América Latina se Aleja de la Izquierda
28 Oct. 2025
Jorge Fernández Menéndez / CAMBIO 22
El triunfo de La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, en las elecciones de medio término en Argentina es una señal más del marcado giro hacia los gobiernos de centro-derecha, conservadores, liberales, como usted los quiera llamar, en América Latina. El partido de Milei, con sus aliados, ganó con el 41 por ciento de los votos y lo hizo en prácticamente todas las entidades federativas del país, se queda con la mayoría en el Congreso y exhibió a un kirchnerismo que no podrá recuperarse mientras Cristina Fernández, actualmente en prisión domiciliaria por corrupción, siga siendo su figura emblemática: se ha convertido en una carta políticamente intransitable.
Un factor fundamental en el triunfo de Milei fue el respaldo explícito del gobierno de Donald Trump, que con un apoyo financiero directo (que no se entregaría si sus opositores ganaban la elección) le permitió salvar la crisis financiera y tener recursos para avanzar en su plan de ajuste económico. Según las versiones de los medios argentinos, también le aconsejaron (y Milei lo cumplió, por lo menos en sus primeras intervenciones después del triunfo) manejar un discurso más moderado e incluyente, y centrar como enemigo al kirchnerismo, dejando espacio para acuerdos con los demás opositores.

El triunfo de Milei tendrá repercusiones en las elecciones presidenciales en Chile, que tendrán su primera vuelta el 16 de noviembre y muy probablemente una segunda vuelta el 14 de diciembre. Si bien la candidata Jeannette Jara, militante del Partido Comunista, exministra de Trabajo, abogada y candidata única de la izquierda oficialista en alianza con la Democracia Cristiana, es muy probable que gane la primera vuelta; para la segunda, se podrán sumar los votos de los cuatro candidatos y candidatas de centro-derecha y extrema derecha que participan, y juntos podrían ganar la presidencia.
En 2026 vienen comicios presidenciales muy importantes en Costa Rica (febrero, primera vuelta), Perú (abril, primera vuelta), Colombia (en marzo legislativas y en mayo primera vuelta) y Brasil (octubre, primera vuelta), además de elecciones legislativas en otros países. En todos hay segunda vuelta y difícilmente algún candidato ganará en la primera, como en la mayor parte de las democracias del mundo. En Bolivia acaba de ganar, también en segunda vuelta, Rodrigo Paz, un candidato liberal de centro-derecha. El partido de Evo Morales no llegó ni siquiera a ese ballotage, profundamente dividido entre el propio Evo y su sucesor, Luis Arce.
En Perú, donde la geografía política está muy fragmentada, todo indica que alguno de los numerosos aspirantes de centro-derecha ganará los comicios, porque las fuerzas de izquierda están divididas y sin rumbo. En Ecuador, el desafío de los grupos criminales al mandatario Daniel Noboa se ha redoblado y el apoyo que tenga de Trump, como con Milei, pero en este caso en términos de seguridad, puede ser crucial.
Pero para Ecuador lo decisivo es cómo queden las elecciones en Colombia, donde el desastre que ha dejado Gustavo Petro tiene fuera de la posibilidad de refrendar el triunfo a la izquierda: el intento infructuoso por mantener en prisión al expresidente Álvaro Uribe les ha dado a los opositores un aire mucho mayor aún. Y lo que suceda en Colombia y Ecuador tendrá relación con lo que pueda ocurrir en Venezuela. Hay que insistir en un punto: no se concentra tal capacidad de poder militar como lo ha hecho Estados Unidos en el Caribe para que no pase nada: de una u otra forma el régimen de Nicolás Maduro parece condenado.

En Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se presentará a elecciones dentro de exactamente un año, tratando de reelegirse a sus 80 años de edad. La situación está absolutamente polarizada, como desde hace más de una década. Este fin de semana Lula se reunió con Trump en Malasia tratando de llegar a un acuerdo de aranceles y ofreciéndose como mediador con Venezuela. Lo cierto es que el gobierno de Trump simpatiza con el exmandatario Jair Bolsonaro, enemigo declarado de Lula.
La influencia de Trump en toda América Latina es real, crece y, como se demostró en Argentina, está cambiando tendencias. No es descabellado pensar que llegaremos a las elecciones de junio de 2027 en un continente donde, quizás con la excepción de Brasil (y eso está por verse) no haya ninguna democracia orientada hacia la izquierda en el espectro político. Nuestro apoyo a Cuba, Venezuela o Nicaragua no ayuda en nada en ese escenario, mucho menos hacer esa apuesta con la dependencia real que tenemos en la relación comercial, financiera y de todo tipo, con Estados Unidos.
Como país seguimos hablando de un mapa político regional que hoy posiblemente ya no existe, y nuestra influencia en la región será cada día menor.
Piperos
Decíamos el viernes en relación con el operativo Caudal, realizado en 48 municipios del Estado de México para combatir el huachicol del robo de agua, que ese operativo rompía, afectaba la relación entre los grupos criminales, los sindicatos que controlan el negocio de las pipas y las autoridades locales, y que provocarían reacciones de esos mismos grupos, sobre todo de los sindicatos de pipas, que controlan el robo y los pozos de agua, con el argumento de que se dejaba sin ella a las comunidades. Ayer hubo bloqueos de esos sindicatos en los principales municipios intervenidos. A la fuerza social del crimen, que la tiene, se le debe oponer la determinación de las fuerzas del Estado.
KXL/RCM






















