Impulso Rural: 2,300 Marcas Mexicanas de Café, Cacao y Maíz Conquistan el Mundo
1 Oct. 2025
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Con precios accesibles y alto valor gastronómico, los alimentos del campo mexicano comienzan a posicionarse en tiendas y exportaciones
Redacción / CAMBIO 22
El campo mexicano ya no solo se entiende desde la siembra: hoy también se degusta. Programas de desarrollo rural han pasado de la reforestación a convertirse en un motor gastronómico y económico para miles de familias campesinas. El resultado es visible: café de especialidad, cacao de excelencia, chocolates artesanales, harinas sin gluten, frutas deshidratadas, mermeladas con 80% de fruta, mieles, colorantes naturales y maíces nativos que llegan al consumidor con precios más justos y competitivos.
En entrevista exclusiva con Bistronomie, de El Economista, Columba López Gutiérrez, Subsecretaria de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural de la Secretaría de Bienestar, explicó que este esfuerzo ya alcanza 24 estados y un padrón de 417,000 beneficiarios. “Queremos acortar la cadena de coyotaje para que el consumidor pague menos y el productor gane más”, sostuvo.
Café: de la parcela al consumidor internacional
Uno de los grandes protagonistas es el café. Existen 1,300 marcas vinculadas a este esquema productivo, de las cuales el 90% de las muestras analizadas en 2025 superó los 80 puntos en catación —nivel de café de especialidad— y el 39% alcanzó más de 85 puntos, considerados de excelencia

“El 85% de nuestro café es muy bueno, altamente competitivo y exportable”, aseguró López. La ruta de comercialización ya apunta a mercados como California, donde se planea introducir café mexicano con trazabilidad completa.
Maíces de colores: salud y cultura
La subsecretaria de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural, Columba Jazmín López Gutiérrez, destacó que el maíz es identidad y soberanía alimentaria de México. Recordó que a través de Sembrando Vida participan más de 304,200 sembradores en 36 mil unidades productivas, distribuidas en 24 estados y 28 territorios, siendo Chiapas, Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Guerrero los principales productores. El programa ha registrado 58 razas de maíz nativo, con variedades que van del blanco al morado oscuro, este último con altos niveles de antioxidantes.
Como parte de los esfuerzos en curso, anunció un programa de mejoramiento participativo que busca aumentar en 20% el rendimiento del maíz criollo, con una inversión que supera los 120,000,000 de pesos en capacitación, asesoría y casas de semillas. “Defender al maíz es defender la cultura, la salud y la vida misma”, afirmó López Gutiérrez, al subrayar que en México está prohibido el maíz transgénico para consumo humano y que lo importado corresponde principalmente a maíz amarillo para forraje, mientras que el maíz blanco nativo e híbrido sigue siendo el corazón de la tortilla, el tamal y la milpa tradicional.
Cacao y chocolate: del sur al mundo
El cacao mexicano también vive un nuevo auge. Desde el cacao blanco de Comalcalco hasta iniciativas en Veracruz, los productores han desarrollado chocolates con más de 80% de contenido de cacao que han sido reconocidos en París y otras capitales gourmet.

“Estamos listos para vender achiote en Alemania y café en California. Queremos que el consumidor extranjero conozca el sabor y la ética de producción: sin agroquímicos dañinos, con restauración ambiental y justicia para el productor”, recalcó la Subsecretaria.
Innovación en mermeladas, harinas y deshidratados
Las comunidades rurales están impulsando transformados de gran valor agregado. Las mermeladas con 80% de fruta buscan espacio en cadenas de retail como Oxxo, con un anaquel diseñado para la marca Alimentación para el Bienestar.
La innovación también incluye harina de plátano, libre de gluten y almidones, pensada para consumidores celíacos y para repostería saludable. Además, se ofertan frutas deshidratadas —guayaba, papaya y manzana— que podrían convertirse en snacks accesibles en hogares y escuelas.
Escala, marcas y trazabilidad
La estrategia ya suma 2,300 marcas registradas, de las cuales cerca del 90% corresponden a alimentos y bebidas. El modelo contempla tres rutas de comercialización: mercado local mediante días de plaza y venta directa; retail nacional con presencia en cadenas de conveniencia y supermercados; y exportación hacia Europa y Estados Unidos.
Profeco acompaña en el proceso de etiquetado y control de azúcares, el IMPI respalda registros de marca y patentes, mientras que la Secretaría de Economía trabaja en el despliegue del sello “Hecho en México” como garante de identidad y competitividad.

Gastronomía con propósito
Más allá de la exportación, el enfoque busca que los productos sean accesibles para las familias mexicanas. Un chocolate con 80% cacao que en una cadena internacional puede costar más de 150 pesos, en este esquema se ofrece a menos de un tercio de ese precio.
“No queremos lujo inaccesible; queremos volumen y precio justo. El beneficio es doble: nutrición y bolsillo”, destacó la funcionaria.
Turismo y cultura gastronómica
El siguiente paso es la creación de corredores agroturísticos en zonas cacaoteras, cafetaleras y de maíces nativos, donde los visitantes puedan conocer el proceso productivo y adquirir productos en origen.
“Queremos que la gente pruebe el cacao en finca, el café recién tostado, el maíz de color convertido en tortilla; que la experiencia cierre el círculo del valor”, explicó López.
Para Columba Jazmín López, el impacto es claro: el campo se ha convertido en una plataforma gastronómica y económica que diversifica el menú de México y al mismo tiempo genera nutrición, empleo y competitividad.
“La gente lo ve como su jubilación con los maderables, pero hoy ya hay ingreso con café, cacao, harinas y mermeladas. Estamos construyendo una economía justa desde la tierra y con identidad gastronómica”, concluyó.
Fuente: El Economista
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