Colocación de una Bandera Reaviva Viejo Conflicto Territorial entre Belice y Guatemala

• Fue retirada por intervención de ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa y Gobernación de ambas naciones

Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22

CHETUMAL, 16 de septiembre. – La colocación ilegal de una bandera guatemalteca en la isla de Sarstún volvió a encender las tensiones con Belice, reabriendo un diferendo histórico que parecía bajo control diplomático. Un video difundido en redes sociales muestra el momento en que militares de ambos países se enfrentaron verbalmente tras la incursión guatemalteca en aguas reconocidas por Belice como parte de su territorio. Aunque la bandera fue retirada por intervención de ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa y Gobernación de ambas naciones, el hecho dejó en evidencia lo frágil del equilibrio fronterizo.

El Gobierno de Belice reaccionó con firmeza y anunció que presentará una protesta formal ante las instancias internacionales por la violación a su soberanía. Reiteró su compromiso de proteger la integridad territorial y de que sus fuerzas de seguridad actúen bajo el marco del estado de derecho, sin descuidar la defensa de los intereses nacionales. Esta respuesta diplomática busca marcar un precedente, justo en un momento en que la disputa territorial se encuentra bajo la lupa de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La tensión surge en un contexto particularmente sensible. La histórica disputa tiene sus raíces en el Acuerdo Anglo-Guatemalteco de 1859, que establecía límites, pero dejaba obligaciones ambiguas en cuanto a infraestructura. Desde entonces, Guatemala ha reclamado unos 11 mil kilómetros cuadrados del territorio beliceño, casi la mitad de su superficie, comprendidos entre los ríos Sarstún y Sibún. Este diferendo se mantiene como uno de los más longevos en América Latina.

En 2019, Belice realizó un referéndum en el que su población votó a favor de llevar el caso ante la CIJ, siguiendo los pasos de Guatemala, que ya había aceptado el arbitraje internacional. Ahora, la Corte ha fijado la primera audiencia oral para el 24 de noviembre de 2025, donde Belice deberá defender de manera directa su soberanía frente al reclamo guatemalteco. El resultado del proceso, aunque definitivo y vinculante, podría tardar varios años en conocerse.

Con un fallo en el horizonte y un clima de incertidumbre en la frontera, tanto Belice como Guatemala enfrentan el reto de contener las provocaciones y apostar por la vía diplomática para resolver una disputa que, de no manejarse con prudencia, podría escalar más allá de los foros judiciales.

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