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  • El Violento Oficio de Escribir

 

  • Estadísticas que sangran, Perdidas millonarias; El Golfo como botín del crimen organizado.

 

Alfredo Griz/CAMBIO 22

En la Sonda de Campeche, el corazón petrolero de México, los ladrones no llegan por tierra. Llegan por mar. Deslizan sus lanchas rápidas en la oscuridad, se aproximan como tiburones a estructuras metálicas que rugen día y noche. Suben armados, toman el control, someten a trabajadores exhaustos y, en cuestión de minutos, se llevan equipos, combustible y dignidad.

En estas aguas, donde durante décadas se bombeó la riqueza que sostuvo la economía nacional, hoy impera el pirataje moderno, un fenómeno tan crudo como subestimado: robos sistemáticos a plataformas, embarcaciones y ductos flotantes. La piratería ha regresado al Golfo de México, pero no con banderas negras, sino con huachicoleros armados, empresas fantasmas y complicidades de alto nivel.

La Sombra en Akal-R

Agosto de 2025. La plataforma Akal-R, en el legendario complejo Cantarell, recibe un golpe certero. Un comando de hombres armados aborda en la madrugada. No buscan oro, buscan tecnología: sustraen 50 equipos de respiración autónoma, esenciales para emergencias, junto con herramientas de trabajo. La denuncia de PEMEX llega a la Fiscalía General de la República. La Secretaría de Marina despliega patrullas. Pero el golpe ya está dado.

Un Trabajador que Pide Anonimato lo Resume:

“Aquí sabemos que pueden caer en cualquier momento. No son rumores, son hechos. Entraron armados, nos gritaron que nos encerráramos. Si alguien se movía, disparaban al aire. No fue la primera vez, y todos sabemos que no será la última”.

El miedo no se esconde: el personal operativo vive con la certeza de que las plataformas se han vuelto terreno de nadie.

Una Estadística que Sangra

Los datos son brutales. Informes compilados por la prensa muestran que los robos en plataformas pasaron de unos 15 casos en 2023 a más de 40 en 2024.

El 2025 apenas inicia y ya suma ataques de alto perfil, como el de Akal-R.

Las pérdidas son multimillonarias. PEMEX admite que solo por robo de hidrocarburos, en un trimestre reciente, perdió más de 5,400 millones de pesos. Esa cifra equivale a miles de becas, decenas de hospitales o carreteras inconclusas.

Un Oficial Naval en Campeche Comenta Off the Record:

“El robo en altamar es más complejo que en tierra. No cualquiera se acerca a una plataforma de 10 mil toneladas. Hay inteligencia, hay logística. Y hay complicidad. Nadie opera tan libremente si no tiene quién le cubra la espalda”.

El Regreso de los Piratas

Lo que sucede en Campeche recuerda estampas coloniales. Lanchas pequeñas, motores ruidosos, hombres con pasamontañas que trepan por escaleras improvisadas. Pero ahora llevan rifles, radios y rutas claras.
El modus operandi es repetitivo:

1. Llegan de noche en lanchas rápidas.
2. Amenazan al personal, obligan a encerrarse.
3. Roban equipos: radios, respiradores, herramientas.
4. En ocasiones, transfieren combustible a embarcaciones mayores.
5. Desaparecen sin dejar rastro.
En palabras de un marino mercante retirado:

“Ya no hablamos de piratas románticos. Estos son huachicoleros en el mar. Se llevan desde un par de bombas hasta combustible por miles de litros. El mar les da ruta y anonimato. El Golfo es enorme, imposible de vigilar por completo”.

Huachicol Fiscal, la Otra Cara

Pero el robo físico es solo la superficie. Detrás se oculta un monstruo más sofisticado: el huachicol fiscal. Aquí el saqueo no se da con armas, sino con facturas. Empresas fachada simulan importaciones de combustible, manipulan aduanas y usan rutas marítimas para meter miles de litros sin pagar impuestos.

Investigaciones recientes han documentado cómo en 2025 se realizaron detenciones y decomisos millonarios de combustible introducido ilegalmente. Es un fraude de gran escala, que drena recursos al erario tanto como las balas y las lanchas en altamar.

Un Analista en Seguridad Energética lo Dice Claro:

“El huachicol fiscal es la cara de corbata del robo. Los piratas son la fuerza bruta; los contadores falsos son la inteligencia. Juntos forman una maquinaria que sangra a PEMEX y al país entero”.

La Vida en la Plataforma

Los testimonios de trabajadores son crudos. Algunos aceptan hablar con voz distorsionada:

“Una noche nos dijeron que no apagáramos las luces. Era señal para ellos. Llegaron en tres lanchas. Entraron disparando. Se llevaron radios, herramientas. Nosotros nos encerramos en el cuarto seguro. Pasaron veinte minutos eternos. Cuando salimos, ya no estaban”.

Otro Ingeniero Naval Recuerda:

“En 2018 mataron a un compañero en un asalto en altamar. No se habla de eso porque daña la imagen de la empresa. Pero aquí hay muertos, desaparecidos, gente con traumas. Los piratas no negocian, gritan y amenazan”.

 

La Respuesta Oficial

PEMEX denuncia. La FGR investiga. La Secretaría de Marina despliega lanchas de patrullaje. Y, en algunos casos, hay resultados: detenciones puntuales, decomisos de embarcaciones. Pero la percepción en el terreno es otra:

“Los agarran, pero a la semana ya hay otros. Es un negocio enorme. Alguien compra lo robado, alguien lo distribuye. Si no cortan la cadena completa, esto no se acaba”.

La misma Marina reconoce el reto: vigilar un mar de más de 50 mil km² con recursos limitados. La Sonda de Campeche es un gigante imposible de cubrir 24/7.

El Costo Invisible

El impacto no solo se mide en pesos.

• Riesgo humano: trabajadores bajo amenaza, con secuelas psicológicas.
• Riesgo ambiental: cada extracción ilegal puede causar un derrame en un ecosistema frágil.
• Riesgo económico: menos producción, más gasto en seguridad, menos inversión.
Un ex directivo de PEMEX advierte:

“El mensaje es devastador: si no puedes proteger tu riqueza estratégica, no puedes proteger tu soberanía. Hoy el petróleo de México es rehén de piratas modernos”.

Campeche Bajo la Lupa Mundial

El fenómeno no pasa desapercibido fuera de México. Organismos internacionales han señalado que la piratería en el Golfo afecta la seguridad marítima de toda la región. Cada incidente erosiona la confianza de inversionistas y socios comerciales. Mientras, las tripulaciones extranjeras que prestan servicio a PEMEX temen tocar aguas campechanas.

El Golfo como Botín

La historia se repite. Ayer fueron corsarios, hoy son huachicoleros. Ayer ondeaban banderas negras, hoy usan facturas falsas y armas automáticas. El resultado es el mismo: un país saqueado desde el mar.

Los trabajadores saben que cada madrugada puede llegar una lancha con hombres encapuchados. Los marinos saben que el Golfo es demasiado grande para cubrirlo. Y el Estado sabe que está perdiendo miles de millones en su recurso más estratégico.

La pregunta queda flotando en el aire, tan densa como el olor a crudo en Campeche:

¿Quién controla realmente el mar que sostiene a México? Es obvio que el Gobierno Federal no.

 

Con Datos del Sistema de Notícias CAMBIO 22

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