Ganaderos en Rezago: Sacrificio Clandestino de Reses Persiste en José María Morelos

Redacción/CAMBIO 22

JMM, 14 de septiembre. – A pesar de que el rastro municipal cuenta con capacidad instalada para operar de manera regular, en más de un año apenas una res ha ingresado de manera legal. La razón no es falta de voluntad ni de infraestructura, sino el rezago de los productores pecuarios que no han puesto en regla sus Centros de Producción, condición indispensable para movilizar y sacrificar ganado conforme a la normatividad vigente.

La ley es clara: todo semoviente que llegue al rastro debe contar con registro y guía de movilización. Sin embargo, la realidad muestra otra cara. En carnicerías de la cabecera municipal se expende carne de res cada fin de semana, lo que revela la existencia de sacrificios clandestinos que ponen en entredicho el control sanitario y la seguridad alimentaria de los consumidores.

Miguel Tuyub, director del rastro municipal, explicó que, ante esta situación, se busca reforzar la verificación directa en los puntos de venta.

“El estado nos ha dado la oportunidad de que el médico veterinario del rastro visite cada carnicería con venta de carne bovina. Habrá revisiones momentáneas y estamos buscando la manera de que el producto salga directamente del rastro”, señaló.

El funcionario recalcó que el problema no recae en los comerciantes ni en los consumidores, sino en la falta de regularización de los ganaderos. Mientras no actualicen sus Unidades de Producción Pecuaria, sus animales no podrán ser movilizados ni sacrificados en instalaciones oficiales, lo que perpetúa la clandestinidad.

La falta de ingresos legales al rastro municipal no solo limita la recaudación, sino que también afecta la transparencia y el control sanitario en la cadena de producción cárnica. Para los consumidores, la incertidumbre recae en la calidad de la carne que llega a sus mesas, sin la garantía de haber pasado por revisiones veterinarias.

De lograrse la regularización, José María Morelos contaría con un rastro que no solo funciona como centro de sacrificio, sino como pieza clave en la vigilancia de la salud pública, asegurando que cada corte de carne provenga de procesos legales y sanitariamente aprobados.

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