La Sombra de la Impunidad en Michoacán
5 Nov. 2025
Redacción / CAMBIO 22
La tragedia recurrente en Michoacán es un espejo brutal de la deuda histórica del Estado mexicano con sus ciudadanos, especialmente con aquellos que se atreven a alzar la voz.
El emotivo recuerdo a Homero Hernández, Bernardo Bravo y Carlos Manzo no es solo un luto, sino un categórico señalamiento a la ineficacia, la indolencia y, en el peor de los casos, la complicidad del Gobierno Federal.
Homero Hernández (defensor de la mariposa monarca y los bosques) fue asesinado por denunciar la tala ilegal en 2020.
Bernardo Bravo (líder citrícola) fue víctima mortal por encarar las extorsiones del crimen organizado contra los productores en 2025.

Carlos Manzo (alcalde de Uruapan) fue ultimado en 2025 tras denunciar la violencia imparable y la presencia de grupos armados con material de guerra, llegando a suplicar la intervención presidencial ante la inacción.
La Negligencia Federal: Un Patrón de Muerte
El patrón es innegable y escalofriante: tres defensores sociales y políticos asesinados en el ejercicio de su derecho a una vida digna y segura para su comunidad. Sus muertes revelan el fracaso de la estrategia de seguridad y la debilidad institucional para proteger a los defensores de derechos humanos y a los líderes que enfrentan al crimen organizado de frente.
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Abandono de los Defensores: A pesar de las peticiones públicas de auxilio (como las de Bravo y Manzo, quien incluso denunció la situación en plataformas internacionales y nacionales), el gobierno federal no garantizó la protección de sus vidas, dejando a líderes y funcionarios a merced de quienes operan con total impunidad.
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Impune Control Territorial: Los casos demuestran que, en Michoacán, el crimen organizado ha sustituido la autoridad del Estado en el control de actividades económicas lícitas (como el limón y el aguacate) y en la explotación de recursos naturales (como el bosque). ¿Dónde están los resultados de las fuerzas federales prometidas?
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Discurso vs. Realidad: La retórica de «abrazos, no balazos» se desmorona ante la realidad de los cadáveres de quienes se enfrentaron a los «balazos» para proteger a sus comunidades. La paz no se construye con la omisión, sino con la justicia y la firme aplicación de la ley.

Un Eco que No se Apaga
El sacrificio de estos tres héroes se une al largo historial de activistas, periodistas y defensores silenciados en el país. Sus nombres no son solo una cifra más en la estadística de la violencia; son un recordatorio de que la lucha por un Michoacán más justo se paga con la vida, mientras el Gobierno Federal solo ofrece condolencias y promesas de investigación que a menudo caen en el saco roto de la impunidad.
La mejor manera de honrar a Homero, Bernardo y Carlos no es con un minuto de silencio, sino con años de justicia y con la recuperación efectiva de la soberanía del Estado sobre su territorio. La llama de su causa sigue encendida y es la prueba más contundente de que, aunque las voces se apaguen, la exigencia de justicia se vuelve un grito colectivo.
Fuente: México Rojo
GPC/RCM






















