Escupen Sobre “Primero los Pobres”
27 Oct. 2025
Francisco Rodriguez / CAMBIO 22
¡Por sus casas y sus viajes los conoceréis! Cínicamente, se han quitado las máscaras y escupido sobre el mantra “primeros los pobres”.
Acceder al poder público significó para muchos seguidores de El Innombrable 2.0 dejar atrás sus carencias económicas y materiales para, en apenas pocos meses y a lo largo de los últimos siete años, repletarse los bolsillos de dineros obtenidos por el tráfico de influencias, la corrupción en todos los terrenos, el robo descarado, el despojo y, por supuesto, por su “intolerable alianza” con los narcotraficantes, quienes en realidad gobiernan al país, de acuerdo a los dichos bien informados del estadounidense Donald Trump.
El desfile sobre la pasarela de “la podredumbre” estructural del Movimiento es interminable. Por ahí han pasado y vuelto a pasar los hijos de quien se había comprometido a erradicar la corrupción, Andy, Bobby y José Ramón López Beltrán; su “hermano” postizo Adán Augusto López; sus carnales Pío y Martín; los dirigentes formales de su partido, Mario Delgado y Luisa María Alcalde; sus secretarios de la Marina Armada y de la Defensa, José Rafael Ojeda –más sobrinos– y Crescencio Sandoval, respectivamente; su espía favorito Audomaro Martínez… todos ellos, y varios más, involucrados en el incuantificable robo al erario a través del llamado huachicol fiscal.

Fortunas enormes, mucha protección e impunidad brindada por la señora Claudia Sheinbaum y poca vergüenza de todos estos tipejos.
Ahí están también burócratas de alto perfil como Octavio Romero, Zoé Robled, María Elena Álvarez-Buylla, la veloz y rapaz Ana Gabriela Guevara, la exsecretaria Irma Eréndira Sandoval, y ministras como Lenia Batres –quien hace menos de un lustro no podía pagar la renta de los cuartos de vecindad donde vivía– y la ostentosa Yasmín Esquivel… pues la corrupción no discrimina géneros… y menos ahora que, a sumergirse en esa podredumbre, también “¡llegaron todas!”
Así como estos otros: Manuel Bartlett, quien ya había amasado grandes sumas y propiedades desde el echeverriato; Ignacio Ovalle, Arturo Zaldívar, Alfonso Romo, Epigmenio Ibarra, Carlos Lomelí, Francisco Garduño…
… y ni qué decir de gobernadores y exgobernadores que en la frente el ominoso tatuaje de la 4T, como Marina del Pilar Ávila, Layda Sansores, Omar Fayad, Cuauhtémoc Blanco, Rubén Rocha, Alfonso Durazo, Salomón Jara, Quirino Ordaz, los Salgado guerrerenses, etcétera.…
… y un cúmulo de legisladores entre los que destacan Arturo Ávila, Pedro Haces, Ricardo Monreal, Sergio Gutiérrez & Dato Protegido, y el prototípico nuevo rico Gerardo Fernández Noroña, y hasta importados de otras franquicias, como los expriístas y expanistas Yunes… pero hay más, son mucho más cual apenas mostró el caso del ahora petista Ricardo Mejía, quien irrumpió en una junta de legisladores con directivos de la CFE para –sin formar parte de la Comisión de Energía– defender los intereses de su correligionario, el minero Antonio Flores, diputado local coahuilense y proveedor de carbón a la empresa estatal, llegando al extremo de insultar y golpear a su paisano, el panista Theodoros Kalionchiz, que no se quedó cruzado de brazos.

¡Hasta violentos vuelven la ambición y las riquezas a los morenistas!
En la 4T patrimonialismo duro y puro
En los regímenes patrimonialistas, como de suyo es el de Cuarta… Transformación, el ejercicio de la violencia opera en dirección a diluir la representación del ciudadano como portador de derechos sociales y, luego, convirtiéndolo en un cliente del sistema.
Las políticas sociales, la eficiencia del gasto dirigido a la pobreza, las organizaciones de la sociedad civil y la constitución de organizaciones de base que eran puntales de la democracia se han diluido.
Los regímenes patrimonialistas generan una ciudadanía de baja intensidad, consciente o no, funcional a la reproducción de la dominación.
Las prácticas operan en dos sentidos: por un lado, refuerzan la imagen del líder paternal atento a las demandas de su pueblo. Por otro, debilitan la noción de titularidad de derechos sociales, enmascarando la percepción de la dimensión ciudadana correspondiente.
Se inyecta a través de las conferencias matutinas del Ejecutivo –y en la intensa propaganda en redes usando youtuberos a sueldo, trolls y bots— la sensación de vencer a la plutocracia y al patrimonialismo, misma que sólo en apariencia es activada por el mismo poder público al formalizar, también en apariencia, las demandas de transparencia y rendición de cuentas; bautizando a dependencias con nombres chistosos, como ese de Buen Gobierno y Anticorrupción.

coaliciones y alianzas políticas en búsqueda afanosa del poder. estos Estos cuentos no son nuevos. Se viven a diario, en medio de las cada vez menos críticas de los medios masivos de comunicación, para los que nunca han pasado desapercibidos, ni en los planteamientos, ni en sus propias prácticas.
Ni cara tienen para salir del conflicto de interés
En México, siempre hemos llegado tarde al debate teórico. Es fácil que comulguemos con todas las ruedas de molino de la nueva y funcional “transformación” que nos quieren endilgar los cuatroteros con sus políticas contra la pobreza… propia.
El estadounidense Trump lo ha sugerido cuando dice que gobernantes y millonarios narcotraficantes son lo mismo. De allá afuera ven venir más críticas, dentro de este proceso de causación circular acumulativa.
Por ello la insistencia de los extranjeros en saber ¿qué pasará con el desmantelamiento del Poder Judicial, con la erosión al derecho de amparo, con la desaparición de los órganos constitucionales autónomos, con la minimización de la CNDH, con…?
El ogro patrimonialista del Estado mexicano nunca los ha defraudado. Lo que les da pena ajena es que el ogro se esté convirtiendo en un bichito vergonzante que se asusta de cualquier “coco” y luego quiere echar reversa.
Y es que somos plutócratas y patrimonialistas. Como nadie les advirtió, llegaron como la aldeana que muerde el rebozo, apenándose de haber perdido la virginidad y gritando a los cuatro vientos que todavía nadie ha intimado en su tesorito.

Y hacen un doble oso, ahora por ignorancia. Niegan la corrupción y desde el tapanco de Palacio Nacional todos los días la protegen impunemente.
¿Por qué no tienen cara ni discurso para salir al paso de los conflictos de interés? ¿Por qué no han platicado con ningún periodista sobre estos temas? ¿Por qué sólo se ponen el huarache con el The New York Times o con el Financial Times?
¿O es que nadie del gobierno cree siquiera en el bono democrático que tiene la señora Claudia Sheinbaum por haber ascendido al lugar que le asignó su promotor con aparentes 36 millones de votos?
Mentiras “piadosas” para sentirse a sus anchas
KXL/RCM




















