• Tras acusar al gobierno Mexicano de favorecer al gobierno chino al realizar expropiaciones a empresas estadounidenses, piden mano dura en las negociaciones del T-MEC

 

  • México no puede ser un socio confiable mientras engañe a los inversionistas estadounidenses, aducen

 

  • El gobierno de México ha expropiado repetidamente empresas estadounidenses

 

  • Ponen de ejemplo la “Expropiación del predio Calica (Vulcans Materials) en El municipio de Cozumel en Quintana Roo

 

Redacción/CAMBIO 22

Tras calificar de violaciones al T-MEC y de poner en riesgo capitales estadounidense el medio digital The Floridian, exigió al gobierno de Donald Trump, aplicar las mismas condiciones que han manejado en materia de seguridad, para acabar con estas prácticas.

Y uno de los casos más contundentes que han puesto en tele de juicio es la “expropiación” de los predios de Calica en el municipio de Cozumel, Quintana Roo, propiedad de la empresa Vulcan Materials, y con fuertes vínculos con el estado de la Florida.

Calificó a México como un socio no confiable al atentar contra las inversiones estadounidenses en nuestro territorio.

La semana pasada, el secretario de Estado Marco Rubio viajó a México para anunciar un nuevo acuerdo bilateral de seguridad. Este hito debería haber marcado un hito en la relación entre Estados Unidos y México.

Sin embargo, tras los apretones de manos y los titulares, un problema fundamental sigue sin resolverse: no se puede confiar en que México cumpla su palabra en lo que respecta a las inversiones estadounidenses.

El gobierno mexicano ha expropiado repetidamente a empresas estadounidenses, confiscando activos, cancelando contratos y utilizando la regulación como arma para eliminar la competencia leal. L1BRE, una empresa tecnológica con sede en Delaware, obtuvo una concesión para modernizar la flota de taxis de la Ciudad de México. En lugar de acatar el acuerdo, las autoridades lo revocaron, confiscaron el equipo de la empresa y luego crearon una empresa competidora, controlada por el gobierno, que utilizó la tecnología robada. Eso no es negocio, es robo.

O tomemos como ejemplo Vulcan Materials, una empresa estadounidense ubicada en la lista Fortune 500 con fuertes vínculos con Florida.

México cerró su cantera de piedra caliza y se apoderó de su puerto privado, lo que causó miles de millones de dólares en daños y agotó un suministro crucial de materiales de construcción para los estados del Golfo de EE. UU.


Las excusas fueron “ambientales“. La realidad fue una expropiación pura y dura.

Este patrón de abuso va más allá de una disputa económica: constituye una violación de las obligaciones de México bajo el T-MEC. Llega en el peor momento posible, con el inicio de las renegociaciones en las próximas semanas.

México no puede esperar aprovechar los beneficios del acceso privilegiado al mercado bajo el T-MEC mientras saquea a las empresas estadounidenses a plena luz del día. Los tratados se basan en la confianza y la reciprocidad, y México está destruyendo ambas.

Peor aún, estas políticas abren las puertas a China. A medida que las empresas estadounidenses son expulsadas, las corporaciones estatales de Pekín se infiltran, aprovechando las débiles regulaciones y las lagunas legales para introducir productos libres de impuestos en Estados Unidos.

El desprecio de México por el Estado de derecho no solo perjudica a los inversores estadounidenses, sino que también contribuye activamente a que China incline la balanza en nuestra contra.

El congresista Brian Mast ha instado al secretario Rubio a priorizar estos casos. Y tiene razón. Estados Unidos no puede seguir operando como si nada con un socio que se apropia de nuestra propiedad e incumple sus promesas. México debe restituir a las empresas estadounidenses, dejar de expropiar activos y renovar su compromiso con el estado de derecho, o enfrentar consecuencias reales.
El liderazgo del secretario Marco Rubio ya ha asegurado un nuevo marco de seguridad.

Ahora, al iniciarse las negociaciones del T-MEC, debe dejar absolutamente claro: no habrá acuerdo si México continúa engañando a los inversionistas estadounidenses. El acceso al mercado estadounidense es el mayor privilegio económico de México. No debe ser incondicional.

México tiene una opción. Puede resolver estas disputas amistosamente, restaurar la confianza y demostrar que es un vecino confiable.

O puede redoblar sus esfuerzos en la expropiación y la ilegalidad, y ver cómo Estados Unidos toma medidas más severas para proteger a nuestras empresas, nuestros trabajadores y nuestro futuro.

 

 

 

 

Fuente: The Floridian/Traducción Sistema de Notícias CAMBIO 22

redaccionqroo@diariocambio22.mx

AFC/RCM

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