• Mientras Norteamérica registra decenas de miles de muertes por sobredosis al año, en México los casos apenas suman centenas y se concentran en estados fronterizos

 

  • El gobierno refuerza campañas de prevención, incautaciones y tratamientos de adicciones para evitar que la droga sintética detone una emergencia nacional

 

 

Renán Castro Hernández/ CAMBIO 22

México enfrenta un panorama contrastante en torno al consumo recreativo de fentanilo, mientras en el país aún se reportan pocos casos aislados de esta droga sintética, en Estados Unidos y Canadá el fentanilo ha detonado una crisis de sobredosis con decenas de miles de muertes.

Autoridades mexicanas y organismos internacionales aportan datos oficiales que retratan esta brecha y orientan la respuesta institucional en México, desde incautaciones en las rutas de tráfico hasta campañas de prevención y tratamientos para la adicción.

Consumo y sobredosis de fentanilo: México vs. Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica

La prevalencia del consumo recreativo de opioides (como heroína y fentanilo) en México se ha mantenido casi nula en la población general, las encuestas nacionales registraron menos de 0.1% de consumo en el último año entre 2002 y 2016.

De hecho, los primeros casos conocidos de uso ilícito de fentanilo en el país se identificaron apenas en 2017, a través de la sustancia denominada “China White” (heroína adulterada con fentanilo).

Desde entonces se ha observado un aumento local, en 2023 los servicios de salud atendieron 430 casos por consumo de fentanilo, un 29% más que en 2022, concentrados en los estados fronterizos del norte (Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora), este incremento, detectado desde 2018, aún es acotado en el plano nacional (apenas decenas de casos) y está lejos de las cifras registradas en Estados Unidos y Canadá.

De hecho, las autoridades señalan que el fentanilo “apenas se consume en México”, a diferencia de las metanfetaminas que son de uso muy común y se han convertido en la droga preferida entre sectores de la clase trabajadora.

La situación contrasta drásticamente con la de Estados Unidos y Canadá, donde el fentanilo ha detonado una crisis de opioides.

En Norteamérica, alrededor del 2.5% de la población adulta (unos 8 millones de personas, principalmente en EE.UU.) reportó haber consumido opioides no médicos en el último año.

En Estados Unidos las muertes por sobredosis se dispararon en las últimas décadas, alcanzaron un récord de 107,941 fallecimientos por drogas en 2022, de los cuales unas 73 mil fueron atribuidas a opioides sintéticos como el fentanilo ilícito.

En 2023 la cifra anual cedió ligeramente (aproximadamente 105 mil muertes) pero se mantiene históricamente, por su parte, Canadá registró 7,328 muertes por sobredosis de opioides en 2022 (unos 20 decesos diarios), 81% de ellas vinculadas al fentanilo, estas cifras ilustran la brecha: el consumo de fentanilo en EE.UU. y Canadá es masivo y ha cobrado decenas de miles de vidas, mientras que en México el fenómeno es aún incipiente.

La mayoría de los países de América Latina no enfrentan por ahora un problema serio de consumo de fentanilo como el de Norteamérica, según la ONU, el uso de fentanilo no se ha arraigado en la región; solo se han detectado incautaciones pequeñas en países como Argentina, Paraguay y Brasil, sin indicios de producción ilícita organizada ni de un mercado de consumo local.

Expertos apuntan que la presencia de fentanilo surge principalmente donde ya existe un mercado de opioides establecido (adicción a heroína u opiáceos médicos), condición que no se da en la mayoría de países latinoamericanos. En México, si bien el consumo general sigue siendo bajo, la introducción de fentanilo entre comunidades de usuarios de heroína ha provocado focos rojos, se han reportado cientos de sobredosis en la región fronteriza norte desde aproximadamente 2017.

Por ejemplo, en Baja California un análisis forense reciente detectó fentanilo en 351 cadáveres examinados, de los cuales el 71% murió por insuficiencia respiratoria, el signo clásico de la sobredosis por opioides, estas señales han encendido la alerta sanitaria en México, a pesar de que a nivel nacional los datos oficiales de defunciones confirmadas por fentanilo aún son limitados e incipientes.

