Hallan que Algunas Aves Australianas Cambian de Sexo Posiblemente por la Contaminación
15 Ago. 2025
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Investigadores identifican un fenómeno inusual que podría estar ligado a alteraciones hormonales
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El estudio advierte sobre el impacto ambiental en la biología y reproducción de estas especies
Redacción / CAMBIO 22
Un estudio liderado por la Universidad de Sunshine Coast (UniSC) ha descubierto que la inversión sexual —fenómeno en el que un individuo presenta características físicas de un sexo pero la composición genética del otro— es más frecuente en aves silvestres de lo que se pensaba, lo que podría tener consecuencias significativas para especies amenazadas.
La investigación, publicada en la revista Biology Letters, analizó cerca de 500 ejemplares de cinco especies australianas —entre ellas urracas, cucaburras, palomas y loris— y encontró que hasta un 6% de las aves examinadas mostraban esta discrepancia entre su sexo genético y sus rasgos físicos o reproductivos.

Esto indica que la determinación del sexo en aves silvestres es más flexible de lo que creíamos y puede persistir hasta la edad adulta, explicó la profesora asociada Dominique Potvin, coautora del estudio.
Los ejemplares, que habían sido ingresados en hospitales de vida silvestre del sureste de Queensland por lesiones o enfermedades no relacionadas con el estudio, fueron examinados post mortem. Los investigadores identificaron sus órganos reproductivos y luego analizaron su ADN para determinar su sexo genético.
Los investigadores encontraron que el 92% de las aves con inversión sexual eran genéticamente hembras pero poseían órganos reproductivos masculinos. Además se documentó un caso excepcional: una cucaburra genéticamente macho que, sin embargo, presentaba folículos ováricos grandes y un oviducto distendido, indicando que había producido huevos recientemente.
Aunque la inversión sexual es un fenómeno conocido en peces, anfibios y reptiles, rara vez se ha observado en aves y mamíferos silvestres. Este estudio establece una base para comprender su prevalencia en las poblaciones de aves australianas y sus posibles causas.

Según la autora principal, la doctora Clancy Hall, la presencia de individuos con inversión sexual podría afectar el éxito reproductivo de las poblaciones silvestres, especialmente en especies ya amenazadas. Esto puede derivar en proporciones de sexo desequilibradas, reducción en el tamaño poblacional, cambios en las preferencias de apareamiento e incluso declives demográficos, advirtió Hall, quien dirigió el estudio como parte de su investigación doctoral en UniSC.
El fenómeno también pone en entredicho los métodos tradicionales para determinar el sexo en aves, como el análisis de marcadores genéticos, el plumaje o el comportamiento. Hemos demostrado que el ADN no siempre refleja el sexo real del individuo, señaló Hall. Muchos investigadores toman muestras genéticas de sangre o plumas y asumen que el resultado es definitivo, pero este podría ser erróneo hasta en un 6% de los casos.
Para el estudio, las aves con inversión sexual se clasificaron en tres categorías: machos genéticos con fenotipo completamente femenino, hembras genéticas con fenotipo completamente masculino y aquellos que mostraban una combinación de características testiculares y ováricas.
Las causas exactas de la inversión sexual en aves siguen sin estar claras, aunque los investigadores sugieren que factores ambientales —como la exposición a químicos disruptores endocrinos o niveles elevados de hormonas de estrés— podrían estar influyendo en el desarrollo sexual.
Un dato revelador fue que la cucaburra genéticamente macho pero reproductivamente activa se encontró en una zona agrícola periurbana, donde este tipo de contaminantes suele acumularse.
El equipo de investigación, que incluyó al doctor Gabriel Conroy, experto en ecología, y a la doctora Martina Jelocnik, microbióloga, así como al candidato a doctorado Vasilli Kasimov, subraya la necesidad de más estudios para entender los detonantes ambientales y el impacto a largo plazo en especies vulnerables.
Comprender cómo y por qué ocurre la inversión sexual es crucial tanto para la conservación como para mejorar la precisión en los estudios ornitológicos, concluyó Potvin.
El estudio plantea nuevas preguntas sobre cómo la actividad humana —y sus efectos colaterales en los ecosistemas— podría estar alterando procesos biológicos fundamentales en especies que, hasta ahora, se consideraban menos susceptibles a estos cambios.
Fuente: La Brujula Verde
GPC/MER




















