemos querido dejar de buscar, de resignarnos, pero con las demás familias nos mantenemos unidas, aunque sea ‘a jalones’”, refiere y puntualiza que la ayuda de las autoridades tanto mexicanas como de su país ha sido mínima, y la mayor parte a través de llamadas telefónicas.

“Porque no podemos ir a cada rato a México, luego tampoco podemos entrar a lugares que no conocemos”, subraya, pero se queda “satisfecha” de que, por lo menos, esas autoridades se comuniquen con ellos.

Para la mujer, otra de las hipótesis que tienen es que existe la posibilidad de que los 10 hayan sido reclutados por el crimen organizado.

En un momento de la entrevista, Débora recuerda a Dan como una persona trabajadora y alegre, “el alma de las fiestas” y el hermano con el que tenía más apego. Por ello, admite que, tras su desaparición, la tristeza invadía las reuniones familiares.

Él dejó, rememora, a dos hijos, uno de 30 días de nacido y otro niño de 8 años; “por eso decimos que ha sido una situación muy compleja, pero tenemos la fe ahí”.

En un documento que enviaron el pasado 16 de noviembre, los familiares de los desaparecidos solicitaron varias cuestiones, como un plan de investigación efectivo y confrontas genéticas con restos no identificados.

“El pasado mes de julio, las familias, como derecho que nos corresponde, nos practicamos una tercera toma de ADN co

n el Equipo Argentino Antropología Forense (EAAF) en su calidad de peritos independientes y con apoyo de la Red Jesuita con Migrantes (RJM), el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y Conamigua, diligencia que ha sido puesta en conocimiento a las autoridades de México”.

Ante ello, exigieron que se incorporen esos perfiles en las carpetas de investigación respectivas y se gestionen las acciones necesarias para la confronta con los datos de bancos forenses de Chiapas y en todo territorio mexicano y les informen a la brevedad de los resultados.

Fuente: La Silla Rota

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