Tráfico de fentanilo y respuesta de México: incautaciones, tratamiento y prevención

La epidemia de fentanilo en Norteamérica está alimentada en gran medida por el tráfico transnacional de esta sustancia desde México, investigaciones oficiales y de seguridad señalan que los cárteles mexicanos obtienen precursores químicos de China e India para sintetizar fentanilo ilícito, que es posteriormente introducido de contrabando a Estados Unidos a menudo en forma de pastillas falsificadas aprovechando la enorme demanda en ese país.

En 2023, las autoridades mexicanas incautaron más de 2.3 toneladas de fentanilo, un volumen récord histórico, sin embargo, en el primer semestre de 2024 las confiscaciones cayeron a solo 130 kg, un descenso que analistas atribuyen a posibles cambios en la producción o a pugnas internas en los grupos criminales. Para dimensionar el flujo, en EE.UU. se atribuyen alrededor de 70,000 muertes por sobredosis al año a este opioide, por lo que las agencias estadounidenses han presionado a México para redoblar esfuerzos en detectarlo y frenarlo en la frontera.

Mientras tanto, México también ha puesto el foco en otras drogas sintéticas, en 2023 incautó más de 400 toneladas de metanfetamina, más de 12 veces lo decomisado en 2022, dado que esta sustancia (conocida como cristal) sí tiene un consumo extendido en el mercado interno. Ambas drogas siguen rutas hacia EE.UU., pero mientras el fentanilo apenas se consume localmente, la metanfetamina es de uso común en México.

La respuesta institucional en México ante la amenaza del fentanilo se encuentra en desarrollo y busca evitar una crisis mayor, el aumento reciente de consumidores aunque modesto ha revelado brechas en la atención, en 2023 se documentaron 430 emergencias médicas o ingresos a tratamiento por consumo de fentanilo, pero este fenómeno ocurre en un contexto de desigualdad, estigma y escasa cobertura de servicios especializados en adicciones.

Las autoridades sanitarias han reconocido que los datos sobre muertes por fentanilo son incompletos y han instado a implementar de inmediato estrategias de reducción de daños en los municipios y estados donde se concentra el consumo (por ejemplo, programas con naloxona para revertir sobredosis).

Asimismo, el fentanilo de uso médico continúa estrictamente regulado bajo la Ley General de Salud: es un estupefaciente de control especial, recetado solo para dolor severo y vigilado por la COFEPRIS (agencia sanitaria), esto garantiza su empleo terapéutico seguro, pero el desafío actual proviene del fentanilo ilícito que escapa a todo control sanitario.

En 2023-2024, el Gobierno de México comenzó a reforzar sus políticas públicas sobre opioides para prevenir una crisis como la de su vecino del norte. En enero de 2025 se lanzó una campaña nacional de prevención bajo el lema *“Aléjate de las drogas, *el fentanilo te mata” un esfuerzo interinstitucional enfocado especialmente en jóvenes.

La estrategia tiene dos pilares: prevención y atención.

Por el lado preventivo, la Secretaría de Educación Pública implementa contenidos pedagógicos sobre los riesgos de las drogas (fentanilo, metanfetaminas, vapeadores, cannabis, alcohol, tabaco) en secundarias y preparatorias, para fomentar la reflexión y el autocuidado entre estudiantes.

En paralelo, el sector salud está fortaleciendo los servicios de tratamiento y rehabilitación de adicciones, incluyendo la atención en salud mental y la reintegración social de quienes superan la dependencia. La campaña incluye una amplia difusión en medios de comunicación (con apoyo del sector privado) y la activación de la línea de ayuda “Línea de la Vida” y un sitio web oficial, donde las personas pueden acceder a orientación profesional e información sobre adicciones.

Además de la prevención, México ha endurecido la vigilancia y la cooperación en seguridad para contener el fentanilo, el gobierno federal reafirmó su compromiso de combatir al crimen organizado involucrado en este narcótico, rastrear e incautar los precursores químicos de fentanilo que ingresan al país (principalmente desde Asia) y desmantelar laboratorios clandestinos donde se producen opioides sintéticos.

Estas acciones sumadas a la colaboración binacional con EE.UU. y Canadá forman parte de una estrategia integral que busca frenar el suministro ilícito a la par de prevenir la adicción en la población, antes de que el fentanilo se convierta en una emergencia de salud pública en México.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

Fotos; Zumapress/David tesinsky, redes sociales y gobierno de méxico

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