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• La FGR y Sedena detienen a Efrén Alamilla tras más de una década de fugas, sobornos y 12 capturas fallidas bajo presunta protección policial.

 

• La operación federal sin participación municipal ni estatal abre un nuevo capítulo en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado en el oriente de Yucatán.

 

 

Gabriel Hernández/ CAMBIO 22

Efrén Ricardo “El Conejo” Alamilla fue detenido en Tizimín tras una serie de diligencias y cateos federales que culminaron la madrugada del 27 de noviembre de 2025, su captura no es menor, se trata de un delincuente con más de dos décadas operando en la región, protegido históricamente por mandos policiales estatales y municipales que le permitieron consolidar una estructura criminal activa y difícil de tocar.

Los operativos encabezados por la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) incluyeron intervenciones en distintos domicilios donde se presumía que el capo podía ocultarse. La presencia federal generó tensión en zonas habitacionales, especialmente en viviendas ajenas a los hechos, lo que dejó al descubierto la magnitud del dispositivo y la necesidad de excluir a corporaciones locales cuyos elementos, en el pasado, habrían facilitado la impunidad del detenido.

En un domicilio de la colonia San José Nabalam las fuerzas federales lograron finalmente la captura de Alamilla, en el lugar se aseguraron varios kilos de marihuana y cristal, además de otros indicios vinculados a sus actividades criminales.

Lo novedoso del operativo fue que excluyó a las policías municipal y estatal, durante años, “El Conejo” operó en la ciudad bajo la aparente protección de mandos locales.

Según los reportes, contaba con el apoyo de oficiales de la Policía Estatal y de la policía municipal, lo que le permitía saber cuándo habría operativos y evadir detenciones.

La FGR tomó control del caso tras recibir denuncias de que el narcotraficante gozaba de un manto de impunidad otorgado por autoridades locales, lo que explica por qué esta vez la operación se condujo exclusivamente con fuerzas federales.

El historial de Efrén Alamilla evidencia que no es un simple distribuidor, entre 2013 y 2023 registró al menos 12 detenciones por posesión de drogas.

A pesar de los múltiples aseguramientos desde 2013, las detenciones más relevantes ocurrieron en 2019 y 2022, ambas por posesión de droga, estas dos fechas son clave porque confirman que Alamilla ya operaba como distribuidor activo y no como un infractor ocasional. Sin embargo, en ambos casos recuperó la libertad sin enfrentar procesos firmes, lo que reforzó la percepción de que contaba con protección de mandos estatales y municipales.

Esa impunidad permitió que su estructura creciera, de acuerdo con denuncias ciudadanas, además del narcomenudeo, su grupo cometía robos a casa habitación y asaltos a comercios, delitos que no avanzaban en las corporaciones locales, alimentando sospechas de complicidad interna.

El caso que mejor ilustra ese patrón ocurrió el 1 de junio de 2023, al ser detenido en un filtro policial, Alamilla intentó sobornar a un agente municipal para evitar ser asegurado. Al ver que el oficial pidió apoyo por radio, huyó hacia el fraccionamiento Los Aguacates, donde finalmente fue alcanzado.

En su vehículo se encontraron 31 dosis de marihuana y otra bolsa con cannabis suelto, evidencia suficiente para un proceso penal sólido, aun así, volvió a quedar en libertad.

Este arresto reveló que Alamilla contaba con 12 aseguramientos acumulados de 2013 a 2023, pero seguía libre.

El 13 de julio de 2024, vecinos de Tizimín reportaron un vehículo sospechoso, la policía municipal sorprendió al conductor manipulando marihuana; al intentar detenerlo, el hombre huyó y fue capturado tras abandonar el automóvil. Dentro del vehículo se hallaron 77 bolsitas de cristal, 10 bolsitas con LSD y dos bolsas con 500 gramos de cannabis cada una, el detenido era nuevamente Efrén Alamilla, pero fue liberado poco tiempo después.

¿Quién es “El Conejo” y por qué importa su captura?

A diferencia de lo que piensan algunos habitantes de Tizimín, “El Conejo” no es un narcomenudista cualquiera, el creciente vacío que dejó la captura de capos como Roberto Nájera Gutiérrez, alias “La Gallina”, lugarteniente de Joaquín “El Chapo” Guzmán, permitió que Alamilla ascendiera en la estructura delictiva.

La captura de Roberto Nájera Gutiérrez, alias La Gallina, en 2017 marcó uno de los golpes más fuertes contra la estructura criminal que operaba en el sureste del país. Considerado por autoridades federales como uno de los líderes regionales del Cártel de Sinaloa en Yucatán y Quintana Roo, Nájera fue detenido por la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán en un retén de Tizimín cuando circulaba en una camioneta polarizada y portaba dos armas largas y tres cortas, acompañado de dos hombres más.

