La Revolución del Campo Mexicano: Urge Apostar por la Agricultura de Precisión

• Tecnología, datos y sostenibilidad son las claves para transformar la productividad rural y enfrentar los retos del cambio climático

Redacción / CAMBIO 22

Hoy en día tenemos varios retos en el corto y mediano plazo, especialmente en la industria agrícola.

Algunos ejemplos de las problemáticas que enfrentamos comienzan en la parte del consumo, donde se prevé que de aquí al 2030 lleguemos a 8,500 millones de habitantes, es decir, 300 millones más que en 2025.

Para ponerlo en perspectiva, estamos hablando de cerca de 80 millones de personas más por año, lo que equivale a que la población completa de Alemania se sume al mundo cada año.

Debemos pensar que, a esta nueva población, año tras año, hay que alimentarla, y una de las problemáticas principales es que cada vez existen menos extensiones de terreno, porque las ciudades están creciendo. Por lo tanto, tenemos que ser más eficientes, ya que hay más consumidores y menos territorio disponible para sembrar o practicar la industria agrícola.

Ahora bien, veamos otra problemática a la que nos estamos enfrentando. En México, la edad promedio del porcicultor es de 65 años, muy similar a la del productor porcino en Estados Unidos. Es decir, son industrias cuya fuerza productiva está envejeciendo.

Si la parte productiva envejece y la del consumidor crece a un paso acelerado, tenemos que encontrar soluciones a mediano y largo plazo para determinar cómo alimentaremos a la población del futuro.

Ante este panorama, la innovación en el campo se vuelve indispensable. Existen varias alternativas de agricultura que pueden ayudarnos a enfrentar estos desafíos:

1.  Agricultura orgánica

2.  Agricultura de precisión

3.  Agricultura hidropónica

4.  Agricultura de regadío

Pero hoy quisiera centrarme en una de ellas: la agricultura de precisión, ya que su aplicación puede marcar una diferencia significativa en sectores como la producción de carne, donde el alimento representa aproximadamente el 70% de los costos.

Por eso, haré un “doble clic” para sugerir algunas opciones de optimización que nos permitan producir mejor, reducir costos y mejorar los rendimientos.

La aplicación de tecnología en la industria agrícola, especialmente el uso de inteligencia artificial, está a punto de impulsar una revolución que nos permitirá afrontar el desafío de alimentar al mundo de manera sostenible.

El objetivo es aumentar el rendimiento de los cultivos mediante una planificación y gestión más inteligente. Esta forma de agricultura implica recopilar, analizar y aplicar información específica para tomar decisiones más precisas y eficientes en todas las etapas de la producción.

Existen diferencias en el suelo, la topografía, el clima y otros factores que varían de un lugar a otro y en diferentes momentos. Identificar y gestionar estas diferencias es clave para mejorar la eficiencia de los cultivos, ya que permite manejar datos precisos desde la siembra hasta la recolección.

La agricultura de precisión ha ganado tanto auge en los últimos años que se espera que, en los próximos cinco, crezca a una tasa superior al 13% anual en la producción agrícola mundial.

Este método aumenta la cantidad y la calidad de la producción, utilizando menos insumos, como agua, energía, fertilizantes y abonos, con el objetivo de reducir costos y minimizar el impacto ambiental. De esta forma, podemos producir más y mejores alimentos.

La combinación de nuevas tecnologías de sensores, navegación por satélite, tecnología de posicionamiento e incluso el Internet de las cosas ha apoyado enormemente a la explotación agraria, ayudando a agricultores y ganaderos a optimizar sus procesos y resultados.

En resumen, el campo enfrenta tres grandes retos: productores de mayor edad, consumidores en aumento y menos tierra cultivable y estos factores nos obligan a repensar la manera en que producimos alimentos.

Si no tomamos cartas en el asunto y aprovechamos la tecnología, estaremos pagando las consecuencias en los próximos años al no poder producir la comida de nuestras próximas generaciones.

Fuente: Ganaderia

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