Redacción/CAMBIO 22

Los comedores que otorgan comida a cambio de 5 o 10 pesos o bien, de manera gratuita, a los que más lo necesitan, incluyendo a los migrantes, han visto una merma tras la llegada de Donald Trump al gobierno estadounidense, lo que provocó la disminución del flujo migratorio en Chiapas.

Sin embargo, Mickel, un migrante venezolano de 14 años, le contó a La Silla Rota su travesía para cruzar la frontera. En algunas ocasiones, el adolescente se sienta y disfruta de los libros colocados en un módulo itinerante de lecto-escritura instalado en el Parque San Domingo, en el centro de esta ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Ahí, escucha atento las indicaciones de la encargada del proyecto de lengua escrita y movilidad humana.

Lo hace porque le gusta leer, dice el migrante venezolano de 14 años de edad, quien desde hace ocho años dejó su país, junto a su familia, para radicar primero en Colombia y apenas el año pasado salir de este último lugar para quedarse en Chiapas, mientras siguen con el objetivo de aventurarse hacia los Estados Unidos.

“Aquí vivimos una situación complicada, cuando estábamos en Tapachula nos secuestraron los del crimen organizado; fueron como ocho días que nos mantuvieron encerrados y por eso tuvimos que pedirles a familiares que nos ayudaran, pues para dejarnos libres nos exigían como 600 dólares por cada uno de nosotros”, cuenta.

Por el momento y convencido de que regresar a Venezuela ya no es una opción, Mickel trata de conseguir dinero como “limpiaparabrisas” en una céntrica calle de la capital de Chiapas, mientras que su papá se desempeña como albañil.

Además el joven, quien ya culminó su primaria, invierte un poco de tiempo en los talleres que le ofrecen en el mencionado módulo, donde se interesó por la lectura y también por escritura, sobre todo porque en la actualidad no tiene la oportunidad de acudir a una escuela normal. “Escribí, por ejemplo, todo el recorrido que hice desde que salí de Venezuela”, ejemplifica.

Mickel tiene en mente algo mejor: le gustaría ser futbolista profesional; sin embargo, ese sueño aún se ve lejano, pues su pensamiento se ocupa en reunir “plata” para la comida y para pagar el lugar donde pernoctan con sus seres queridos.

Menos migrantes en los comedores

Cerca del módulo de lecto-escritura donde Mickel “aprende jugando” está la parroquia de Santo Domingo donde a diario, desde hace como dos décadas, se ofrece alimento a quienes más lo necesitan, como las personas en movilidad.

De mediodía a 2 de la tarde, grupos de “hermanos en fe” de diferentes parroquias locales se organizan, preparan alimentos y bebidas y los ofrecen a decenas de pobladores a cambio de una moneda de 5 o 10 pesos, o si no tienen, los otorgan de manera gratuita.

Beatriz Carrillo, líder de un grupo de creyentes que desde hace 15 años participa en este tipo de acciones de caridad, recuerda que –hasta el año pasado– servían a diario alrededor de 300 platos, debido a que el número de migrantes era elevado.

Sin embargo, acepta que la cifra bajó de manera considerable, es decir entre 50 o 60 por ciento, por lo que desde hace unos meses otorgan entre 120 y 150 platos. Para ella, además de la importancia de dar el “pan de cada día”, lo más esencial es que pueden brindar la “palabra de Dios” a quienes llegan.

Comedores cierran sus puertas

Para Heyman Vázquez, párroco de la iglesia de San Andrés Apóstol, en Ciudad Hidalgo, en la frontera entre Chiapas y Guatemala, la situación ha cambiado en los últimos meses, al grado de que tuvieron que cerrar un comedor donde atendían a cientos de migrantes que transitaban por esa zona.

Creo que siguen pasando, que del otro lado los ‘coyotes’ o gente del crimen organizado los asegura(en referencia al país ‘chapín’); pero ya lo hacen de noche, madrugada, ocultos”, puntualiza.

En la actualidad, explica que suspendieron el servicio en el comedor porque, al mes, sólo pasaban uno o dos extranjeros, cuando hasta el año pasado llegaban entre 400 y 450 al día.

Para él, acepta quien desde hace más de 20 años se ha dedicado a ayudar a la gente extranjera en tránsito por México, la llegada de Donald Trump al gobierno estadounidense provocó la disminución del flujo migratorio en Chiapas; “y no puedes tener un comedor para dos o tres migrantes al mes”.

Quien también ha resentido la baja afluencia de migrantes es Yaneth Gil Ardón, quien advierte que ella también tuvo que cerrar las puertas de la Casa de la mujer Migrante que tenía en Tuxtla Gutiérrez porque pasaban dos o tres meses “y no se paraba nadie”.

Según ella, la presencia de migrantes, al menos en la capital chiapaneca, mermó en gran medida, y eso se refleja –advierte– en el trabajo que también hacen o hacían las organizaciones.

Contexto: El temor a continuar hacia los Estados Unidos es cada vez mayor. De acuerdo con una encuesta elaborada y presentada el 27 de junio pasado por “Pew Research Center”, de marzo a junio de este 2025 las deportaciones de migrantes pasaron de 35% a 43%.

A diferencia de este año, el 2024 presentó un comportamiento diferente. Con base en cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), México se situó entre los 10 países con más solicitudes de asilo a nivel mundial, es decir alrededor de 80 mil trámites.

Además, detalló que la mayor parte de solicitantes de asilo provenía de Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela.

 

 

 

Fuente: La Silla Rota

redaccionqroo@diariocambio22.mx

AFC/RCM

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