Leer por Placer, No por Obligación: Promotor Cultural Llama a Redescubrir las Bibliotecas

Redacción / CAMBIO 22

JMM, 1 de octubre. – Las bibliotecas y salas de lectura son espacios abiertos al disfrute, pero la mayoría de la población sigue viendo los libros como una tarea escolar. Así lo señaló el promotor cultural Guillermo Talavera Lucero, quien lamentó que la costumbre de leer por gusto se ha perdido, principalmente por la manera en que se enseña en las escuelas.

Talavera explicó que, en su experiencia, las bibliotecas son lugares accesibles, amables y llenos de títulos diversos: desde literatura hasta textos de divulgación científica y académicos. Sin embargo, en las salas de lectura el enfoque es diferente: “Están hechas para disfrutar la lectura, no para estudiar ni para fines académicos. Son espacios donde los libros se leen por placer, no por obligación”, subrayó.

El promotor recordó cómo, en sus años en Cancún, podía llevarse libros de las bibliotecas por más tiempo del permitido porque existía confianza entre lectores y bibliotecarios. “Cuando te conocen, se vuelve un espacio cercano, donde no solo se trata de prestar libros, sino de fomentar vínculos con la lectura”, relató.

Al ser cuestionado sobre la poca afluencia en estos espacios, Talavera apuntó hacia una raíz educativa: “A todos nos enseñaron de forma obligada a leer y escribir. Y cuando leíamos en la escuela, teníamos que hacer resúmenes o explicar lo que entendimos, casi siempre bajo lo que quería el profesor. Eso funciona en lo académico, pero en la literatura no. Ahí se lee para sentir, para imaginar, para gozar”.

El problema, dijo, también está en los hogares, donde muchas veces los padres no leen y por lo tanto no transmiten ese hábito a sus hijos. “Si desde pequeños los niños no tienen acceso a los libros de una manera lúdica, divertida, difícilmente se acercarán después por gusto. Si los padres leen, los hijos también lo harán con mayor facilidad”, señaló.

Finalmente, Guillermo Talavera insistió en que es urgente resignificar las bibliotecas y las salas de lectura como espacios vivos y cercanos a la comunidad. “Leer no debe ser una obligación. Leer es un derecho, un acto de disfrute y libertad”, concluyó.

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