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• El hijo mayor del expresidente Andrés Manuel López Obrador es expuesto como otro ejemplo de que la élite de la 4T predica la austeridad, pero practica la opulencia

 

Redacción / CAMBIO 22

CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto.- Pese a los constantes llamados de la presidenta Claudia Sheinbaum a los militantes de Morena para ajustarse a la austeridad y vivir en “la justa medianía”, José Ramón López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, goza de sus vacaciones en exclusivo resort en la Riviera Maya.

Este nuevo escándalo se suma al protagonizado por su hermano “Andy” López Beltrán, quien recientemente vacacionó en Japón, ante las “extenuantes jornada de trabajo” al interior de su partido, según una carta que publicó.

Las críticas contra el hijo mayor del expresidente no solo son las lujosas vacaciones, sino que además se hospeda en un hotel propiedad del empresario Daniel Chávez, que fue beneficiado en el pasado sexenio de su padre, su compadre.

Un reportaje del portal Entorno.mx exhibió a López Beltrán disfrutando de la alberca del complejo Vidanta Riviera Maya, cuyos precios oscilan de los 9 mil 800 pesos (los más accesibles) a 30 mil pesos por noche.

El reportaje menciona que el hijo mayor del expresidente no conoce la “justa medianía”, pues mientras su familia política insiste en que “no son iguales”, él disfruta de una vida que muy pocos mexicanos pueden siquiera imaginar, pues desde hace 2 semanas se hospeda en el complejo turístico ubicado entre Playa del Carmen y Puerto Morelos.

“Vidanta no es un hotel cualquiera. Es una cadena de resorts de lujo con suites que arrancan en los 9 mil 800 pesos por noche en su gama más accesible (The Grand Mayan) y que pueden alcanzar hasta 30 mil pesos por noche en su categoría Grand Luxxe. Las villas privadas pueden superar los 80 mil pesos por noche, dependiendo de la temporada y los servicios contratados.

Una estancia de 14 días consecutivos, en el rango más bajo, representa un gasto de al menos 137 mil pesos, y podría llegar fácilmente a 400 mil pesos con amenidades, alimentos gourmet, spa, actividades exclusivas y traslados incluidos. Todo esto mientras millones de mexicanos sobreviven con salarios mínimos, transporte colapsado y hospitales en crisis.

Y según las familias cercanas a la pareja del bienestar vacacional, podrían extender su estancia una semana más”, dice el reportaje.

No es la primera vez que López Beltrán está en el ojo del huracán por sus lujos. Recordemos la “casa gris” en Houston, símbolo de la incongruencia entre el discurso de austeridad y la vida de privilegios.

Una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló en 2019 que López Beltrán y su pareja, Carolyn Adams, vivieron en una propiedad de un ejecutivo de Baker Hughes, una empresa que tenía contratos con Pemex.

Esto generó críticas por un posible conflicto de interés, especialmente por el contraste con el discurso de austeridad de su padre mientras ejercía el poder en México.

En su momento, López Beltrán negó estas acusaciones, argumentando que su vida es totalmente transparente pese a no ser funcionario público.

De igual forma, ha sido criticado por su estilo de vida, incluyendo la posesión de artículos de lujo y viajes a lugares como Aspen o Venecia, lugares que son inaccesibles para la mayoría de los mexicanos.

También suele protagonizar pleitos en la red social X contra adversarios de la Cuarta Transformación.

Recientemente, ante las imágenes que circulan de un viaje a Venecia, Italia, al mismo tiempo que se criticaba el viaje de su hermano “Andy” a Japón, José Ramón López Beltrán acusó que la única propuesta de la oposición es espiar vidas privadas, ya que se trata de un video viejo.

Ahora, la polémica se repite con una diferencia: el hotel donde vacaciona pertenece a Daniel Chávez, empresario fundador y dueño de Grupo Vidanta, asesor honorario del Tren Maya y compadre del expresidente.

Entre 2019 y 2020, Grupo Vidanta obtuvo del gobierno de López Obrador la ampliación por hasta 15 años de al menos tres concesiones federales para operar playas en Nayarit, Jalisco y Guerrero.

También recibió dos nuevos permisos adicionales para playas en Acapulco y Puerto Vallarta, permitiéndole explotar y usufructuar extensas zonas federales. Eso sumado a otros proyectos, prórrogas y concesiones.

El reportaje señala que no critica el origen de los recursos para sus vacaciones, sino la desconexión con el país real, que rompe con la narrativa de austeridad cada vez que los hijos del poder son captados en hoteles de lujo, vuelos internacionales o destinos reservados para la élite, que contradictoriamente predica la humildad y practica la opulencia.

 

 

 

(Con información de Entorno.mx y Político.mx)

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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