Sheinbaum Acorralada

Ricardo Ravelo / CAMBIO 22

La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta grandes protestas y no menos desafíos en su primer año de gobierno. La herencia maldita de Andrés Manuel López Obrador –corrupción, huachicol, crimen organizado, extorsiones, cobro de piso, falta de medicamentos, entre otros males –la tienen acorralada y, a veces, parece que ya no tiene palabras para justificar la desgracia nacional.

A todos estos problemas que sacuden al país se suman los asesinatos políticos de alcaldes, exalcaldes y ediles. El caso más estruendoso fue el crimen del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre frente a sus familiares, amigos y sus escoltas: catorce de la Guardia Nacional y ocho de la Policía Municipal.

A pesar del cerco de seguridad, dos sicarios, menores de edad ambos, ingresaron al punto donde Manzo cargaba a su hijo menor; cuando lo bajó al piso y el alcalde se quedó como blanco perfecto le dispararon en siete ocasiones. Así fue acribillado. Uno de los escoltas, en lugar de proceder a detener al sicario, lo asesinó con la misma arma con la que fue ejecutado el munícipe.

Las protestas no se hicieron esperar. Todo el pueblo de Uruapan se volcó en una protesta contra la presidenta Sheinbaum cuestionando sus yerros y desatinos en materia de seguridad. El principal responsable intelectual, sin embargo, sigue siendo el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, a quien cachetearon durante el velorio del alcalde asesinado.

Las investigaciones, aceleradas desde Palacio Nacional, determinaron que un miembro del Cártel de Jalisco Nueva Generación –Jaciel Antonio “N”, mejor conocido en el mundo del hampa como “El Pelón” – fue el autor intelectual del crimen de Manzo; este personaje, preso en el penal de La
Palma, declaró que el cártel que encabeza Nemesio Oseguera pagó dos millones de pesos para ejecutar al alcalde de Uruapan y que los escoltas se prestaron para maquinar el plan.

Con base en esas declaraciones, la Fiscalía de Michoacán procedió a detener a ocho miembros de la escolta de Carlos Manzo, todos ellos son considerados como sospechosos de haber cooperado para que se consumara el asesinato del edil, quien fue miembro de MORENA y debido a que fue bloqueado en sus intenciones de ser alcalde decidió competir como candidato independiente y ganó con amplia ventaja.

A este hecho –que sigue generando mucho ruido –se suman las consignas descalificativas contra la presidenta Claudia Sheinbaum por su ineficacia en materia de seguridad.

Los transportistas, por ejemplo, bloquearon el 24 de noviembre varias carreteras en el país en protesta por los robos al transporte de carga. Ellos acusan que al menos cincuenta camiones con mercancías se pierden todos los días por falta de seguridad en las carreteras.

Los productores de maíz blanco también llevan varios días de protestas porque exigen un precio justo al precio del maíz, reducción de importaciones; lo mismo exigen los limoneros y aguacateros de Michoacán, principalmente, sometidos al pago de piso –una modalidad de extorsión que se extiende a lo largo y ancho del país –por parte del crimen organizado.

A donde vaya la presidenta la reciben con gritos de ¡Fuera!, ¡Fuera!, ¡Fuera!… un claro ejemplo del rechazo a su política sin resultados, seguimiento fiel al mal gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el peor mandatario de la historia que cerró su mandato con más de 200 mil crímenes.

Y es que con López Obrador se protegió al crimen organizado hasta el extremo. Su política de “abrazos y no balazos” resultó un fiasco; negó que el huachicol fuera un flagelo perturbador durante su gobierno, pese a que su “hermano del alma”, Adán Augusto López Hernández, jefe de la bancada de MORENA en el Senado y exgobernador de Tabasco, era uno de los principales capos del huachicol y protector de la organización criminal “La Barredora”, que encabezaba Hernán Bermúdez Requena, quien fuera secretario de Seguridad durante su gobierno. Actualmente Bermúdez está preso en el penal del Altiplano luego que fue expulsado de Paraguay, a donde vivía escondido.

Por todas partes a Claudia Shiembaum le pasan las facturas del gobierno fallido de López Obrador. Ella, casi sin palabras elocuentes y menos convincentes, puede justificar el desastre de su antecesor, a quien le debe la presidencia de la República porque lo que López Obrador siempre buscó fue dejar en el poder a una mujer obediente. Con qué fin? Para seguir gobernando desde Palenque o bien desde Cuba, a donde se asegura que también pasa largas temporadas. Quizá eso explique los millones de litros de combustibles que México manda al país caribeño, donde la pobreza es total y la falta de luz –a veces durante todo el día –ponen a dudar a muchos respecto de lo que hace el gobierno cubano con el combustible que les manda México. Quizá lo venden y sea un gran negocio para los cómplices del presidente Miguel Díaz-Canel.

Más allá de las justificaciones del gobierno de Sheinbaum, lo cierto es que la seguridad es un desastre, la economía no crece y el descontento social va en aumento, aunque el gobierno que ella encabeza descalifiquen las inconformidades y aseguren que todo está financiado por la derecha.

Pregonan a los cuatro vientos que hay millonarias inversiones extranjeras en México, pero no se justifican. El Producto Interno Bruto cayó, el crecimiento es de cero. ¿Dónde están las inversiones? Si hubiera se reflejaran en empleos, en mejoría social, pero todo indica que la millonada de dólares en inversiones son un cuento chino.

El Estado mafioso está sólido, eso sí, porque ningún gobernador de MORENA, pese a estar ligado al crimen o a negocios como el huachicol fiscal ha caído en desgracia. Es más, ni siquiera son investigados por la Fiscalía General de la República (FGR), cuyo titular, Alejandro Gertz Manero, resultó ser una tapadera de la corrupción del gobierno morenista.

Ahí sigue Adán Augusto muy quitado de la pena en el Senado; sin mayores problemas de amenazas de cárcel también sigue despachando como gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya, quien fue pieza clave en la entrega de “El Mayo” Zambada a las autoridades de Estados Unidos, en julio de 2024, cuando fue secuestrado y subido a un avión que lo puso en El Paso, Texas, junto con Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera.

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