Los Alumnos de García Luna o el Acomodo de Capella Ibarra en la Policía Quintana Roo
24 Sep. 2022Renán Castro Madera/CAMBIO 22
La curricula de Manelich Castilla Craviotto nuevo Secretario de Seguridad Pública en el estado, coincide en algunos puntos con la presentada en su momento por “el super policía” joaquinista Jesus Capella Ibarra. Esperemos que no sea más de lo mismo.
Sin embargo, se hace justo otorgarle el derecho de la duda al trabajo que desarrollará en este próximo quinqueño, de la mano de la gobernadora Mara Lezama Espinosa.
Pero al mantener la cercanía con el principal causante de la violencia y los ríos de sangre que corren a diario en caminos, calles y avenidas de poblados y ciudades quintanarroenses, la sociedad sumado al sentir del personal de tropa de la Policía Quintana Roo, le exigen alejarse del sendero que recorrió el amigo personal de Carlos Joaquín González.
Jesus Alberto Capella Ibarra no se ha ido ni pretende alejarse del estado porque nadie lo contrata en este país, producto de los malos resultados obtenidos aún cuando manejó uno de los presupuestos en materia de seguridad más abultados en la historia de este país.
Aquí no aplica aquella vieja excusa tan trillada y molesta para la mayor parte de la ciudadanía, “sentamos las bases para que la continúen los que nos releven en el cargo”.
El fracaso sangriento que heredan a sus sucesores jamás había ocurrido en ninguna entidad de la zona sureste del país.
Convirtieron a Quintana Roo, en las principales sedes de organizaciones criminales que operan desde aquí, sus estructuras operativas que combaten en otras entidades.
Tal es el caso del cártel de Caborca que dirige José Gil Caro Quintero “El Pelo Chino” que se asentó en la ciudad de Chetumal, en dónde mantiene en una amplia nómina a militares, Guardia Nacional, Fiscalía de Quintana Roo y Policía Quintana Roo y medios de comunicación.
Y esta tan sólo es una pequeña muestra del porqué tiñeron de sangre a Quintana Roo, sea por complicidad u omisión, así de sencillo.
Capella Ibarra, según comentan los propios elementos de tropa heredará la mayor parte de su infraestructura incluyendo a sus severamente cuestionados jefes y comandantes, que serán inamovibles.
Señor secretario Castilla Craviotto, sepa usted que Capella Ibarra, el que dicen que será su principal asesor es aquel que se imponía sobre las órdenes de su jefe, el titular del ejecutivo estatal en la toma de decisiones y manejo del proyecto de seguridad pública diseñado y aplicado para fracasar en Quintana Roo.
Ejemplo de ello se constató en la ceremonia de inauguración del Centro de Control y Comando (C-5) de la Policía Quintana Roo ubicado en Cancún.
En ese entonces quien giraba todas las órdenes en tan importante evento era Capella Ibarra, en tanto Carlos Joaquín, lucía como un invitado más a la fiesta de apertura del millonario edificio.
Al fin y al cabo el destacado (o así lo hacía sentir) era su “súper policía” Capella Ibarra, quien disfrazado con uniforme e insgnias de titular de la corporación evidenciaba sin el menor pudor la mentira que había tenido su jefe el ejecutivo del estado.
En la única entrevista que sostuve con Capella Ibarra me presumió su amistad con Manelich Castilla, Luis Cárdenas Palomino, y otros que hoy son prófugos de la justicia o han sido ejecutados.
Esa noche con sumo orgullo me dijo que formaba parte de la generación de policías entrenados y capacitados por Género García Luna.
Resaltaba que la mayoría venían de la carrera de abogacía y que habían dirigido organizaciones no gubernamentales en dónde habían demostrado su valor, capacidad e inteligencia a veces por arriba de algunos militares.”Nosotros transformaremos a la policía Mexicana”, repetía con insistencia.
Corría el mes de septiembre del 2018, me hizo el favor de visitarme en mi oficina del periódico que en ese entonces dirigía.
Vísperas de las fiestas patrias, su ego era más grande que el abultado currículum que me presentaba en esa larga charla que sostuvimos en ese entonces.
El 26 de ese mismo mes tomaba formalmente las riendas de esa importante secretaría, aunque apantallador había algo en él que no me inspiraba confianza.
Poco le duró presumir la amistad y enseñanza de García Luna, pues el 10 de diciembre del 2019, el gobierno de Estados Unidos, detenía al jefe policiaco calderonista en Grapevine, en el estado de Texas, bajos los cargos de nexos con el narcotráfico entre otros delitos.
Paupérrima fue nuestra relación laboral, cómo mínima la duración de la esperanza de cambios en materia de seguridad para el estado, tanto que durante el sexenio que fenece llegaron a la dolorosa cifra de más de dos mil 900 personas desaparecidas forzadamente, por mencionar uno de los más relevantes.
Cifra que en otros países del mundo debería ser juzgado por crímenes de Lesa Humanidad.
Nunca se fue del estado, nunca dejó de dirigir la Policía Quintana Roo, pese a que gran parte de su cuerpo de comandantes se albergan en las nóminas de los grupos criminales que operan aquí.
Y que Carlos Joaquín de manera tramposa engañaba al pueblo de Quintana Roo, con un falso despido que nunca ocurrió como se encargó de demostrarlo Capella Ibarra en varias entrevistas televisadas y en conferencias en dónde se presentaba como el titular de la Secretaria de Seguridad Pública de Quintana Roo, ante el beneplácito del club de aduladores que mantenía en nómina, en especial periodistas de la ciudad de México.
Su despido de la titularidad de la Policía Quintana Roo, era más que inevitable tras el ataque a balazos que llevaron a cabo elementos de la corporación cancunense (encuadrada en el mando único) en contra de un grupo de manifestantes feministas en su mayoría, aquella tarde noche del 10 de noviembre del 2020 y en dónde resultaron lesionadas varias personas entre ellas dos periodistas de medios locales.
Hoy pretende perpetuarse en el poder a través del nuevo secretario y pretende mediante la estructura de mando que armó durante más de cuatro años para seguir girando órdenes en la ensangrentada Quintana Roo.
Esperemos que recapacite nuestra gobernadora y exija orden y reconciliación de su secretario con el pueblo bueno que radica en nuestra entidad.
Quintana Roo se lo merece y exige acabar con la violencia extrema en que las huestes de Capella Ibarra han sumido al estado.
Lo primero que deben hacer para comprobar que hay un cambio verdadero es romper esas cadenas de complicidades que enraizaron Carlos Joaquín González y su grupo de filibusteros, mismos que dejaron al estado, en su peor etapa de gobernanza.
P.D. Creo que si hay alguien que le dará trabajo a Capella Ibarra, se trata al parecer de la presidenta municipal de Solidaridad Lili Campos Miranda. El Rumor ha cundido desde las primera horas de este día. La insistencia del nombre de Tassinari en varias narcomantas obliga a la edil a realizar el cambio, nos dicen los que saben
¡Ni manera!
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