• Esta nueva edición, que es un “clásico” para los mexicanos y un “easy, easy” para los argentinos, tendrá lugar en el Estadio Nacional de Chile y estará en juego la Semifinal del Mundial Sub 20

 

Redacción / CAMBIO 22

Que México enfrente de nuevo a Argentina, esta vez en Cuartos de Final del Mundial Sub-20, es parte del Realismo Mágico para el aficionado mexicano. Es la estrujante realidad confabulada con la esperanza sobrenatural de que ocurra algo místico, divino. Bendito futbol. Maldito futbol.

En el cachondeo envalentonado de las redes sociales, cuando México aniquiló a Chile 4-1, apareció el #SíndromeDelMasiosare. La afición mexicana reclamaba como consorte bélico a la Sub-20 de Argentina antes que a “la Sub-30 de Nigeria”.

Los deseos más temidos y temibles suelen cumplirse. Argentina peloteó y aplastó a Nigeria, 4-0. Un daño sensible: Álvaro Montoro sufrió fractura de clavícula y el 10 albiceleste estará ausente este sábado. La afición mexicana festeja con el parte médico en la mano. Porque sí, porque la magia existe: Nigeria perdió, pero el payaso de la desgracia se cargó al referente argentino.

Y claro, la turba tricolor azuza a sus guerreros para la batalla. Al fin y al cabo, ellos, los aficionados, no juegan. ¡Que salgan a las Termópilas chilenas el Leónidas Gilberto Mora y sus espartanos tenochas! Sangre y sudor serán ajenos, mientras con la salsa del morbo, y desde la sala de casa, los volubles legionarios de la esperanza, se empujan unos tacos al pastor con piña y un refresco de dieta.

México vs. Argentina, una nueva joya del Realismo Mágico - ESPN

Realismo Mágico del mexicano. Al fin y al cabo el padre de ese género literario en Latinoamérica, fue un jalisciense, Juan Rulfo, desde la Comala de Pedro Páramo, aunque el patriarca universal, desde Macondo, sea Gabriel García Márquez, quien, también, al fin y al cabo eligió a México como su segunda patria, su “patria distinta”, y quien defendía que su decisión “honra a todos los desterrados que se han acogido al amparo de México”, país que, mire Usted, alberga a más de 20 mil argentinos, para convertirse en la cuarta nación –fuera del Cono Sur–, después de España, Estados Unidos e Italia, con más huéspedes albicelestes.

Esta nueva edición, que es un “clásico” para los mexicanos y un “easy, easy (fácil, fácil)”, para los argentinos, a partir de su profeta el divo Dibu Martínez, tendrá lugar en el Estadio Nacional de Chile, y ciertamente, insisto, bajo el #SíndromeDelMasiosare, la afición tricolor ya asignó a Gilberto Mora la investidura del nuevo Pípila, con la losa a cuestas de su selección, para tomar la Alhóndiga de Granaditas.

Canonizado, beatificado ya Mora, precipitadamente, a sus casi 17 años (14 de octubre) como ornamento del escasísimo santoral mexicano, donde cohabitan Hugo Sánchez y Rafa Márquez, el talentoso mozalbete resiste las perniciosas embestidas masivas de los bumerangs desmesurados: “Es el Pedri mexicano”; “me recuerda a Butragueño”; “tiene el ADN del Barcelona”; “Real Madrid lo quiere al lado de Mastantuono”; “se le ven cositas de Iniesta y de Xavi”; “el niño prodigio mexicano”; “nuestro Gilito”. La desesperación y el exhibicionismo tienen formas exóticas de manifestar su estupidez.

Sí, el Realismo Mágico del mexicano en toda la perfecta imperfección de su esplendor. Gil Mora aún no es una realidad, pero ya se le urge y se le unge para epopeyas sobrenaturales, milagrosas. Y precisamente ante Argentina. Para los mexicanos, la realidad sólo existe si se le embadurna de magia. Por eso, conforman el cuarto país en el mundo donde más dinero se gasta en billetes de lotería.

Porque para las huestes tricolores, aún sigue vigente, casi tres años después, el drama ocurrido en Qatar. Más allá del sospechosismo galopante sobre la traición táctica de Tata Martino, Argentina firmó el acta de defunción de México con la peor vergüenza mundialista de su historia, equiparable sólo, mire Usted, a la ocurrida en Argentina ’78. Y sin embargo, el mexicano exonera a Héctor Herrera, quien se distrajo un segundo, tal vez porque visualizó la urgencia de un trago de Don Julio, y se olvidó de Messi.

México vs. Argentina: día y hora para el partido de Cuartos de Final del Mundial  Sub-20

Hasta antes del 30 de noviembre de 2022, por cierto, fecha indeleble en la histérica Efemérides del futbol mexicano, el cuarto país de mayor consumo y empalago afectivo por Messi, era México, después, obviamente, de España, Estados Unidos y Argentina, donde, recuérdese, tras la renuncia a la albiceleste el 27 de junio de 2016, Lio fue considerado públicamente un “pecho frío”. Pero, en la madrugada del primero de diciembre de 2022, Messi y Martino se convirtieron en los enemigos públicos del futbol mexicano.

Por eso, el hecho de que México y Argentina se enfrenten nuevamente este sábado, es una fantástica y maquiavélica “desgraciadés”, del futbol para confabularse con el Realismo Mágico, esa fantástica manifestación literaria de Rulfo, Gabo, Isabel Allende, Julio Cortázar, Laura Esquivel, Alejo Carpentier, hasta llegar a Carlos Fuentes y su Aura.

¿Pueden, ambos, futbol y Realismo Mágico confabularse, con y contra el mexicano, para darle una dosis de sadismo en la realidad y de masoquismo en la preservación intocable y legítima de fantasear? Afortunadamente así es, así ha sido y así será. Especialmente si es futbol y más aún si está Argentina inmiscuida en la agenda del martirio.

Porque mientras desde Argentina se mira este partido como un trámite engorroso, como un forúnculo, como una hemorroide trombosada, para el mexicano es la inquietud y la desazón, entre la esperanza casi clandestina de la gran venganza, y la aterradora extensión del yugo albiceleste.

Sí, se viene una exquisita jornada de Realismo Mágico, en el que 135 millones de mexicanos esperan que un mocoso bendecido, Gilberto Mora, trasgreda las leyes de la realidad para imponer las exuberancias intangibles de la magia. El #SíndromeDelMasiosare hoy desechó a Juan Diego de los portales y de los altares de las súplicas frustradas y los ruegos inútiles, para encomendarse al Santo Niño de Xolos. Ya los escucho: “Virgencita de Guadalupe, yo que nunca te he pedido nada, esta vez…”. Amén.

Y allá, en Santiago de Chile, entre el cercano realismo de las circunstancias y la lejana magia invocada desde el vientre de Tenochtitlán, Eduardo Arce y sus futbolistas velan armas propias y utopías ajenas. Sabiendo, sin embargo, que les espera, insoslayable e implacablemente, un solo destino de la posible doble encrucijada: el patíbulo o la Basílica.

Maldito Realismo Mágico, maldito futbol. Bendito Realismo Mágico, bendito futbol.

 

 

 

Fuente: ESPN

redaccion@diariocambio22.mx

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