Miguel Angel Mauss / CAMBIO 22

Para mi amigo Ernesto Calzada.

Mira: El final de septiembre no es un simple cierre de mes, hay algo en el aire que cambia, una vibración distinta que parece unir lo espiritual, lo simbólico y lo humano en un mismo instante, es un punto del calendario donde el mundo visible y el invisible se rozan, un cruce de caminos donde las antiguas batallas entre luz y oscuridad se hacen presentes en más de una forma.

El 29 de septiembre es el día de San Miguel Arcángel, el guerrero celestial que expulsa a Lucifer del cielo y protege a las almas que buscan mantenerse firmes frente al mal, su figura, con espada y armadura, representa la justicia divina y la lucha interna de todo ser humano entre la claridad y la sombra, es un día de invocación, de escudos espirituales, de guía.

Y justo al día siguiente, el 30 de septiembre, ocurre algo radicalmente distinto, pero igual de poderoso: el Día Internacional del Derecho a la Blasfemia, un derecho nacido del caos, tras la publicación en 2005 de unas caricaturas de Mahoma que sacudieron al mundo.

San Miguel arcángel venciendo a Lucifer - Maffei, Francesco. Museo Nacional  Thyssen-Bornemisza

De lo anterior, lo que algunos consideran ofensa, otros lo celebran como el más humano de los actos: “cuestionar lo que se impone como sagrado”, y con ello generar la blasfemia, en este contexto, se transforma en una afirmación de conciencia, una chispa de rebeldía que busca liberar la palabra del yugo del miedo, pues no se trata de destruir lo sagrado, sino de tener el derecho a definir qué lo es para cada uno.

En este sentido, ambas fechas, tan cercanas y tan opuestas, dibujan un mismo dilema ancestral: ¿obedecer o despertar? ¿Proteger la fe o liberar la mente? En medio de este torbellino simbólico, una tercera coincidencia añade aún más profundidad a este enigma.

El 30 de septiembre de 1791, en Viena, fue estrenada “La Flauta Mágica”, la ópera más misteriosa de Wolfgang Amadeus Mozart. En el universo, nada en esa elección de fecha parece casual, Mozart iniciado en la masonería, cargó esta obra de símbolos esotéricos, enseñanzas ocultas y pruebas iniciáticas, bajo la apariencia de un cuento fantástico “La Flauta Mágica” narra el camino de un alma que debe atravesar la oscuridad, enfrentar desafíos y alcanzar la iluminación, de Luz y Tiniebla, de Pruebas y Sabiduría. Coincidente con el mismo viaje que propone San Miguel o el mismo fuego que enciende la blasfemia como un acto de despertar.

Así, el 30 de septiembre se revela como un día de poder, una conjunción única donde convergen el arte cargado de misterios, la espiritualidad ancestral y la libertad de pensamiento radical, un momento en que los símbolos, los ángeles, los escépticos y los iniciados parecen hablar un mismo lenguaje oculto, pues no es necesario creer en milagros para sentir que algo especial ocurre, sólo basta con observar cómo el mundo parece detenerse por un segundo y abrir una puerta invisible al alma.

Por eso, Ernesto, hay fechas que simplemente se alinean, y cuando eso sucede, no es sólo historia, es alquimia, es misterio, es una invitación, a creer, a dudar, a buscar. Hay que recordar que lo sagrado no siempre está donde nos dijeron… Este 30 de septiembre, quizás no sea solo el fin del mes, quizás sea el comienzo de una revelación.

 

 

 

Fuente: Facebook

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