“La Selva Maya Grita. Semarnat, ¡Sálvala!”
26 Sep. 2025
Necesariamente Incómoda
Graciela Machuca Martínez/Redacción/CAMBIO 22
Las denuncias y alertas, de activistas y comunidades mayas, así como de medios de comunicación regionales e internacionales, para que el gobierno federal cese la destrucción de la Selva Maya, no hay tenido eco, al contrario, busca cualquier laguna en la ley para aprovecharla a su favor y si no la encuentran, se la inventan, de allí la importancia de las estrategias mediáticas que utilizan organizaciones internacionales como Greenpeace para que los gobiernos los escuchen y se logren visibilizar los ecocidios.
El pasado 23 de septiembre, Greenpeace México hizo un llamado urgente al gobierno mexicano a escuchar el grito de auxilio de la Selva Maya, las comunidades que la habitan y la biodiversidad única que alberga, como el jaguar, un grupo de sus activistas desplegaron un mensaje imposible de ignorar, como lo señala el organismo a través de un comunicado.
Desde una altura de 70 metros, desde la Estela de Luz, nueve activistas de la organización desplegaron una manta de 27 metros de largo con el mensaje “La Selva Maya Grita. Semarnat, ¡Sálvala!”.


En su reseña, Greenpeace, detalló que el ejercicio de escalada duró alrededor de una hora hasta llegar a una altura suficiente para que el mensaje pudiera verse claramente a distancia en un simbolismo de que este llamado no puede seguir siendo ignorado.
Esta acción directa no violenta culminó con el despliegue del mensaje y la activación de bengalas de humo no tóxicas, en alusión a la situación de presión destructiva bajo la que se encuentra la Selva Maya.
Mientras legisladores federales y estatales de Quintana Roo viven bajo el manto del gobierno morenista, al cual obedecen como fieles siervos, permitiendo la destrucción de la Selva Maya, Greenpeace les mostró el camino para abrir, por lo menos un canal de dialogo con personas servidoras públicas de la Semanat.
“Literalmente la Selva arde bajo el fuego cruzado de múltiples industrias que la están contaminando y devastando a un ritmo del cual no podrá recuperarse. Tan solo en los últimos cinco años fueron deforestadas casi 300 mil hectáreas. Eso es más de lo que se perdió a lo largo de veinte años previos. Estamos hablando del pulmón más importante de México y el segundo más grande la región y hoy está bajo la presión de la industria inmobiliaria, de la hotelera, de la infraestructura ferroviaria y otras que solo ven en la Selva la posibilidad de extraer recursos en beneficio propio y esto está sucediendo ante los ojos y con el permiso de la autoridad encargada de protegerla, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Semarnat”, declaró a la prensa, Carlos Samayoa, coordinador de la campaña México al grito de ¡Selva! de Greenpeace México.


“Sobre todo se trata de un grito de indignación por la Selva. Un grito que encierra el dolor por su pérdida, aunque también la confianza en la fuerza de la acción colectiva para lograr cambios a su favor”, alertó Samayoa.
Para el organismo internacional, el gobierno de Claudia Sheinbaum y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no pueden seguir siendo cómplices de la devastación y la contaminación. “Llevamos años entregando información, propuestas y pidiendo diálogo con las autoridades y la respuesta ha sido omisa. Por eso hacemos esta acción no violenta para visibilizar y denunciar lo que está pasando: la Selva Maya se está perdiendo y Semarnat debe salvarla”, reiteró el activista.
Recordó que en marzo pasado el mismo gobierno mexicano reconoció los impactos ambientales causados por la construcción del Tramo 5, deforestando más de 10 millones de árboles e impactos irreversibles para especies en peligro de extinción, incluyendo la incrustación de 15 mil pilares de gran escala en el suelo kárstico de la zona, lo cual está ocasionando contaminación al acuífero del que dependen especies animales y poblaciones de la Península.
La destrucción de la Selva Maya se ha acelerado de manera alarmante durante los últimos años. Greenpeace México se ha sumado a las denuncias y ha hecho sonar las alarmas a su alrededor. Estas son algunas de las más recientes:
Autorizaciones para la extracción de material pétreo en la región. Las sascaberas han devastado cerca de 10 mil hectáreas de selva, impulsadas por el crecimiento inmobiliario descontrolado asociado al turismo masivo y por obras de megaproyectos como el Tren Maya.
En este marco, resalta la autorización otorgada en diciembre de 2024 a la empresa mexicana CEMEX para operar un banco de material pétreo en un predio de de 650 hectáreas de selva virgen en las inmediaciones de Tulum, en conjunto con las que han sido otorgadas a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) (alrededor de 30 fueron autorizadas este año a dicha institución militar.
Próxima creación del Corredor Biocultural Gran Selva Maya. El 15 de agosto, el gobierno de México anunció la creación del Corredor Biocultural Gran Selva Maya junto a Guatemala y Belice (Declaración de Calakmul) y en paralelo -en un alto totalmente contradictorio-, las intenciones de ampliación del Tren Maya a Centroamérica.

Desarrollo turístico en Calica. Días después del aviso de la Declaración de Calakmul, Claudia Sheinbaum informó sobre sus intenciones de negociar e impulsar un plan de “desarrollo turístico de bajo impacto”, en las inmediaciones de lo que en su momento fue Calica. El gobierno de México está negociando bajo un paradigma económico y no bajo el de la justicia ambiental y la restauración. La cantera de Calica es un cráter abierto que destruyó selva y acuífero en una zona clave de la Riviera Maya. Cualquier desarrollo turístico en ese sitio implicará nuevas presiones como urbanización, infraestructura, e impactos al acuífero.
Autorización de Semarnat para la construcción de un tren de carga del Tren Maya en Cancún. El Tren Maya ya no es sólo de pasajeros: es de carga y de despojo. A principios de este mes, la máxima autoridad ambiental de nuestro país encargada de proteger la naturaleza, dio luz verde a la SEDENA para actividades de desmonte para la construcción de una terminal intermodal del trenmaya de carga en Cancún, en un predio de 261 hectáreas. Esta fase amenaza con consolidar un modelo extractivista que pone en grave riesgo la biodiversidad, los territorios indígenas y el equilibrio ecológico de toda la región.

Para Greenpeace, lejos de proteger el patrimonio biológico, la Semarnat se ha convertido en aval ambiental de la devastación. Y esto es apenas el andamiaje inicial para favorecer el asentamiento de nuevas industrias en la región con sus respectivos impactos y deforestación acumulada. Esta expansión no solo amenaza a la biodiversidad, también pone en riesgo a las comunidades locales, mayas y campesinas, cuyo territorio está siendo transformado sin procesos adecuados de consulta ni respeto a sus derechos colectivos. Frente a estas múltiples embestidas, Greenpeace México demanda a Semarnat que de manera urgente trabaje junto a organizaciones, expertos y comunidades en un plan integral de protección de la Selva Maya.
Hasta aquí los planteamientos de Greenpeace México para salvar a la Selva Maya, desde luego que ninguno de estas alertas son nuevas, diversas voces desde la ciencia, el activismo medioambiental y los pueblos originarios las han planteado en repetidas ocasiones, solo que el gobierno de la 4T se ha empantanado en su doble discurso, para justificar sus acciones neoliberales.
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