Fuego cruzado en Morena

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Pascal Beltrán del Río / CAMBIO 22

En un sistema democrático que se precie, la tensión política debería residir principalmente en el contraste de proyectos entre gobierno y oposición.

Sin embargo, en México, la realidad pos 2018 ha reescrito este guion. Dada la debilidad crónica y la dispersión de los partidos tradicionales, la verdadera y más feroz lucha por el poder ya no se da en el exterior, sino en el interior: dentro de Morena y entre los partidos que forman parte de la coalición gobernante.

El oficialismo, convertido en movimiento hegemónico, ha monopolizado las ambiciones y, con ello, las disputas internas por las candidaturas, el control territorial y los recursos públicos.

Esta batalla intestina es particularmente visible en los estados que se preparan para renovar sus gubernaturas en 2027. Guerrero, por ejemplo, se ha convertido en un campo de batalla de alta peligrosidad. La presidenta Claudia Sheinbaum ha impulsado, como parte de una nueva ética política del movimiento, la aplicación estricta de reglas contra el nepotismo electoral. Estas normas, diseñadas para evitar la perpetuación dinástica, han tenido un efecto inmediato: han roto la hegemonía local y han abierto la puerta a nuevos aspirantes, forzando a los grupos de poder a competir fuera de sus círculos cerrados.

En Guerrero, esta situación ha retado directamente al grupo del senador Félix Salgado Macedonio, cuya hija es la actual gobernadora, cosa que a él lo dejaría fuera de la contienda, de cumplirse a rajatabla las reglas antinepotismo.

El vacío de poder y la oportunidad han sido capitalizados por figuras como la también senadora Beatriz Mojica, quien se ha lanzado en un intenso activismo en búsqueda de la candidatura.

Su intento por consolidar una estructura propia, sin embargo, parece haber desatado algunos instintos asesinos. En la ciudad de Iguala, un punto neurálgico en la geografía de la violencia política, dos de sus operadores, Antonio Abad Bravo y Anselmo Campuzano Martínez, han sido asesinados con apenas tres semanas de diferencia.

Por supuesto, la tentación de atribuir ambos homicidios a la delincuencia organizada que asuela al estado es grande y conveniente, pero en el actual clima de polarización interna, difícilmente nos enteraremos de la verdad detrás de estos crímenes que, casualmente, golpean a la principal rival del grupo que domina el morenismo guerrerense. El mensaje, político o criminal, ha sido brutal.

Ante este panorama de faccionalismo creciente —que aparece también en otros estados que renovarán su gubernatura en 2018—, la presidenta Sheinbaum está plenamente consciente del peligro y se ha dedicado a enviar mensajes directos para evitar que la división interna se apodere de Morena.

En una declaración reciente, al comentar sobre las elecciones presidenciales en Bolivia, la mandataria fue explícita al señalar que cuando la izquierda se divide, pierde el poder. “Para nuestro movimiento es muy importante la unidad; a veces se minimiza eso”, dijo en su conferencia del lunes 20. “Cuando te divides, pierdes fuerza con la gente”, agregó.

Una característica del grupo político que gobierna el país desde 2018 ha sido la polarización. Los militantes de Morena y los otros partidos de la coalición parecen haber entendido que “divide y vencerás” es fórmula para competir, y ahora la están aplicando hacia adentro.

BUSCAPIÉS

*Figura emblemática del panismo en los tiempos modernos, Diego Fernández de Cevallos aquilata la voluntad de su partido de aprender de sus errores, pero lanza una advertencia a los rectificadores. Es peligroso —me dijo ayer en entrevista para Imagen Radio— que Acción Nacional se abra a cualquiera que quiera ser militante o acepte como candidatos a quienes se anoten mediante un clic en la pantalla de su celular. Eso permitiría, alertó El Jefe Diego, que el PAN sea infiltrado por el oficialismo y el crimen organizado. La oposición debe tener paciencia, me dijo el hombre que en los años 80 y 90 contribuyó a colocar a su partido en la senda de la Presidencia. Y sí, rifar celulares entre los jóvenes huele más bien a desesperación.

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KXL/RCM

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