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• El altercado entre Saidén y la vicecoordinadora Gabriela Jiménez exhibe rivalidades internas y pugnas por protagonismo en el grupo parlamentario

 

• La diputada yucateca enfrenta además acusaciones de nepotismo por presunto uso de la influencia de su padre, Luis Felipe Saidén, para favorecer su carrera política

 

 

Gabriel Hernández/ CAMBIO 22

En la conferencia posterior a la comparecencia del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, en la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, un forcejeo entre la vicecoordinadora Gabriela Jiménez y la diputada Jessica Saidén puso en evidencia las fracturas que atraviesa el grupo parlamentario de Morena.

El coordinador de la bancada, Ricardo Monreal, pidió a Jiménez ubicarse a la izquierda de Harfuch para la foto oficial; sin embargo, Saidén se negó a ceder el lugar, obligando a Jiménez a retirarse.

La escena, captada en video, se volvió viral y reavivó las críticas sobre el protagonismo y la falta de disciplina al interior del partido.

🔴 Diputadas de Morena se enfrentan por un lugar junto a Harfuch 😳
Gabriela Jiménez intentó colocarse al lado del secretario de Seguridad Ciudadana, pero Jessica Saiden ya ocupaba el sitio. El momento generó tensión y miradas incómodas en pleno evento. 👀#Morena #Harfuch pic.twitter.com/zFrAbI5njR

— Radio Fórmula Aguascalientes 106.9 (@formulaags) October 28, 2025

Pero el incidente no es un hecho aislado, la misma nota recuerda que semanas atrás varias legisladoras de Morena promovieron la sustitución de Jiménez como vicecoordinadora por su influencia en la construcción de un partido paralelo Que Siga la Democracia y por supuestamente negociar con PAN y PRI para retrasar hasta 2030 la entrada en vigor de la ley anti‑nepotismo.

Estas acciones han generado desconfianza sobre las prioridades de la vicecoordinadora, quien se defiende argumentando que “buscar acuerdos en favor de México no es lo mismo que traicionar nuestros principios”.

Sin embargo, el punto más polémico recae sobre la diputada Jessica Saidén Quiroz, hija del secretario de Seguridad Pública de Yucatán, Luis Felipe Saidén Ojeda.

En marzo de 2024 la candidata morenista enfrentaba acusaciones de nepotismo por intentar aprovechar la posición de su padre para obtener votos.

El artículo señalaba que dichas acusaciones evidenciaban la falta de logros independientes en su carrera política y sugerían que utilizaba la influencia paterna para coaccionar simpatías, insinuando incluso posibles consecuencias en materia de seguridad si no se apoyaba su candidatura.

Esta denuncia golpea de lleno la narrativa de la “transformación” y abre la pregunta sobre si Morena realmente combate las viejas prácticas que criticaba.

La combinación de un forcejeo por un espacio en la foto y las acusaciones de nepotismo contra Saidén muestra un partido dividido por ambiciones personales, mientras Jiménez busca protagonismo y consolida su grupo, sectores de Morena ven con recelo la posible creación de un nuevo partido y sus negociaciones con la oposición.

Por otro lado, la figura de Saidén recuerda que el partido no ha logrado erradicar viejas formas de hacer política basadas en apellidos influyentes y beneficios familiares.

Políticamente, este choque evidencia dos crisis paralelas en Morena, por un lado, la lucha por el control interno, con grupos que intentan sustituir liderazgos incómodos; por otro, la permanencia del nepotismo en sus filas.

La escena de Jiménez y Saidén luchando por el “mejor lugar” junto a García Harfuch es la metáfora perfecta de un partido que, en plena transición electoral, no termina de definir si privilegia la unidad o las aspiraciones individuales.

Analistas ven en este episodio un recordatorio de que Morena debe enfrentar tanto la disipación de liderazgos como el escrutinio público ante la aparición de “nepo‑diputadas”.

En un contexto donde la ciudadanía exige transparencia y mérito, la revelación de que una legisladora intenta valerse de la carrera de su padre para ascender en la política local socava la narrativa oficial de cambio y justicia social, además las intentonas para retrasar la ley anti‑nepotismo señalan una contradicción profunda entre el discurso y la práctica.

Queda claro que el desafío para Morena no es solo mantener la disciplina parlamentaria, sino demostrar que sus postulados contra la corrupción y el nepotismo no son simples slogans.

Los reflectores sobre el forcejeo y las acusaciones de influencia paterna deben convertirse en un llamado a la reflexión interna, de lo contrario, la “última fila” en una conferencia de prensa puede volverse el símbolo de una fractura mayor.

Para cerrar el episodio, el coordinador Ricardo Monreal intentó contener la tormenta, compartió en redes un video con ambas diputadas al que tituló “aquí están las Batichicas”.

En las imágenes se ve a Monreal sonriendo entre Gabriela Jiménez y Jessica Saidén, haciendo bromas sobre su coincidencia en la rueda de prensa y presentándolas como ejemplo de unidad, en un claro esfuerzo por minimizar el forcejeo que acaparó titulares.

El gesto buscaba proyectar camaradería y cerrar filas, pero no disipa las interrogantes sobre las ambiciones personales y las acusaciones de nepotismo que siguen pesando sobre la diputada yucateca; la escena de cordialidad, pese a su tono lúdico, no borra las tensiones ni las críticas que desató la lucha por aparecer al lado del secretario de Seguridad.

“¡AQUÍ ESTÁN ‘LAS BATICHICAS!'”
Luego de la controversia desatada ayer por las diputadas Jessica Saiden Quiroz y Gabriela Jiménez Godoy, el coordinador Ricardo Monreal comparte un video con ambas, como muestra de unidad… pic.twitter.com/gJQMVwDXQl

— Fer Moctezuma Ojeda ☕🎙️📰 (@FerMoctezumaO) October 28, 2025

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

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