Redacción / CAMBIO 22

Un secuestro más — y la alerta ciudadana aumenta

Una mujer, identificada como Adriana Guadalupe y originaria de Playa del Carmen, fue privada de la libertad por un grupo armado cuando visitaba la comunidad de Noh‑Bec, en el sur de Quintana Roo. Según denuncias locales, el solo hecho de ser de una visitante bastó para que los agresores privaran de la libertad.

Contexto de terror e impunidad en el sur del estado

Diversos reportes recientes confirman que el Cártel de Caborca ha intensificado su presencia en la región, imponiendo control territorial, extorsión y desapariciones forzadas.

Recientes operativos lograron desmantelar un “narcolaboratorio” y capturar a sicarios vinculados con esa organización, lo que evidencia su infraestructura criminal en el sur de Quintana Roo.

Señalamientos de abandono institucional: autoridades conocen pero no actúan

Habitantes de la zona aseguran que las autoridades municipales, estatales y federales son conscientes de la presencia del cartel, sin embargo no ha habido una respuesta efectiva que detenga la ola de violencia, secuestros y desapariciones. Esa percepción de impunidad fortalece la lógica del terror.

Peligro para turistas y habitantes: zonas como Noh-Bec bajo control del crimen

De confirmarse las acusaciones, el supuesto secuestro de Adriana Guadalupe demuestra que en zonas controladas por el Cártel de Caborca cualquier visitante —local o de otro estado— podría estar en riesgo. La convivencia normal —caminar, visitar, desplazarse— se transforma en acto de riesgo.

Exige actuación inmediata: un llamado a autoridades y sociedad

La magnitud del problema exige una respuesta decidida. Es imperativo que los tres niveles de gobierno realicen operativos contundentes, protejan a las víctimas y reconstruyan la seguridad en las comunidades del sur de Quintana Roo. La impunidad no solo afecta a quienes han sido víctimas directas, sino a toda la población, incluyendo visitantes.

Implicaciones para el turismo y la estabilidad regional

La expansión del crimen organizado en zonas como Noh-Bec y el sur de Quintana Roo pone en riesgo no solo vidas, sino también la imagen del estado como destino turístico. Si no se actúa a tiempo, comunidades, inversiones y turismo podrían resentir consecuencias graves.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

GPC/RCM

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