Estudio Revolucionario Desafía la Teoría de la Evolución: Los Primates que Surgieron del Frío
12 Ago. 2025
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Nuevas investigaciones sugieren que los primates podrían haber evolucionado en condiciones más frías de lo que se pensaba
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Este hallazgo cuestiona las teorías anteriores y abre nuevas perspectivas sobre la adaptación de los primates en diferentes climas
Redacción / CAMBIO 22
Durante décadas los libros de biología nos han enseñado que los primates —el grupo que incluye a monos, simios y humanos— se originaron en las cálidas selvas tropicales. Pero un estudio publicado en la revista PNAS por investigadores de la Universidad de Reading (Reino Unido) desmonta esta idea.
Según la investigación los primeros primates evolucionaron hace 66 millones de años en climas fríos y estacionales, probablemente en Norteamérica, donde enfrentaron inviernos helados y veranos calurosos.
El hallazgo, basado en modelos estadísticos y datos fósiles, contradice la llamada hipótesis de la selva tropical cálida, que ha dominado la ciencia evolutiva durante más de 40 años. Durante décadas, la idea de que los primates evolucionaron en bosques tropicales húmedos no se cuestionó. Nuestros resultados cambian por completo esa narrativa. Resulta que los primates no surgieron de junglas exuberantes, sino de entornos fríos y estacionales en el hemisferio norte, afirma el Dr. Jorge Avaria-Llautureo, autor principal del estudio.

De Norteamérica al mundo, una odisea climática
El equipo reconstruyó el clima y la ubicación de los ancestros de los primates utilizando fósiles y simulaciones paleoclimáticas. En el 70% de los análisis el ancestro común de todos los primates modernos se ubicó en Norteamérica, mientras que en el 30% restante apareció en Europa occidental.
Ambos escenarios apuntan a un clima clasificado como “frío” (tipo Dfa en el sistema Köppen-Geiger), con temperaturas bajo cero en invierno y superiores a 22°C en verano.
Estos primeros primates no llegaron a los trópicos hasta millones de años después. Primero habitaron zonas templadas, luego áreas áridas y, finalmente, las selvas tropicales donde hoy viven la mayoría de las especies. Los primates se expandieron a través de climas diversos antes de quedar confinados en los bosques tropicales modernos, señala el estudio.
El secreto de su supervivencia: moverse rápido o hibernar
El cambio climático local —no el global— fue clave para su evolución. Cuando las temperaturas o las lluvias variaban bruscamente los primates que lograban desplazarse más lejos (un promedio de 561 km) tenían mayor éxito que los que se quedaban en zonas inestables (137 km). Además, las tasas de especiación aumentaban cuando el clima cambiaba rápidamente.

¿Cómo sobrevivieron a los inviernos gélidos? Los investigadores sugieren que podrían haber hibernado, como hacen hoy los lémures enanos de Madagascar, que se entierran bajo raíces y hojas para evitar la congelación. Es posible que el ancestro común de los primates redujera su metabolismo durante los meses fríos, similar a los osos, explica el estudio.
La hipótesis de la selva tropical se basaba en la distribución actual de los primates y en fósiles hallados en latitudes que se creían tropicales, pero el nuevo análisis demuestra que esas regiones eran frías durante el Paleoceno-Eoceno. Los primates no dependieron de climas tropicales para su dispersión. Más bien, fueron entornos variables los que impulsaron su radiación evolutiva, concluyen los autores.
El estudio también revela que los períodos de calentamiento global como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM), no aumentaron la diversificación de los primates, como se pensaba. En cambio, fueron los cambios locales —ya fuera hacia climas más secos, húmedos, fríos o cálidos— los que marcaron su destino.
Entender cómo los primates ancestrales enfrentaron el cambio climático ofrece lecciones para la crisis actual. Saber cómo sobrevivieron a entornos volátiles nos ayuda a predecir cómo las especies modernas responderán a los cambios ambientales, destaca Avaria-Llautureo.
El estudio cierra con una reflexión contundente: Los primates que fracasaron fueron aquellos que no pudieron moverse hacia climas más estables cuando su entorno local cambió demasiado rápido. Un recordatorio de que en la naturaleza, la adaptación es cuestión de movimiento —y de suerte—.
Fuente: La Brujula Verde
GPC/MER




















