Debido a la nocividad del agua y los riesgos para quienes visitan sus playas, Yucatán verá afectados su pesca, el turismo y la economía por la marea roja que aquí te decimos qué es y que en un principio las autoridades negaron, pero que el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) ya confirmó y que podría golpear al estado tanto o más como la de 2022.
¿Hay marea roja en Yucatán?
Según las autoridades de Yucatán, luego de recorridos y monitoreos realizados “se identificó florecimiento algal nocivo (FAN) frente a Progreso, Chuburná y Chelem, sin evidencia de toxicidad para la población, pero que requiere medidas preventivas y vigilancia continua”, descartando así la marea roja que aquí te decimos qué es, aunque ese mismo fin de semana también circularon videos del puerto de Chuburná en los que se observan peces muertos y algunos más arrastrados a las costas.
Respecto a si hay o no marea roja en Yucatán, la respuesta final es que sí, aunque el Cinvestav también fue claro en informar que el FAN es no tóxico y que nunca en la historia de la entidad se ha registrado un número extraordinario de microorganismos productores de toxinas en el mar, que en combinación con diversos factores del medio ambiente “envenenan” a peces, mariscos y mamíferos con los que tienen contacto.
Por esta razón ocurren las mareas rojas
Para determinar si las playas son saludables o no para la salud, la pesca y la actividad económica se debe considerar que hay diferentes tipos de FAN: tóxico, que afecta directamente a la fauna y a la salud humana, así como no tóxico, que pone en riesgo particularmente a organismos marinos, ya que por su abundancia les llegan a tapar las branquias, además de que causa bajas concentraciones de oxígeno en las playas.
El florecimiento algal es común en el Golfo de México y otras playas y ocurre cuando la abundancia de partículas de fitoplancton es de miles o decenas de miles por litro (mil a menos de 100 mil células), pero es nocivo es cuando las concentraciones llegan a cientos de miles o millones por litro (500 mil a un millón o más partículas), lo que cambia incluso la coloración del agua y provoca daños a los organismos vivientes en la zona.