Reflexión al Vuelo
4 Nov. 2025
Julian Santiesteban / CAMBIO 22
La caída de los regímenes, como de los imperios, siguen un patrón en común, prácticamente nunca ocurren del entro a la periferia, sino al revés.
Las pérdidas iniciales son las de los territorios más alejados (geográfica o políticamente) y en donde la autoridad del régimen o el imperio tiende a diluirse y liderazgos regionales surgen. El abandono de la autoridad nunca supone vacíos, los espacios los ocupan generalmente los antagonistas. Y eso ha comenzado ya a ocurrirle a la 4T y su régimen de 7 años.

Sun Tzu, en El Arte de la Guerra señala (una frase que siempre usa este escribiente, por cierto) que las batallas no se ganan solo por fortaleza propia, sino por los errores del oponente). Con las malas gestiones de fenómenos diversos (sean naturales, de seguridad, del sistema de salud o de la administración pública en general), la 4T le ha abierto espacios a quienes, en su intento de obtener el poder, señalan dichos yerros, como si, cuando ellos detentaron la fuerza y el gobierno, no hubieran hecho exactamente lo mismo.
Sin embargo, el ciudadano promedio mexicano, suele tener solo memoria de mediano plazo, además de moverse mucho por idolatría y beneficios inmediatos (entiéndase adoración “al líder” y las becas y pensiones). Pero las revoluciones, históricamente las han planeado las clases medias y, ahí, la 4T está perdiendo terreno.

El discurso oficial habla de la fortaleza de Morena y sus aliados, de “tener mucha presidenta”; claro, es el Centro, pero mire Michoacán, observe Veracruz… ya ni decir de entidades donde no gobiernan los guindas como Querétaro o Chihuahua.
Por lo anterior, en el 2027, la elección que habrá es fundamental para sostener y ampliar los territorios gobernados, incluyendo la mayoría del Poder Legislativo, pues, si los resultados no son en ese sentido, estaremos acudiendo al principio del fin de un régimen que no se sostendrá más allá de tres sexenios. Como en su momento predijo uno de sus fundadores, Porfirio Muñoz Ledo (DEP).

Las tareas pendientes están ahí y, entidades como Quintana Roo, donde está bien asentado el movimiento guinda, son aún más importantes, quienes enarbolen al régimen, deben tener popularidad, legitimidad y capacidad de aglutinar todas las expresiones del mismo; pero, ante todo, meterle votos a la urna. No es momento de “colgarse” de la popularidad de la “marca”, sino deben tener ser factor de sostenimiento.
En 2027, se diputarán 5 mil 692 puestos: 17 gubernaturas, 500 curules para la diputación federal, mil 90 puestos en diputaciones locales en 31 de las 32 entidades del país y 4 mil 85 cargos municipales. El reto no es menor. No es tiempo de “simpatías”, sino de reforzamiento y construcción. Vaya, al estilo “López Portillo, no son tiempos de “administrar la abundancia”
La soberbia y altanería, pierden a los políticos y sus gobiernos… tiempo al tiempo…
GPC/RCM




