Su nombre ya figuraba en fichas judiciales por homicidios en Chiapas, así como en investigaciones de la PGR por delincuencia organizada y trasiego de drogas desde Belice hacia Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Chiapas. También se le vinculaba con la compra de ranchos en buenas condiciones o en quiebra en Tizimín para operaciones de lavado, así como con ajustes de cuentas que dejaron víctimas en Chiapas y Yucatán.

Tras su arresto y el deterioro de su red criminal disputada por el Cártel de Cancún, Los Zetas y grupos vinculados a “Doña Lety”, la región experimentó una reconfiguración inmediata del crimen organizado, abriendo espacios para operadores locales que buscaban llenar el vacío de poder.

Fue en este contexto donde personajes como Efrén Ricardo “El Conejo” Alamilla encontraron las condiciones para ascender en el crimen organizado, si bien nunca alcanzó el nivel jerárquico de “La Gallina”, sí ocupaba un lugar relevante a nivel local y avanzaba claramente en la ruta para escalar posiciones dentro de la organización, protegido por mandos policiacos que le permitieron operar, expandirse y consolidar su red delictiva en Tizimín.

A diferencia de otros tiradores menores, “El Conejo” logró moverse con discreción y apoyo local gracias a redes de protección policial y alianzas con remanentes de la estructura que dejó La Gallina,si bien aún no se convertia en un capo relevante para la zona, si era un delincuenta que realizaba constantes, robos cuantiosos y distribuciones de droga a pequeña escala en el oriente de Yucatán.

Fuentes de seguridad señalan que Alamilla aprovechó el vacío de poder para consolidar puntos de venta de droga en Tizimín y operar con mayor libertad, pero su estructura no se limitó al narcomenudeo, de acuerdo con reportes policiacos, “El Conejo” encabezó una red de ladrones dedicada a robos a casa habitación, comercios y oficinas, acciones que les permitían financiar sus operaciones y mantener activos sus puntos de distribución en colaboración de personajes locales dedicados a el “bajo mundo del ampa” .

Entre estos hechos, fueron responsables del robo a las instalaciones del periódico Diario CAMBIO 22 en Tizimín, donde su grupo sustrajo equipo de cómputo, lámparas, cableado, material de oficina, material de construcción y diversos objetos de valor, un golpe que evidenció el nivel de organización y la capacidad operativa de su red criminal en la zona.

Lo robado en la oficina superó los 3 millones de pesos, según declararon los propietarios del inmueble, además, la misma célula delictiva irrumpió en la vivienda del director de esta casa editorial, de donde se llevaron artículos personales, aparatos electrónicos y cableado, un segundo atraco que asciende a más de 500 mil pesos.

Su permanencia en la calle pese a las detenciones demuestra la corrupción y colusión de algunos mandos locales.

Con la detención de noviembre de 2025 a cargo de fuerzas federales, la comunidad espera que esta vez el caso no se diluya una vez más.

Una operación federal sin participación local: ¿cambio de paradigma?

A diferencia de las capturas anteriores, la operación del 27 de noviembre de 2025 no involucró a la policía municipal ni estatal, se cree que la decisión se tomó para evitar filtraciones y garantizar el éxito del operativo.

Los cateos simultáneos se realizaron con agentes de la Policía Federal Ministerial y militares de Sedena, quienes resguardaron los perímetros y aseguraron la evidencia.

La intervención de la FGR y Sedena también envía un mensaje, el caso ya no será manejado por las mismas autoridades que en el pasado fallaron en procesar al acusado.

La droga incautada y el detenido fueron puestos a disposición del Ministerio Público Federal, que deberá iniciar investigaciones por delitos contra la salud y delincuencia organizada.

La historia de “El Conejo” Alamilla refleja cómo la colusión policial y la corrupción permiten que operadores del crimen continúen delinquiendo durante años, su detención en esta ocasión por fuerzas federales es un paso importante, pero la diferencia radicará en que el proceso avance sin intervenciones de las redes de protección que han operado en Tizimín.

Mientras algunos vecinos minimizan el arresto, los datos muestran que Alamilla acumulaba más de una década de actividad criminal y, tras la caída de “La Gallina”, se consolidó como uno de los distribuidores y operadores de robo más relevantes del oriente de Yucatán.

La comunidad tizimileña y las autoridades federales deberán asegurar que esta vez no haya regreso, delincuentes de este perfil deben permanecer tras las rejas para impedir que vuelvan a operar las redes de narcomenudeo y los robos a casa habitación que por años han lacerado a las familias y envenenado a la población con la droga que distribuyen en Tizimín y la región.

Hasta ahora las autoridades yucatecas no han emitido información oficial por parte de la Fiscalía, el caso se mantiene hermético, en los próximos días se espera una postura institucional, pero sobre todo el desenlace de un expediente criminal que durante años dejó daños, robos y afectaciones directas a la sociedad.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

Foto cortesía: yucatán observador

cambio22digitalcun@gmail.com

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